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"La libertad se ejerce"
Por | Fotografía: Diego Cabrera
Foto: \"Toto\" López, referente del arte y la lucha por los derechos humanos en Córdoba.
Juan José "Toto" López destaca los números que acompañarán una nueva conmemoración del 24 de marzo de 1976: 25 años de la creación de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos y 15 del primer juicio de lesa humanidad en Córdoba.
Publicada el en Crónicas

La Casa Grote es un centro cultural donde se respira arte. Una vieja casona con una palmera en su frente, donde habita la buena onda y se percibe la calidez de su gente. Ubicada en el barrio General Bustos, tiene un bar y una sala teatral. Como hace 21 años, cuando se creó la casa, el “Toto” López llega para la entrevista con Revista El Sur a la hora pactada. Enorme, de andar lento pero firme, con su calidez y su mirada limpia y profunda. Lo acompaña la Negra, su compañera desde hace 46 años. Actor y productor teatral, el Toto es conocido también como referente indiscutido de la lucha por los derechos humanos de Córdoba. En mayo cumplirá 71 años de una vida dedicada al arte y la militancia. Nacido el 6 de mayo de 1952, sufrió en carne propia la persecución política y varias veces estuvo detenido por su manera de pensar. De joven, para evitar el servicio militar, se autointernó en un hospital neuropsiquiátrico durante 13 meses. Con la dictadura de Videla, mientras se desarrollaba el Mundial de fútbol, fue secuestrado, llevado al centro clandestino de detención de La Perla y luego trasladado a otros centros clandestinos, como la fatídica D2 de la calle Mariano Moreno, la Casa de Hidráulica y La Perlita, en Malagueño. Lo liberaron, dejándolo en la puerta de su casa en barrio Jardín. En 1984, a poco de recuperar la democracia, declaró como testigo en el juicio a las Juntas militares y continuó participando en diferentes organizaciones de Derechos Humanos. Es uno de los impulsores de la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba, que en septiembre de este año cumple 25 años.

-Cuántos aniversarios este año…

-El almanaque nos indica algunos números redondos. Tenemos los 47 años del golpe de Estado y todo lo que significa guardar en la memoria todo lo ocurrido para las generaciones que vienen, para que puedan escuchar, vivenciar, documentarse, estudiar todo lo que sucedió. Después vienen los 40 años de la recuperación de la democracia. Una democracia, como dice Mario Benedetti: “irremediablemente injusta”, pero la que elegimos para convivir los argentinos. Son muy importantes los 40 años de la democracia, porque a través de este instrumento democrático podemos calibrar la calidad de vida que tenemos, lo que van a heredar las generaciones venideras, la perspectiva del futuro.

-Y la importancia de la Mesa de Trabajo por los DDHH de Córdoba en ese sentido, que también está de aniversario.

-Esa es siempre la maravillosa aventura de la esperanza. Esperar andando, sería. La Mesa es un instrumento político que construimos hace 25 años. Nace primero en algunos puntos y posteriormente se conforma la Mesa Provincial. Y ese fue el alero, el refugio inagotable y el orgullo de decir que, en Córdoba, hay un espacio compuesto por un corazón maravilloso que son los organismos de Derechos Humanos, donde trabajamos todos juntos.

Sus ojos miran en doble dirección. Me miran a mí, pero al mismo tiempo recorren todos estos años de construcción colectiva y de acciones concretas. Se llenan de lágrimas, que se empeña en no derramar. Intenta dar nombres de quienes lo hicieron posible, personas y organizaciones, con el riesgo de olvidarse de alguien, algo que sería “imperdonable”. Habla de H.I.J.O.S, herederos indiscutibles, de abuelas y de nietos. Menciona a los sobrevivientes, los ex presos políticos. Los organismos, con el Servicio Paz y Justicia y su tarea encomiable de muchos años, la APDH, Amnistía Internacional, la Liga Argentina por los DDHH…

-Cuanta gente…

-Me aparece muy nítida la imagen de Emi D´Ambra (Emilia Villares de D´Ambra), Clara López, María Elba Martínez (abogada del Serpaj). Todas estas humanidades, estas mujeres, quienes aparentemente nos han abandonado, pero no, están con nosotros, viven, nos habitan. Ese es el corazón de la Mesa y alrededor de eso se suman las organizaciones sindicales, las organizaciones de los jóvenes a través de la Universidad, de las agrupaciones universitarias, terciarias, de los colegios secundarios, las agrupaciones sociales, barriales, culturales y los partidos políticos. Es la Mesa de Trabajo el instrumento, el paraguas que sirvió para desarrollar estos 25 años.

-Hace 25 años imperaba la impunidad, estaban vigentes las leyes de Obediencia Debida, el Punto Final, el Indulto… ¿Cómo encara la Mesa la lucha de aquellos años?

-La Mesa se conforma en la calle Santa Fe 11. Estábamos en contra de la impunidad. Por eso armamos la Mesa. Los chicos de H.I.J.O.S. dijeron: “¿No hay justicia? Hay escrache”. El escrache fue otra herramienta que sirvió para nutrir de denuncia, para salir a disputar el territorio donde vivían los genocidas. “Cuidado vecino, que al lado de su casa vive un asesino”. Recorrimos la ciudad y varias zonas del interior denunciando, señalando los domicilios de los genocidas. Cosa maravillosa. En épocas de elecciones, los chicos de H.I.J.O.S. iban con cámaras de fotos a los lugares donde se emitía el voto y esperaban a los genocidas que iban a votar. Querían verlos, que las sociedad los viera, cómo se veían ahora. Había pasado demasiado tiempo.

-El escrache funcionó, pero había que llevar adelante una enorme batalla legal…

-Aparecieron los abogados, como el Ñato (Martín) Fresneda, Claudio Orosz, María Elba Martínez, María Teresa Sánchez, María López, aparece la Alfon y otras… Se conforma ahí, en nuestra casa, la usina generadora de pruebas. Ese trabajo titánico, ¡titánico!, que hicieron estos chicos, no tiene precio. Tal es así que después se entregó todo ese trabajo de investigación a los distintos archivos de la Provincia y de la Nación. Ahí están los datos de todos los desaparecidos, están todos los datos que había.

Este año se conmemora también los 15 años del primer juicio que condenó al terrorismo de Estado en Córdoba: el Juicio Menéndez I. Se desarrolló entre el 27 de mayo y el 24 de julio del 2008. Ocho ex integrantes de las Fuerzas Armadas fueron condenados por crímenes contra cuatro militantes del PRT: Hilda Flora Palacios, Humberto Horacio Brandalisis, Raúl Osvaldo Cardozo y Carlos Enrique Lajas. 

-Habían pasado muchas cosas en el medio. La derogación de las leyes de impunidad, el gesto simbólico de Néstor (Kirchner) bajando el cuadro…

-Sí, lo de Néstor vino a justamente a remarcar el peso político del Estado. Por un lado, el Estado terrorista y por el otro, éste, el Estado que está con la gente, con el pueblo, como corresponde, como debe ser, en un Estado democrático. Y Néstor cumplimenta eso y potencia lo que ya venía potenciándose con la lucha de todos los días. Me acuerdo de Emi D´Ambra y del viejo D´Ambra, su marido, yendo a la peatonal 9 de julio con una mesita a debatir y a discutir con la gente que se acercaba. Y muchos y muchas del movimiento artístico acompañaban esas jornadas yendo a cantar, a decir algún poema, algún texto, alguna pantomima, alguna cuestión titiritesca. El movimiento artístico de Córdoba acompañó históricamente esto. Los grupos de teatro y las salas de teatro de Córdoba donaron lo recaudado en tres días para esta lucha. Necesitábamos hacer barullo. Fueron años muy intensos y de mucha creatividad. 

-¿Cómo se actualiza esa la lucha? ¿Qué papel juega la Mesa? ¿Cómo y en qué se trabaja hoy en día?

-Rodolfo Walsh decía que los mayores sufrimientos provocados al pueblo argentino durante la dictadura fueron producto del plan económico, de la política económica del gobierno militar. Es donde se comete una atrocidad mayor, que destruye a la mayoría de los seres humanos en nuestro país con la miseria planificada. Eso cobra hoy una dimensión inusitada, porque estamos asistiendo al intento de imposición dl mismo plan económico de la dictadura.

La charla deriva hacia el análisis de la coyuntura actual. La situación de la Justicia en la Argentina, que Toto no duda en colocar como uno de los problemas ocasionados por la creciente derechización, la cuestión mapuche, los ataques de la oposición. Todo confluye, naturalmente, en el arte como ejercicio sanador.

-¿El arte es sanador?

 -Es vivificador, reparador. Siempre luchamos desde el arte. Hay algo que aprendí cuando me secuestraron en 1978, y es el concepto de soledad. Uno no puede hablar de soledad si no la vive. Armando Tejada Gómez decía que “la libertad se ejerce”, es decir, se la practica. Podés pintar, podés hablar, podés decir, ponerle música a una canción, que hable sobre la libertad, pero la tenés que practicar, ejercer. Es interesante eso. Creo mucho en eso, no en el biribiri, el jarabe de pico, sino en la acción, la reflexión y la construcción colectiva.

Carlos Ruiz
- Periodista -