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Entrevista a Pachy Carrasco Aldea
El arte del dolor
Por | Fotografía: Diego Cabrera
Foto: La muestra de Pachy Carrasco se puede ver hasta fin de mes en Río Ceballos.
La madre de Fernanda Guardia, única sobreviviente de la Tragedia de Avenida Circunvalación, cuenta cómo hizo para reinventarse desde el arte. El empoderamiento de su hija a través de la pintura.
Publicada el en Entrevistas

¿Cómo pintar, cómo escribir, cómo llevar a cabo cualquier disciplina artística después del horror? Pachy Carrasco Aldea sintió en carne propia cómo esa pulsión artística se hacía trizas aquel 17 de mayo de 2021, cuando un conductor borracho y drogado se llevaba la vida de Sol Viñolo, la pareja de su hija Fernanda y de Agustín Burgos, un amigo que había ido a acompañarlas mientras esperaban por una grúa que nunca llegó.

Lo que siguió, hoy resuena como destellos de un mal sueño: ambulancias, cementerios, hospitales, juicios y un largo derrotero que le demandó a Fernanda más de un año y medio de rehabilitación hasta que pudo volver a ponerse en pie, aún hoy ayudada por muletas.

Pachy Carrasco tiene 65 años y llegó de su Curicó natal (Chile) hace casi cuarenta años para radicarse en Río Ceballos. Abocada por completo a su rol de madre -tiene cinco hijos: Daniela (36), Fernanda (35), Marina (33), Simón (30) y Felipe (25)-, se inclinó por la pintura y la escultura recién cuando éstos empezaron a volar con alas propias.

Pero la tragedia supuso un brusco parate en su actividad artística y la llevó a concentrarse de lleno no solo en la recuperación de su hija, sino en una larga lucha porque se hiciera justicia, que culminó el 27 de mayo del año pasado. Tras el juicio en el que se condenó a Alan Amoedo a nueve años de prisión por homicidio simple con dolo eventual, ella volvió a agarrar sus pinceles y plasmó en una primera pintura a su hija Fernanda, fortalecida, viva, empoderada.   

De muy bajo perfil -dice que siempre que mira sus obras siente que no están terminadas-, hoy expone por primera vez parte de su trabajo en un espacio de arte en Río Ceballos.

- ¿Cuándo te viniste a vivir a Córdoba?

- Me vine en el ‘83 con una amiga y me quedé. Mi amiga era colombiana y tenía un tío acá, entonces nos vinimos y empecé a moverme, a trabajar en publicidad. Yo soy diseñadora gráfica publicitaria, estudié en la Universidad de Chile y empecé a trabajar con Clever Abreu (NdeR: reconocido locutor, periodista, conductor y productor uruguayo), que tenía en esa época una agencia de publicidad. Después conocí a Daniel (Guardia, su esposo), nos casamos y empecé a tener hijos, tuve cinco. Siempre tuve esta inquietud artística, pero con tantos hijos y con nuestras familias lejos -la mía en Chile y la de Dani a doscientos kilómetros de acá-, dejé de trabajar para cuidarlos y dedicarme a ellos.

- O sea que durante ese tiempo no hacías nada vinculado al arte.

- En algunas oportunidades hacía algunos tallados en madera. Quise estudiar arte, pero no se dio. Yo sentía igual que tenía esa cosa del arte metida adentro, dando vueltas. Con los chicos no pude seguir, pero inventé un objeto que vendí por toda Argentina y con el que viajamos por todo Brasil; ahí nos fue muy bien porque vendíamos al por mayor. Luego estuvimos en la Feria de Diseño de Milán. Yo diseñaba y Daniel hacía toda la parte comercial.

- ¿Qué objeto era?

- Era una flor de cuero, un objeto muy femenino que servía para el pelo, para sujetar una cortina o podías llevarlo como prendedor; lo hacíamos de muchos colores. Luego los chicos crecieron, se fueron yendo y yo entendí que empezaba mi momento, que ya podía dedicarme más a mí, a hacer las cosas que me gustaban. Entonces empecé a hacer pintura y después escultura.

- ¿Todo de manera autodidacta?

- Sí. Todo. Yo trabajo la madera y la cerámica. Pero no me gusta trabajar la cerámica con moldes, sino modelar con mis propias manos. Luego empecé a incursionar en la piedra, eso fue alucinante porque se trabaja con amoladora, con herramientas duras: cincel, martillo. Es otra cosa y para eso se necesita un espacio especial y mucha fuerza.

- ¿Cuál es el material que más te gusta trabajar?

- Me gusta mucho la piedra, pero me falta un lugar donde hacerlo porque se necesita un taller para eso.

- ¿Cómo te decidiste a hacer esta muestra?

- La dueña del espacio me ofreció el lugar cuando vio una pintura que le hice a Fernanda después del juicio, cuando volví a pintar, porque antes no podía. A mí me gusta mucho hacer a la mujer en todas sus facetas y la vi a ella más empoderada, más ella, más renovada, con un poco más de paz. Después del juicio pensé que tenía que reinventarme, empezar de nuevo porque con esto de la tragedia no podía pintar, sentía que no había forma de hacer nada.

- Estuviste muy enfocada a lo que significó la lucha.

- Sí. A eso, pero también a los chicos y a la recuperación de Fernanda. No tenía energía, no podía ni agarrar un pincel.

- ¿Y cómo fue volver a pintar después de todo lo que pasó?

- Bueno, volví con ese cuadro que te contaba, que le hice a Fer después que terminó el juicio. Un día me dije: tengo que volver a pintar. Y todo el tiempo se me metía Fer en la cabeza. Entonces hice esta pintura en la que se la ve muy empoderada, con su perra al lado.

- Esa pintura es el reflejo de alguna manera de lo que le dejó a ella toda la lucha porque se hiciera justicia.

- Sí, creo que es justamente eso. Y bueno, a partir de ahí empecé a hacer otras cosas. Pinté algunos cuadros más, pero estoy todavía en una búsqueda; creo que uno nunca termina de encontrarse. Sigo con una búsqueda de diferentes formas de pintar. 

- ¿Creés que el arte sana?

- Sí, claro que sí. Sana pero además también calma mucho. Y yo siento que tengo muchas cosas por hacer.

- ¿Es la primera muestra que hacés?

- Sola sí. Porque siempre he expuesto acompañando a alguien. Generalmente acompaño a amigos que hacen pinturas o esculturas y a los que las salas les quedan grandes. Entonces me llaman y yo me sumo con algunos trabajos míos. Pero sola no lo había intentado nunca, esta es la primera vez.

- ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?

- Me enfoco en lo que siento porque no he encontrado a alguien que me enseñe. Tú ves mi Instagram y es sólo arte, miro mucho. De ahí saco algunas ideas pero me enfoco básicamente en lo que siento. Ahora estoy ideando una serie a partir de un personaje, que también es una mujer.

- ¿Sos metódica en tu trabajo?

- No, de repente pasan semanas en las que no hago nada y otras en las que me levanto y ya me pongo a trabajar. Ni siquiera almuerzo.

- ¿Sos de bocetar mucho?

- No. Lo primero que me pasa es que empiezo a imaginar algo. Le doy vueltas y vueltas en la cabeza hasta que le doy forma. Es un proceso más intelectual que manual. Y luego, cuando me pongo, sale de un tirón.

- ¿Cuáles son tus planes para este año?

- Bueno, yo tenía el plan de empezar a trabajar en esto cuando los chicos se fueran de casa y después de la tragedia fue como empezar de nuevo. Y ahora es como que ya empiezo a reinventarme ocupándome de mí. Es algo que me llena y que me gusta. Y después de haber atravesado tanto dolor es algo que fortalece.

LA MUESTRA

Hasta fines de febrero en Espacio Marcantoni Arte (Sargento Cabral 37, Río Ceballos), la artista expone una serie de obras realizadas entre 2018 y 2022, un periodo que contempla diferentes técnicas y materiales: desde óleos y acrílicos hasta esculturas de distintas dimensiones, realizadas en cerámica y mármol.

Hoy su trabajo puede verse además en una sala ubicada en el bar cultural Río Arriba (en la localidad de Agua de Oro).

Guillermina Delupi
- Periodista -