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¿Quién quiere ser presidente?
Foto: Mimado por Infantino, Macri aspira a sucederlo al frente de la FIFA.
Sin oposición en las urnas, Gianni Infantino iniciará un nuevo período como titular de la FIFA el próximo 16 de marzo. Aunque la matriz del fútbol mundial ya le habilitó la chance de la “re-re”, el actual mandatario podría tener un competidor inesperado en 2027: Mauricio Macri.
Publicada el en Crónicas

“Los entresijos de la FIFA”, la miniserie documental que se estrenó a fines del año pasado en la plataforma Netflix, exhibe sin tapujos lo que algunos conocían, muchos intuían y el resto sospechaba: en lo más granado de la dirigencia del fútbol, las traiciones están siempre a la orden del día.

Sin demasiados rodeos, el primer episodio revela cómo el suizo Joseph Blatter, desde su influyente cargo de secretario general, negoció con su silencio el pase a retiro del brasileño Joao Havelange, ni más ni menos que su mentor, para convertirse en el dueño de la pelota entre 1998 y 2015.

Su sucesor, el suizo-italiano Gianni Infantino, podría probar de la misma medicina más temprano que tarde, a pesar de que ya tiene asegurada su continuidad hasta 2027 y que entre gallos y medianoche el Consejo de la FIFA le habilitó la “re-re” para un eventual mandato de cuatro años más.

El calvo abogado encontró a su propio Ricardo Bustos Fierro en el Comité de Gobernanza, Auditoría y Cumplimiento de la matriz del fútbol internacional, que en un trámite express entendió como “no computable” el período 2016-2019 para el límite de tres gestiones consecutivas impuesto tras el escándalo de corrupción que terminó con la suspensión de Blatter.

Desde el máximo cargo ejecutivo de la Fundación FIFA, Mauricio Macri espera agazapado el momento para blanquear sus ambiciones presidenciales en la multinacional del fútbol. El ingeniero ya anduvo de “rosca” en el Mundial de Qatar, donde jugó su propio partido en los pasillos y los palcos de los lujosos estadios construidos en base a la explotación laboral que él mismo elogió: ”Todo esto fue posible porque aquí no existen los gremios”. La nueva aventura quizá termine siendo un premio consuelo para el líder del PRO. En la cancha grande de la política, el ‘Círculo Rojo’ de la Argentina ya le bajó el pulgar, luego de premiarlo por 48 veces consecutivas como “el empleado del mes” entre 2015 y 2019.   

Gianni

Infantino se adueñó de la pelota el 25 de febrero de 2016, tras ganar los comicios que le pusieron fin a un interinato de cuatro meses del camerunés Issa Hayatou, por entonces titular de la Confederación Africana de Fútbol. El “humo blanco” recién asomó en Zúrich tras el balotaje que coronó al letrado por encima del jeque bareiní Salman Bin Ebrahim al Jalifa, el príncipe jordano Alí Bin al Husein y el diplomático francés Jérome Champagne. “Quiero ser el presidente de todos”, declaró el nuevo ocupante del trono, que hasta ahí había jugado a la sombra de Michel Platini, célebre ex futbolista del seleccionado galo, en la cúpula del fútbol europeo.

El 5 de junio de 2019, en París, la reelección resultó un trámite para Infantino: las 211 federaciones habilitadas para votar lo proclamaron por unanimidad en su condición de único candidato. Ramón Vega, un ex futbolista suizo que jugó para el Tottenham inglés, el Cagliari italiano, el Celtic escocés, el Créteil francés y el Grashopper de su país, ni siquiera llegó a conseguir los cinco avales que exige el estatuto de la FIFA. “He viajado por todo el mundo, me he reunido con mucha gente de la política y del fútbol. Me han expresado su apoyo porque ven algo positivo que haya una alternativa y que sea todo más democrático”, había declarado el ex zaguero helvético antes de estrellarse contra la dura realidad.

El 73° Congreso de la FIFA, previsto para el próximo 16 de marzo en Kigali, la capital de Ruanda, consagrará a Infantino nuevamente sin oposición en las urnas y con el espaldarazo de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). “Tras una conversación acerca de la realidad actual y los escenarios futuros del fútbol sudamericano y mundial, las asociaciones miembro de la Conmebol otorgaron su apoyo unánime a Infantino”, comunicó el sitio oficial de la AFA en octubre del año pasado.

La dirigencia del fútbol europeo también respaldó la postulación del actual mandamás, aunque la reciente Copa del Mundo marcó un quiebre en la relación. “No estamos entre los países que apoyan a Infantino, y no lo vamos a estar”, declaró Jesper Moller, el presidente de la federación danesa, luego de la polémica que generó la prohibición del uso del brazalete ‘One Love’ durante el certamen. Alemania, Bélgica, Gales, Inglaterra, Países Bajos y Suiza -integrantes del Grupo de Trabajo de Derechos Humanos de la UEFA para la Copa Mundial de la FIFA 2022, junto a Suecia y Noruega- también habían decidido manifestarse en contra de las políticas de inclusión y derechos humanos del gobierno qatarí.

En el Viejo Mundo no son pocos los que se ilusionan con un ascenso del esloveno Aleksander Ceferin, uno de los ocho vicepresidentes de la FIFA, quien acaba de inaugurar su tercer período como mandamás de la UEFA. Ceferin, quien años atrás intentó seducir a Claudio “Chiqui” Tapia para sumar al seleccionado de la AFA a la Liga de Naciones de su continente, ha sido un férreo opositor a algunas de las iniciativas de Infantino. Por caso, el Mundial bienal, al que calificó como “un proyecto sin sentido”.

Mauricio

Merkel; Macron, Bin Salman, Xi-Jinping y Trudeau; Sánchez, Conte y Peña Nieto; Trump, Erdogan y Putin. Entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre de 2018, Macri estuvo al frente del G-20, el seleccionado de mandatarios y líderes de estados que se reunió en Buenos Aires, según cuentan, para tratar de arreglar el mundo. Para la ocasión, este pretendido dream team sumó algunos refuerzos: António Guterres, secretario general de la ONU; Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial; Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional; y Máxima Zorreguieta, que desde 2013 juega como Reina de los Países Bajos.  

Infantino pasó, vio luz y entró. Mejor dicho, lo metieron de prepo. El capo de la FIFA andaba dando vueltas cerca del Obelisco, luego de la frustrada revancha entre Boca y River por la final de la Copa Libertadores de América en La Bombonera -en el colmo de las paradojas, el partido terminaría jugándose en España-, cuando a Macri se le prendió la lamparita. De paso, tendría con quién hablar de fútbol, su tema favorito.

En el G-20, Infantino recibió trato de dignatario y hasta tuvo sus minutos de fama en una disertación que estaba fuera de la agenda de los ilustres visitantes. “El fútbol es capaz de reunirnos y de hacer del mundo un lugar más próspero, educado, igualitario y, tal vez, incluso más pacífico. Estas son también las prioridades de los líderes mundiales, y la FIFA se siente honrada de ser un socio creíble y fiable para ellos”, manifestó.

Entre tanto poder político, el hombre que alguna vez admitió un pasado de futbolista “con dos pies izquierdos”, y no precisamente los de Diego Maradona y Lionel Messi, se movió como pez en el agua. Apenas desentonó cuando llegó con una pelota a la gala del Teatro Colón. Antes de pegar la vuelta a Zúrich, Infantino se hizo tiempo para una escapadita a la Patagonia, invitado por el propio Macri. El anfitrión de ambos fue el magnate británico Joe Lewis, contacto estrecho del expresidente de la Nación y dueño de las famosas 12 mil hectáreas en Lago Escondido donde el año pasado se reunieron los funcionarios, jueces y empresarios que son investigados por “dádivas” por la Justicia Federal de Bariloche.

Mientras el titular de la FIFA disfrutaba los paisajes del sur argentino, una senadora rionegrina, Magdalena Odarda, denunciaba como “sospechosa” e “irregular” la compra de 28 mil hectáreas en la zona cordillerana de su provincia, y develaba en el Congreso el nombre del nuevo vecino de Lewis: Thamin bin Hamad Al Thani. Hablando en criollo, el emir de Qatar.

Al Thani es el grandote de bigotes que le colocó una capa a Messi, el bisht, antes de que el capitán argentino recibiera la tan anhelada Copa del Mundo de manos de Infantino, el 18 de diciembre pasado. Ese día, algunas imágenes también mostraron al emir recorriendo varios metros en el palco de autoridades del Estadio de Lusail, para abrazar a Macri como si éste hubiera convertido el penal del triunfo en lugar de Gonzalo Montiel.

El pasado 6 de enero, un hombre de túnica y turbante era visto en la Patagonia en compañía de dos laderos. No se trataba de los Reyes Magos, precisamente. Al Thani aprovechaba sus vacaciones para reunirse con sus mejores amigos en la Argentina: Macri y el ex tenista Gastón Gaudio.

Los dos Papas

-Mauricio, lo de la Patagonia y tu invitación al G-20 fueron grandiosos, ¿cómo te podría retribuir?

-Me gustaría hacer algo para la FIFA.

En una nota publicada en Infobae el 9 de agosto de 2020 (“Los favores recibidos creo habértelos pagado”), el periodista Ernesto Cherquis Bialo reveló el diálogo que sería la génesis de la sorprendente designación del exmandatario argentino como presidente ejecutivo de la Fundación FIFA.

El propio Infantino dio la noticia el 28 de enero de 2020: “Es un grandísimo placer y todo un honor poder anunciar que Mauricio Macri asumirá este cargo. Él tiene el perfil ideal para liderar este proyecto, que quiere poner al fútbol al servicio de la sociedad”, señaló el directivo.

“Agradezco al presidente Infantino por esta muestra de confianza y por darme la oportunidad de combinar mis tres pasiones: la educación, el fútbol y trabajar para los jóvenes, para que tengan un mejor futuro”, replicó MM.

Los datos de la realidad ponen en evidencia al ex mandatario argentino: durante la gestión de Cambiemos, el presupuesto que el gobierno nacional destina a educación cayó en un 35 por ciento. “Este recorte no fue homogéneo, sino que estuvo acentuado en aquellos programadas destinados a ampliar las posibilidades de la franja de estudiantes con menores recursos”, reveló el informe publicado por un colectivo de observatorios y equipos de investigación de diferentes universidades del país.

Infantino ya venía preparando el terreno. En junio de 2019, y jugando de local en Suiza, le entregó a Macri el premio Living Football Award, inaugurando el reconocimiento que la FIFA para “personalidades destacadas del mundo, por las acciones que desarrollan en el fútbol”. Catorce meses antes, en Buenos Aires, el expresidente de Boca Juniors (1995-2007) había recibido ‘El Gran Collar Extraordinario de la Orden del Honor del Fútbol Sudamericano’, la máxima distinción de la Conmebol. “Por el ejemplo de voluntad, dedicación, aporte y contribución al desarrollo del fútbol argentino y sudamericano”, fundamentaron sus autoridades.

La Fundación FIFA fue creada en 2018, “como entidad independiente” y “con los objetivos de contribuir a la promoción de un cambio social positivo y de recaudar fondos para la rehabilitación y reconstrucción de infraestructuras deportivas dañadas o destruidas alrededor del mundo”, según puede leerse en su propio sitio web. En sus primeros tiempos de existencia funcionó simplemente como un sello. O una caja negra.

Además de Macri, la integran el ex futbolista francés Youri Djorkaeff y dos integrantes del Consejo de la FIFA: Sonia Fulford, titular de la Federación de Islas Turcas y Caicos -cuyas selecciones ocupan los puestos 208° en varones y 185° en mujeres en el ranking de la FIFA-; y Lydia Nsekera, ex presidenta de la Federación de Burundi. Su Informe Anual 2021 da cuenta de un presupuesto de 8,5 millones de dólares anuales.

Con imágenes que muestran a niños pateando la pelota en medio del barro, la Fundación FIFA anuncia en sus reportes la financiación de proyectos de promoción del fútbol en India, Vanuatu o Bután, y declama con bombos y platillos “la aspiración de repartir 11 millones de balones en escuelas de cada una de las 211 federaciones miembro”. Las cinco becas para presenciar el Mundial de Qatar que el organismo que preside Macri otorgó a estudiantes y docentes del Pilgrims College, un colegio “católico, privado y mixto” del exclusivo porteño barrio de San Isidro, marcan un claro contraste entre las declamaciones virtuales y los hechos de la realidad.

Hugo Caric
- Periodista -