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RAÚL ‘TINTABRAVA’ CASTRO
“El tango y la murga beben del barrio”
Por | Fotografía: Diego Cabrera
Foto: Raúl Castro dirige un espectáculo fascinante que mixtura el tango con la tradicion murguera.
El líder de la mítica murga uruguaya “Falta y Resto” pasó por Córdoba, donde presentó su nuevo espectáculo: "Tintabrava y el Bandón Murguero", una extraña fusión de murga y tango. En diálogo con El Sur, recuerda cómo fue sortear la censura de la dictadura, opina de la actualidad del país vecino y cuenta su vínculo con Jaime Roos y Alfredo Zitarrosa.
Publicada el en Entrevistas

Un show que tocó cinco provincias argentinas (Rosario, Córdoba, Mendoza, La Plata y Buenos Aires) trajo nuevamente al país al líder y letrista de la murga más internacional nacida en la década del 80. Raúl Castro tiene 72 años y más de una veintena de discos editados. Debutó como letrista a los siete años y escribió para músicos como Jorge Lazaroff, el Zurdo Bessio y Jaime Roos. En la dictadura prohibieron sus letras: fue censurado en Uruguay y España, pero su murga traspasó las barreras del carnaval uruguayo para llegar no sólo a Argentina sino también a Europa.

- ¿Cómo surge ‘el murgotán’, esta fusión que venís a presentar?

- Como el término lo dice -que además suena bastante ‘lunfardesco’-, es una fusión de murga y tango, un lugar diferente desde donde contar historias que han tenido muchas repercusiones en sus poemas y músicas, pero contadas por el autor de la letra y enmarcadas en esta fusión. Es una orquesta compuesta por una batería de murga, pero además por un bandoneón, un piano, un contrabajo y una guitarra. Es más intimista, más amable que la murga, que es más frontal y directa; las letras toman un vuelo diferente, una intención más profunda.

- ¿Por qué creés que Falta y Resto pegó tan fuerte en Argentina?

- Creo, por un lado, que somos dos patrias y un mismo pueblo. Hemos estado unidos como provincias en la raíz de nuestra historia y estamos unidos culturalmente mucho más allá de lo que podamos querer unos u otros desde lo político. Una vez (Carlos) Garaycochea, el gran humorista argentino, me dijo: “Castro, si usted no se ofende, los uruguayos son argentinos viviendo en territorio brasilero”. Y de alguna manera, con todo el amor que tengo por mi país, me siento parte de esas provincias unidas del Río de la Plata. Las razones que nos unen son siempre mucho más valorables y hermosas que las poquísimas que nos separan, que es solamente un río; que además nos une, no nos separa. La murga pegó en la Argentina porque hablamos el mismo idioma. Y esta fusión va a pegar igual por las mismas razones, porque Gardel bien podría haber participado de la Falta y Resto o porque un murguista cualquiera del Uruguay podría haber triunfado como cantor de tango en Argentina. Además está el barrio, esa misma placenta de la que beben tanto el tango como la murga. La unión de las dos hace que la murga le entregue la alegría y el humor y el tango el romanticismo. Entonces se forma una dupla muy difícil de combatir desde lo popular, que es profunda, pero también es masiva.

- ¿Con qué pensás que tuvo que ver la permanencia del grupo a través de los años? Porque sortearon épocas muy duras, incluso la dictadura y la censura.

- Justamente cuando comienza el espectáculo que estamos haciendo yo le cuento a la gente que lo que van a escuchar es la historia de “Tintabrava”, un murguista devenido en poeta porque nadie se animaba a escribir y empezó a escribir para la Falta y Resto. Hay quien dice que fue bautizado por un borracho en un boliche cuando a su murga le censuraron toda la letra en uno de los carnavales de la dictadura. El borracho le dijo: “¿Qué querés, flaco, si andás con la tinta brava?”. A partir de ahí el seudónimo lo acompañó y lo obligó a escribir cosas que fueran de tinta brava. Eso responde a la pregunta sobre la vigencia. Además es un género en donde han estado los más grandes actores y comediantes que tiene mi país a lo largo de más de cien años. Una tradición oral hermosa que hemos tratado de plasmar durante toda la vida. Este nuevo paso tiene que ver con la evolución del género. Uno demuestra el amor por un género clásico cuando trata de renovarlo. Como artista, amo la murga y el tango y trato de renovarlos, uniéndolos.

- ¿Cómo fue la experiencia en Europa, que es una cultura distinta?

- Totalmente, pero cuando el grupo puede transmitir el misterio, no importa que te entiendas o no. Sino -y ésto tómese con toda la humildad del mundo y solamente a modo de ejemplo- no hubiera pasado lo que pasó con Los Beatles a principios de los ´60. Yo no entendía nada pero paraba la radio cuando aparecían los tipos tocando. La trascendencia sucede porque sucede el milagro: la música y la letra están siendo expresadas de tal manera, con tanto laburo y a veces con el talento suficiente como para llegar al corazón de la gente como una sensación, sin siquiera ser entendido. Tiene que ver con lo que la gente que te está mirando vive, con el poder, la ambición, la risa, el humor, la alegría, las reivindicaciones; cuando podés transmitir eso ya no hay fronteras para los géneros. Obviamente que lo primero es pintar la aldea de uno. Convencerse que la única realidad es la verdad.

- ¿Qué historias contás en este nuevo espectáculo?

- Cada canción tiene una anécdota, una génesis. Y esas anécdotas son las que hacen que la emoción fluya entre el público y el artista. Si querés te cuento la última de todas, la del bis.

- Bueno.

- Es el carnaval de 1984. Falta y Resto está cantando en un club donde hay cuatro mil personas. Nos vamos cantando entre la gente. Una de las canciones se llama ‘La otra cara de la luna’. Una señora se me acerca y me pregunta quién es el que hace de luna. Se lo señalo y me pide que se lo presente porque su hija quiere conocerlo. Lo acompaño donde estaba la muchacha, que debe haber tenido 15 años. La madre le pide que le dé un beso. Él se agacha para darle el beso y la chiquitilla le agarra la cara, se la empieza a tocar y le pasa la mano al murguista. Entonces la madre nos mira y nos dice: “Ella es ciega de nacimiento, quería saber cómo es la cara de la luna”. Eso es el espectáculo.

- Trabajaste con Jaime Roos, ¿cómo lo conociste?

- He trabajado, vivido y sigo teniendo una amistad maravillosa con él. Nos conocimos en un conjunto de carnaval en 1974, que fue prohibido. Se llamaba Las ranas, él era el bajista y yo uno de los cantantes. Nos hicimos amigos, lo invité a participar de mi grupo, Patria Libre, y grabamos dos discos, que  no pudieron salir hasta mucho después que terminó la dictadura. También fuimos compañeros de casa en Madrid. Éramos siete en un apartamento maravilloso: hacíamos música, tocamos en Francia. Jaime se quedó en Europa y yo volví a Montevideo.

- ¿Cuánto tiempo estuviste allá?

- Dos años. Volví, estuve jugando al básquet durante 3 o 4 años y después empecé con Falta y Resto. Cuando volvió Jaime ya hacía dos años que yo tenía la murga. Me mostró una canción que había escrito para Falta y Resto, se llama Adiós juventud, y la cantamos en el carnaval siguiente. Hicimos muchas canciones, yo canto muchas de ellas en el espectáculo.

- ¿A Alfredo Zitarrosa lo conociste?

- Sí, Alfredo fue de alguna manera un padrino de nuestras actuaciones en la Argentina. Tengo una anécdota hermosa: en 1983 -tené en cuenta que la murga es de principios de 1900, en casi cien años nunca una murga había cruzado el río y nosotros cruzamos por primera vez el charco- fuimos a cantar a la vieja Trastienda de Thames y Gorriti. Era un bolichito muy chiquito donde entraban ciento y pico de personas. El Canario Luna estaba cantando ‘El cuplé del timbero’ y entra Alfredo Zitarrosa. Él venía de su exilio en México, estaba prohibido en Uruguay. Cuando entró todo el mundo se puso a aplaudirlo y él dijo: ‘Respetemos a los artistas, después nos saludamos’. Esa noche nos hicimos amigos. Después de la actuación estuvimos tomando vino, cantando y llorando juntos hasta las siete de la mañana. Después nos invitó a su casa, hicimos algunas cosas juntos. Hicimos una versión de (empieza a cantar): “En mi país qué tristeza/ la pobreza y el rencor/ Dice mi padre que un solo traidor/ Puede con mil valientes/ Él siente que el pueblo en su inmenso dolor/ Hoy se niega a beber en la fuente/ Clara del honor”.

- ¿Cómo está Uruguay hoy?

- El salario real de los uruguayos hace tres años que no para de caer. Lo mismo que las jubilaciones. Está todo cada vez más caro, suben los impuestos. Pero ya nos quedan un par de años para cambiar de vuelta al gobierno.

- ¿Y la industria musical?

- Floreciendo siempre. Es un país con una creatividad per cápita como no hay otro. Vos pateás una baldosa y sale un cantante, un tocador. Y el carnaval es una prueba: tiene más de sesenta grupos, cada uno es una compañía de teatro independiente que implica unas treinta personas. Además está el otro carnaval, el no oficial, que es el más grande y que recorre las calles de Montevideo y de todo el interior. Sólo con el carnaval es una explosión, pero también hay grupos de todo tipo: un rocanrol vernáculo, un tango que sigue vigente. Y estamos los locos que queremos fusionar la murga con el tango. Creo que es un hermoso momento para la expresividad, la música y la creatividad uruguaya.

Guillermina Delupi
- Periodista -