"Siempre participé de espacios amplios y democráticos”, dice Mario Oyola a modo de presentación. En sus años de estudiante integró la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y ocupó cargos en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas. Participó de la revista JOTAPE en los años ’80, fue delegado de base y miembro de la comisión directiva del gremio docente universitario (ADIUC) y primer secretario de formación de la CTA en Córdoba. También asesoró al sindicato de prensa (Cispren), al Colegio de Psicólogos de Córdoba y varias organizaciones sociales. Hoy integra el Comité de Bioética del Hospital Rawson. Ex miembro del Consejo Profesional de Ciencias Económicas y la Caja de Previsión Social de la Provincia, aclara: “Estuve vinculado a la política profesional, pero siempre del lado de los laburantes para no perder el pulso de la realidad”. Su historial académico lo encuentra abrevando en la teoría marxista de Jorge Beinstein, autor de la “Teoría de la crisis” junto a Samir Amín y otros intelectuales argentinos. Por invitación de Beinstein publicó algún artículo en la revista “Enroque altrnativo”, compartiendo espacio con intelectuales de la talla de James Petras, Immanuel Wallerstein y el propio Amín. “Jorge era muy humilde y siempre nos instaba a los jóvenes a la rebeldía", recuerda con un dejo de pudor. Hijo de una familia de fuerte tradición peronista y víctima de la persecución del terrorismo de Estado, Oyola se reivindica hoy como “un viejo militante peronista de izquierda”.
- ¿Qué está pasando con los bancos internacionales?
- Marzo fue un mes muy agitado en el sector bancario internacional y en el sector financiero en general. Se viene armando una gran burbuja especulativa de larga data. Hay que hacer un poco de memoria, porque olvidamos que hace dos años atravesamos una pandemia. Y en esa pandemia se paró por primera vez el sistema capitalista, se frenaron todas las transacciones de bienes reales durante tres meses, y el motorcito de la economía real, que es China, sufrió una profunda desaceleración. Al detenerse la economía en todas partes del mundo, requirió que los Estados Nacionales intervinieran, no sólo vigilando a la población, sino también poniendo plata. Nuestro Gobierno nacional destinó mucho dinero durante la pandemia, tanto a los más necesitados como a los empresarios, bancándole parte de los sueldos para que no hubiera despidos masivos. En términos económicos, esta intervención estatal hizo que aumentara el déficit fiscal porque los ingresos del Estado argentino fueron menores a los egresos, a la vez que aumentaron los costos. Lo mismo pasó en Estados Unidos. Por eso Donald Trump se resistió tanto a las medidas de protección de la pandemia y promovió discursos antivacunas, lo mismo que hizo en Latinoamérica Jair Bolsonaro.
- Es decir que el problema del déficit fiscal no es sólo de Argentina…
- No. Todos los países se vieron afectaros por el déficit fiscal, no tanto por el costo de amortiguar los efectos de la pandemia sino por el repliegue de la actividad económica. La diferencia es que Estados Unidos tiene la maquinita para emitir dólares, que el resto de países no tenemos. Entonces emitieron moneda para solventar su déficit fiscal. El problema después fue la disyuntiva con la que se encontró el sistema financiero: qué hacer con esos dólares. Decidió absorberlos a una tasa cero o casi negativa porque las finanzas buscaron resguardarse en bonos o títulos del Estado, es decir no vinculados con la economía real (al paralizarse el sector productivo, se buscan resguardos duraderos). Por ejemplo, el Silicon Valley Bank (EE.UU.) invirtió gran parte de esos ingresos que recibió del sector de las Starups -empresas informáticas de riesgo que casi nadie quiere financiar- en bonos del Tesoros de Estados Unidos. Que son los bonos más seguros del mundo por la rentabilidad fija a mediano plazo, lo que da solvencia a los bancos, siempre y cuando la economía no se mueva.
- ¿La guerra Rusia/Ucrania incidió?
- Por supuesto. Finalizada la pandemia apareció un cisne negro: Rusia invadió Ucrania. Y en consecuencia aumentaron los precios de la energía por el costo del petróleo. A su vez la caída de Ucrania, que era uno de los principales exportadores de cereales del mundo, provocó el aumento en los alimentos. Esto desató un alto proceso inflacionario en el mundo, complicando a la economía de Estados Unidos. Cuando China empezó a reactivar su economía esto volvió a mover al mundo y al empleo en Estados Unidos. Es similar a lo que pasa en Argentina: tenemos crecimiento económico, pero con alta inflación. Y si bien hay generación de empleo, la distribución del ingreso es regresiva. Lo que quiero significar es que el mundo está tan atado financieramente, que la crisis en un país tan remoto para nosotros como Ucrania afecta a toda la región. La ortodoxia económica dice que cuando tenés alta tasa de inflación, tenés que absorber la mayor cantidad de dinero circulando, porque el déficit fiscal está atado a la emisión monetaria. En el caso de Estados Unidos, el único respaldo que tiene su emisión monetaria es su poderío militar y la preeminencia del dólar como moneda en la economía global.
- ¿Y Rusia?
- Debido al bloqueo que sufre y el embargo de todas sus cuentas en dólares, Rusia comenzó a negociar la venta de petróleo en su propia moneda: el rublo. Lo mismo sucedió con China y su moneda. Esto comienza a romper la hegemonía del dólar por primera vez en lo que va del siglo XXI. Hay diferentes regiones del mundo que no estarían ya atadas a Estados Unidos. En este contexto, cuando Estados Unidos sube sus tasas de interés, el Silicon Valley especula con poner plata en otros mercados para aumentar su rentabilidad, como las criptomonedas, que comienzan a crecer por la tasa de interés en aumento. El problema es que el Silicon Valley no tiene liquidez porque la mayoría de sus activos están en bonos del tesoro de Estados Unidos, con una rentabilidad fija a mediano plazo (no los pueden retirar). Entonces tienen que salir a vender bonos a mercados secundarios, que tuvieron una caída del 40% en el mes de marzo. El Silicon Valley perdió liquidez porque no pudo afrontar los pedidos de sus depositantes, lo que derivó en una gran corrida bancaria.
-¿Cómo actuó el Banco Central de Estados Unidos?
-A días de esta noticia que se viralizara el Signature Bank también quebró y la Reserva Federal estadounidense salió a rescatar a los depositantes, no a los bancos, porque aprendieron del error cometido en 2008.Vale aclarar que en Estados Unidos hay dos tipos de bancos: los comerciales y los de inversión. Antes de Donald Trump, los bancos comerciales como el Silicon Valley no podían generar actividades de inversión. A partir de las reformas de flexibilización que realizó el ex presidente, perdió solvencia el sistema, porque no es lo mismo ser un banco de inversión que uno comercial. El Gobierno de Joe Biden todavía no ha resuelto el tema, que evidentemente está vinculado a las inversiones especulativas. Por eso la crisis continúa latente.
- ¿Cómo afecta esto a la economía europea?
- Así como la Reserva Federal de Estados Unidos salió a rescatar depositantes del Silicon Valley y el Signature Bank, del otro lado del Atlántico el Banco Central Europeo también subió las tasas de interés para desalentar el crédito y aplacar la economía. Si hablamos de insignia del sistema financiero mundial, Suiza es uno de los emblemasjunto al banco de Basilea y el Credit Suisse. Sin embargo, el Credit Suisse entró en crisis y tuvo que ser rescatado por el Banco Central Europeo. Estas crisis llevaron a armar reuniones de emergencia entre la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo,el Consejo de Estabilidad Financiera y el Comité de Basilea,con la idea de reforzar a las entidades financieras en crisis. Cabe destacar que estos no son bancos corrientes, sino bancos sistémicos. Es decir, son bancos estratégicos que por su tamaño e importancia en los negocios se tornan esenciales para la confianza y operatoria de las finanzas del mundo. Si cae un banco de éstos es de una gravedad extrema.
- ¿Cómo se traduce este panorama?
- Se traduce en que la teoría económica ortodoxa no es capaz de pilotear el barco de las finanzas en esta tormenta. Erróneamente insisten en subir la tasa de interés de los bancos centrales con el objetivo de que el dinero vaya a los bancos, a la vez que se desalientan el crédito (pedís guita cuando el interés es bajo, no alto) y se retrae la economía. El mejor escenario que esperan es el de una recesión: cuando la economía se desinfla produce luego un efecto rebote hace que despegue nuevamente. Pero el gran problema que están teniendo es que la economía China no para de crecer. A días de estas reuniones se difundieron los índices de inflación en Inglaterra, que no fueron los esperados (del 0,6 esperado, la inflación escaló al 1,1). Anualizándola es una inflación mayor al 10% anual, con perspectivas de seguir creciendo. El Deustche Bank (Alemania), otro banco sistémico, también sufrió una caída de sus acciones de seis puntos en una jornada, que es una barbaridad. Estamos hablando de los bancos insignias de Inglaterra, Suiza, Alemania y Estados Unidos. Todo el sistema financiero está ahí. Mientras que la principal economía latinoamericana, Brasil, que no tiene problemas económicos como nosotros (tienen problemas políticos, pero tienen reservas de sobra, una economía sólida y no dolarizada) puede poner en jaque el sistema financiero global mediante la puesta en escena nuevamente del bloque de BRICS en muy corto plazo. La globalización se está desgranando de a poco hacia un mundo multipolar, y Estados Unidos, que se mantuvo como la principal potencia debido al poder del dólar, hoy está en caída sistémica. Es para seguir los movimientos de las finanzas globales día a día, ya que estamos cerca de un cambio de hegemonía global.