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"La derecha perturba la democracia"
Foto: María Susana Bonetto y un balance crítico de los 40 años de democracia en el pais.
Para María Susana Bonetto, doctora en Derecho y Ciencias Sociales, el ideario del PRO menoscaba los valores democráticos.
Publicada el en Entrevistas

María Susana Bonetto es una de las académicas más respetadas de Córdoba y el país. Doctora en Derecho y Ciencias Sociales, con un posdoctorado en Sociología Política, fue profesora titular de la cátedra de Fundamentos de la Ciencia Política en las universidades nacionales de Córdoba y Villa María y dirige el doctorado en Ciencia Política del Centro de Estudios Avanzados (FSOC-UNC). Autora de numerosos libros y publicaciones en revistas científicas nacionales e internacionales, dialogó con revista El Sur sobre las luces y sombras de una democracia que este año cumple 40 años de vigencia ininterrumpida en el país. "Tengo tantos deseos de hablar sobre este tema. Toda mi vida académica me interesó la democracia, la teoría de la democracia y los distintos autores que la trabajan, porque me parece que es el único modo de convivencia aceptable para todos”, dice, entusiasta. Pero a renglón seguido advierte: “Me pone muy mal ver cómo se va desgastando lo que con tanto esfuerzo y sacrificio se logró en la transición democrática. El mejor momento fue el de la UNASUR y lo que Arditi llamó "los nuevos gobiernos de izquierda latinoamericanos": los gobiernos de Kirchner, Chávez, Lula, Evo, Correa. Ese gran avance también se encontró con límites y un gran retroceso dentro del propio sistema político, con desestabilización económica, operaciones judiciales o interrupciones militares, según los casos."

- ¿Cómo caracteriza el ciclo político que inicia a partir de 1983 en Argentina?

- A partir de 1983 inicia uno de los períodos más importantes en la política democrática argentina, debido a que culmina un ciclo de golpes de Estado (sobre todo con lo que significó el último Estado terrorista) y se instauró definitivamente la democracia, tanto desde el punto de vista institucional como del imaginario social. Y es precisamente en este último punto donde uno tiene que reflexionar. En general se instaura la idea de que la democracia es asumida por la mayoría de los ciudadanos como una forma de convivencia social, es decir, que se produce una hegemonía democrática. Pero también hay que analizar esto desde el presente, porque evidentemente hay algunas cuestiones que se han enraizado con los valores fundantes de nuestro modo de convivencia democrático, como son los derechos humanos o la preservación del Estado de Derecho, que no llegan a desarrollarse por completo. Y esto se debe a algo en lo que quiero ser muy clara: lo que perturba actualmente a la democracia en Argentina es la hegemonía que ha construido la derecha neoliberal.

- ¿La vieja política tiene nuevos rostros?

-Sí. Principalmente el PRO ha logrado algo que antes sólo lograban por medio de golpes militares, que es construir un ideario político donde se menoscaban los valores fundantes de la transición democrática y por ende del mismo Estado de Derecho. A partir de la cruda experiencia del Estado terrorista, sabemos que el Estado de Derecho es esencial para la convivencia democrática. Sin embargo, está siendo erosionado por un Poder Judicial que interviene y arrasa las competencias que tienen que ocupar los otros poderes de la República (sobre todo con cuestiones legislativas como nunca antes se vio). Pareciera que la propia Corte Suprema estuviera legislando en base a las interpretaciones que hace. Es muy peligroso que no se respete el Poder Judicial, como también es peligroso un Poder Judicial que no respeta la voluntad del pueblo, expresada a través de leyes sancionadas o interpretaciones arbitrarias de la Corte Suprema que dejan sin efecto legislaciones muy importantes para el funcionamiento de la democracia, como era la Ley de Medios.

- ¿Por qué la democracia se debilitó en poco tiempo?

- Lo que no se pudo lograr desde el comienzo es la reformulación de la estructura económica que dejó el Proceso Militar, la definitiva destrucción del modelo industrialista-desarrollista de distribución de riquezas. Era un modelo que los sectores populares reivindicaban fuertemente antes del Proceso, lo que O'Donnell llama "alianzas y contra alianzas" entre dos grupos que disputaban la hegemonía: el liberal-oligárquico y el nacional-popular. Al tener un poder más o menos equilibrado, rotaban los gobiernos cuando había elecciones, hasta que los sectores concentrados de la economía no toleraban más la expansión de derechos y la redistribución de excedentes y daban golpes de Estado. El Proceso del '76, del Estado terrorista, destruyó las bases de ese modelo redistributivo de desarrollo industrialista, tanto las empresas estatales y de capital nacional que representaban la base económica del modelo, como también a las personas que integraban los sindicatos, los delegados de fábrica, que eran la conexión con los trabajadores, la base humana de aquel modelo. El caso del Papel Prensa y la hegemonía de los medios de comunicación concentrados en la actualidad no podrían entenderse sin esta destrucción de la que hablo.

- ¿Cómo se debilita la democracia?

- La combinación entre la concentración desmedida de la economía, los medios de comunicación y el Poder Judicial atentan directamente contra un orden democrático. Y es perverso porque el neoliberalismo instala la noción meritocrática de la igualdad, donde justifica que quienes ostentan su riqueza acumulada en demasía lo lograron por su propio esfuerzo, cuando sabemos que muchas veces tiene que ver con casos hereditarios que nunca pagaron impuestos a la herencia, estafas al mismo Estado nacional o movimientos corporativamente dudosos. Incluso se llega a justificar la idea de apropiarse de territorio nacional, como sucede con Lago Escondido en Bariloche. Este modelo neoliberal disputa con mucha capacidad la hegemonía: aquellas personas que por la posición que ocupan en la economía nacional (desocupados, trabajadores informales) deciden apoyar representantes de intereses totalmente opuestos y perjudiciales para sí mismas. Los neoliberales están logrando que sus intereses aparezcan representados como los intereses de todos, universales. Esto es hegemonía en términos gramscianos. Esta es la complejidad de la situación actual. Aristóteles lo definió de una forma magnífica: la oligarquía es cuando unos pocos gobiernan para unos pocos. Así habría que definir al neoliberalismo en la actualidad.

- ¿Cómo debería fortalecerse la democracia?

- La única forma que la democracia subsista es con justicia social, que tiene inevitablemente que ver con controlar los poderes fácticos y los intereses privados que la desestabilizan. La democracia como irrupción de la igualdad tiene que ver con la lucha permanente por redistribuir las riquezas de un país, con resguardar la libertad jurídica y el reconocimiento de los bienes individuales que garantiza el Estado de Derecho. Me encanta Ranciére porque para él la política es la irrupción de la igualdad, es lo que hace la democracia: desestructura el orden existente y le da parte a los que no tienen parte.

- ¿Cómo afecta el Poder Judicial la vida democrática?

- Estamos asistiendo a la mediatización de juicios realizados por jueces y fiscales que no respetan el Estado de Derecho, que no respetan el principio básico de no juzgar a la misma persona dos veces por la misma causa, que no respetan que sólo se puede condenar a través de pruebas que incriminen directamente al acusado y no por pruebas que se van relacionando según el entendimiento de los propios jueces, sin quedar demostradas esas relaciones. Estos episodios lamentables debilitan toda esa construcción que fue realmente magnífica, una celebración a la que adherimos todos porque suponía el fin de la persecución y la arbitrariedad en el uso de la fuerza y la violencia contra quienes no pensaban como la Junta Militar y los sectores civiles que se beneficiaron económicamente. Este es el principal peligro que identifico: la constitución paulatina de un Estado oligárquico en el sentido etimológico de la palabra -sólo permite la acumulación de unos pocos- que de la mano del peor capitalismo de valorización financiera -como decía Eduardo Basualdo- gira hacia un régimen político excluyente de las mayorías. El consenso de 1983 tiene que ver con una conquista, después de tanta lucha de aquellos jóvenes desaparecidos y los jóvenes que murieron en Malvinas, del símbolo de las Abuelas de Plaza de Mayo, que representa nuestra adhesión al Estado de Derecho y a la democracia. Esa conquista está siendo impugnada ideológicamente por una derecha neoliberal que promueve en la práctica un Estado de excepción: por un lado, interpretan la Constitución de manera arbitraria y por otro el otro, provocan el empobrecimiento de las mayorías.

- ¿La superación también es por vía democrática?

- Sí. Es necesario construir una hegemonía que sea democrática, incluyente, una democracia hegemónica. Es importante apoyar y movilizarse por aquellos representantes que se atrevan a tomar medidas que intentan controlar el brutal ejercicio de dominación del poder económico, que muchas veces opera como poder fáctico con capacidad de coaccionar el orden público. Aunque sea estableciendo rupturas parciales de esa hegemonía se puede avanzar, porque los tiempos nunca son definitivos, siempre hay marchas y contramarchas, así funciona la política. Cuando hay mayor igualdad, hay mayor libertad para todos. Es falsa esa contraposición entre libertad e igualdad, como si exclusivamente hubiese que optar por una u otra. Tanto en la teoría como en la práctica, quienes respetan la libertad política es porque han logrado una mayor igualdad económica. Hablando siempre de modelos democráticos, no autoritarios, lo cual también es importante señalar. Paradójicamente, la derecha habla con frecuencia de autoritarismo, de populismo, pero los que añoran el pasado conservador son ellos. Hace poco escuché a López Obrador, el actual presidente de México, pronunciar una frase que es pertinente: "Se le llama rescate cuando hay apoyo gubernamental a los bancos, a las financieras, al poder económico. Se le llama populismo cuando se hacen planes sociales para proteger a los sectores más empobrecidos de la sociedad". Es muy claro el lenguaje y la capacidad de construir sentido de la clase dominante.

- ¿La universidad pública argentina realizó aportes a la democracia?

- Indudablemente, ha hecho un inmenso aporte. Sin caer en un elitismo intelectual, la universidad pública es realmente el espacio de discusión crítica, especialmente en Ciencias Sociales, de las estructuras existentes que todavía deben ser democratizadas y ampliadas en sus funciones. Cumple un papel muy importante porque evidentemente los docentes y estudiantes tienen una interrelación que evita el autoritarismo del pensamiento único, de cualquier signo que sea. Un docente puede intentar impulsar o promover posturas críticas o tradicionales en los estudiantes, pero los estudiantes lo obligan permanentemente a dar respuestas a sus expectativas y a sus valores. Esto no quiere decir que la universidad sea el único faro de pensamiento crítico: los movimientos sociales y los partidos populares también tienen mucho valor en la construcción de la democracia, porque están involucrados en la praxis de la política desde los diferentes sectores excluidos en que se insertan.

Yael Ardiles
- Estudiante de Ciencia Política. -