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#VillaMaría
Festival... de candidatos
Foto: Carlos Pizzorno, presidente del Parque Industrial y amigo de Roberto Urquía, podría anotarse entre los candidatos a intendente de Villa María.
Pese a que la elección municipal todavía no tiene fecha, florecen los postulantes a suceder a Martín Gill en la Municipalidad de Villa María.
Publicada el en Crónicas

Días atrás, en una de las oficinas del Obispado de Villa María, uno de los más tenaces defensores de Jorge Bergoglio me confiaba la máxima en la que se inspira el Papa a la hora de decidir a quién designar en determinados cargos eclesiásticos: “Es preferible frenar locos que empujar pelotudos”. Me guardé la frase papal en la mesita de luz, junto al reloj de mi abuelo, el carné de Belgrano y un par de cosas que atesoro en ese cajoncito oscuro como el sótano que soñé y no tuve; mi Aleph, digamos.

Y ahora que trato de concentrarme en lo que escribo me meto en ese punto desde el cual se puede ver todo el universo, revuelvo, encuentro la frase pontificia y pienso en cuántos “locos de frenar” gobernaron esta ciudad para elevarla al sitial en el que se encuentra. Porque hasta mediados del siglo pasado, esta villa estaba alambrada, encerrada en un perímetro cuidado codo con codo por una docena de apellidos. Basta recordar que para realizar la primera cuadra de pavimento -la de la calle Buenos Aires al 1.000, entre la estación de tren y la plaza central-, el intendente Eugenio Parajón Ortiz necesitó solicitar custodia policial para los obreros municipales, que eran agredidos por comerciantes que no querían pagar impuestos más caros por esa obra.

Ya a finales de los años cincuenta apareció un lindo “loco de frenar”, Salomón Deiver, que se rebeló contra el orden establecido: la ciudad le daba la espalda al río, lo usaba de basural, y él construyó en la ribera el Monumento al Cristo Redentor y hasta un zoológico que ya no existe, para que la costanera comenzase a ser lo que hoy los arquitectos definen como un parque lineal de 10 kilómetros (se fue extendiendo luego con un Balneario (1962/63), un Anfiteatro (1967/68)…).

Me decía ayer el albañil que pelea contra la humedad en la pieza de Ciro que se vino de Neuquén “porque allá todo es muy caro”… “En lugar de Villa María ahora siento que estoy en Villa La Angostura, por los precios que tienen las cosas acá”, se quejaba. Lo pienso y me pregunto cuántos “locos” más gobernaron esta ciudad para que se haya convertido en esto; para que, por ejemplo, el año comience con cerca de 20 anotados jugar el partido por el Sillón de Pedro Viñas, tal el nombre del primer intendente. Seguramente el radical Miguel Veglia y los peronistas Eduardo Accastello y Martín Gill están entre ellos; “los tres chiflados” del regreso de la democracia, los que bregaron por la Universidad y la consiguieron, los que estiraron todavía más la costanera y la asfaltaron, los que techaron el Anfiteatro, los del Subnivel y el Aeropuerto, los del nuevo Hospital Pasteur y el nuevo Salón de los Deportes… los que abrieron definitivamente la tranquera.

Uno por uno

Todavía no hay fecha para la elección del Lord mayor (por imperio de la Carta Orgánica debe realizarse 60 días antes o 60 días después de comicios nacionales y/o provinciales, algo de difícil cumplimiento).

De todas maneras, comencemos el repaso de la nómina de aspirantes y hagámoslo por la oposición, ya que hasta que Gill y Accastello no definan su estrategia, no se sabrá si el peronismo tendrá chances de retener o no el gobierno. Para que se entienda: juntos, son dinamita; separados, papita.

El legislador provincial Darío Capitani (PRO), que tiene empapelada la ciudad con su media sonrisa desde comienzos del año pasado, no levanta en las encuestas. Habrá que mirar las mediciones de fines marzo, cuando los sondeos ya expresen cómo caló en el electorado el respaldo que le expresaron María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta en sus vuelos rasantes de febrero. Pero el mandamás de Juntos por el Cambio por estas tierras, uno de los autores del proyecto por el cual se sancionó la ley que legalizó las apuestas on line en la provincia, quedó ciertamente golpeado por el escándalo de los autos de alta gama que repartía Oscar González en la Unicameral: a él le tocó en suerte un Audi, que devolvió poco después de la tragedia de la Altas Cumbres, pero… todo está guardado en la memoria.

Desde el Frente Cívico Luis Juez designó a dedo un contrincante para su enemigo Capitani: el presidente del Colegio de Abogados, Guillermo Lorenzatti, que aceptó el convite a pesar de las críticas de colegas que entienden que involucra a la institución en una interna política. Y dentro del mismo juecismo saltó la ex concejala Gisele Machicado y planteó la interna de la interna: ella también quiere encabezar la boleta.

Por el lado de la UCR, se anotaron el ex concejal Gustavo Bustamante, que en sus afiches hace rostro junto a Rodrigo de Loredo. También Felipe Botta, el nieto de un diputado nacional homónimo que supo “esconder” a Raúl Alfonsín cuando participó de la creación de la APDH y los milicos se lo querían comer crudo. Y la titular del partido en el distrito y ex jueza de Menores Cecilia Fernández, que no lo dice abiertamente, pero se mueve como si… y cuenta con algunos apoyos en la vieja guardia, como el del ex legislador provincial Luis Caronni, que sostiene que el partido no debe ser furgón de cola de otras fuerzas.

El peronista ex secretario de Ambiente de la provincia Raúl Costa, que supo enfrentar a Accastello con el sello de la Democracia Cristina y con el del Partido Villamariense en sendos comicios, impulsa al abogado Manuel Sosa, que tiene un despliegue publicitario notable y agresivo hacia lo que considera como “la vieja política” (Accastello y Gill).

“Manu”, como se presenta en los afiches, es presidente del Jockey Club, donde algunos socios no ocultan su enojo porque consideran que la entidad deportiva fue usada como trampolín.

Desde Encuentro Vecinal, la fuerza que encabeza en el orden provincial Aurelio García Elorrio, el pastor Alejandro López ya anunció que lo intentará nuevamente, como en 2019.

Otro que volvió a anotarse en el picado es un radical de antes, Carlos Giliberti, que se calza los botines cada cuatro años con su Movimiento de Compromiso y Participación.

Como novedad absoluta para esta compulsa aparece de momento Gustavo Soria, del Partido Libertario, integrante de La Libertad Avanza, que quiere encarnar a Javier Milei en Villa María.

¿Juntos?

Si no me salen mal las cuentas, ya llevamos presentados 10 integrantes de una suerte de seleccionado opositor.

Ahora bien, en todas las encuestas, los políticos más conocidos por los villamarienses resultan ser tres peronistas: Gill, Accastello y Nora Bedano. Detrás de ellos aparecen aspirantes a los que sus referentes le dieron el pase para que “jueguen” (total, después las encuestas dirán y los acuerdos definirán).

Por el lado de Gill y Bedano (sí, juntos), “salen en la foto” el rector de la Universidad Nacional de Villa María Luis Negretti; el ex decano de la UTN, reelecto presidente del Concejo Deliberante y reemplazante de Gill en la Municipalidad mientras estuvo en Obras Públicas de la Nación, Pablo Rosso; el secretario de Cultura de la ciudad, Rafael Sachetto, y… ¿la propia Bedano?

Por el lado del ministro de Industria, se mueve desde la función pública su secretario de Comercio de la Provincia, Juan Pablo Inglese (acaba de recibir el apoyo de la 62 Organizaciones), y… ¿el propio Accastello?

Con más independencia de “los dueños de la pelota” apareció haciendo los movimientos pre competitivos el también peronista ex concejal José Carignano, que trabajó tanto con Accastello como con Gill y hoy ocupa la presidencia del Ente Regional de Desarrollo.

Y como prenda de unidad se presenta Marcos Bovo, secretario de Comunicaciones de la Gobernación, que también trabajó en la intendencia, tanto con Accastello como con Gill, mantiene el diálogo con ambos y cuenta con la venia del gobernador. En los últimos días de febrero pisó fuerte el acelerador con actividades en clubes de barrio, merenderos…

Lejos del ruido, fiel a su estilo, espera el ingeniero Carlos “Litín” Pizzorno, hijo del médico psiquiatra homónimo que en 1976 fue echado del despacho principal de la Municipalidad por la dictadura. “Litín” fue legislador provincial, es el presidente del Parque Industrial, es el amigo personal de Roberto Urquía y goza de un respeto ciertamente generalizado. Está dispuesto a todo. Menos a darse de paradas en la cancha embarrada de la interna.

Cada uno hace su juego. Aunque al resultado posiblemente lo escriban en un escritorio. Eso sí, observando el partido a través del alambrado, del Aleph de los hinchas, pediría que entre uno que juegue lindo, que gestione en serio, uno al que haya que pararlo y no que empujarlo, como diría Bergoglio.

Sergio Vaudagnotto
- Periodista. -