Luis Alfredo Juez siempre imaginó que tendría su merecida revancha después de aquella reñida elección provincial con Juan Schiaretti, que le ganó por un puñado de votos en medio de denuncias de fraude.
A pesar de su flojo gobierno en la ciudad de Córdoba después de ser eyectado de la Fiscalía Anticorrupción y dar el batacazo político, el verborrágico y eterno candidato opositor aspiraba al premio mayor y no escatimó esfuerzos ni adjetivos para conseguirlo.
Pero su cruzada republicana no fue acompañada por sus entonces aliados del gobierno nacional -Néstor Kirchner nunca rompió los puentes con el líder del peronismo cordobés, José Manuel De la Sota- y Juez le juró odio eterno al kirchnerismo. Fue, tal vez, la única promesa que cumpliría en su zigzagueante carrera política.
Desde entonces se cruzó de vereda cuántas veces hiciera falta en función de sus conveniencias políticas y personales.
Como sus vitupereados ex (?) rivales del radicalismo Mario Negri y Oscar Aguad, Juez vivió y vive del Estado prácticamente desde que tuvo edad de trabajar: fue diputado provincial, director de Vialidad, síndico de Papel Prensa, fiscal Anticorrupción, intendente de Córdoba, diputado nacional, embajador, senador nacional, concejal y hasta coordinador del Instituto de Capacitación Política (¿?) de la Jefatura de Gabinete del gobierno de Mauricio Macri.
En sus varias décadas haciendo política pasó de ser la esperanza blanca del progresismo para romper el histórico bipartidismo provincial a representar la expresión más reaccionaria de la derecha cordobesista. En su álbum personal tiene fotos con Carlos Menem, Juan Schiaretti, Elisa Carrió, Hermes Binner, Mauricio Macri, Néstor y Cristina Kirchner, entre muchos otros y otras.
Sus dotes de improvisado humorista y sus permanentes coqueteos con el establishment le dieron cámara en los principales canales de televisión de Buenos Aires, que lo proyectaron como una figura nacional, pese a su nulo aporte de ideas en el escenario grande de la política.
La tercera
Ilusionado con que la tercera sea finalmente la vencida tras haber mordido el polvo de la derrota con los máximos exponentes del cordobesismo -en 2007 con Schiaretti y en 2011 con De la Sota, que lo venció por más de doce puntos-, Juez llega debilitado a la que posiblemente sea su última elección como candidato a gobernador. Y no por su fluctuante caudal de votos -duplicó a la esposa de Schiaretti hace sólo dos años-, sino porque su principal socio político decidió huir de su lado para buscar su propia revancha disputando nuevamente el sillón principal del Palacio 6 de Julio.
El destino tiene esas ironías: fue su pelea con Rodrigo De Loredo, cuatro años atrás, la que le permitió a Martín Llaryora, nacido y por entonces todavía con domicilio legal en San Francisco, arrebatarle al radicalismo la conducción de la Municipalidad de Córdoba. Juez le sacó dos puntos al yerno de Oscar Aguad, pero quedó a 17 del actual intendente, con quien ahora disputará la Gobernación.
A la deriva
Pese a su experiencia en estas lides, la campaña electoral de Juez parece ir a la deriva. Sin un eje claro, sin ideas, sin propuestas, ni siquiera con sus características chicanas políticas. Juez es casi un candidato ausente, con escasa presencia en cartelería, medios y redes. ¿Lo dejaron solo?
Sus recorridos por el interior de la provincia tampoco despiertan demasiado entusiasmo. La traumática conformación de la lista de candidatos que lo acompaña -que terminó de cerrarse de madrugada bajo la permisiva mirada de la jueza electoral Marta Vidal- tampoco ayuda: su principal socio, el presidente de la UCR Marcos Carasso, tuvo la infeliz idea de anotarse como su compañero de fórmula y también como primer candidato a legislador provincial. "¿Quién se anota como vicegobernador y primer candidato? Alguien que sabe que pierde", reflexionó un viejo dirigente radical acostumbrado a estas lides.
La torpeza de Carasso -que luego de forzar la renuncia de Pedro Dellarosa tuvo que borrar su nombre de la lista de candidatos a legisladores- dejó además a la capital alterna de la provincia sin candidatos de Río Cuarto. Ni lerdo ni perezoso, el frustrado compañero de fórmula de Llaryora y primer candidato de la lista uninominal de Hacemos Unidos por Córdoba, Juan Manuel Llamosas, armó su campaña a caballo de la insólita ausencia de dirigentes de su ciudad en las listas opositoras.
Cualquiera sea el resultado de las urnas el domingo 25, dos ex intendentes radicales de Río Cuarto dejarán sus bancas en diciembre: Benigno Antonio Rins y Juan Rubén Jure. Con el añadido que este último, además, es el actual presidente del bloque en la Unicameral.
Las viudas que dejó el traumático armado de listas en Juntos por el Cambio señalan a los principales colaboradores de Juez -su hermano Daniel y Walter Nostrala- como dos de los principales responsables del incumplimiento de la palabra empeñada: prometieron más de lo que podían. Pero la lapicera siempre la tuvieron Negri y De Loredo. Y la hicieron valer.
Pasado y presente
Tampoco favorece a Juez el recuerdo de su gestión al frente del Palacio 6 de Julio. Al final de su mandato dejó una ciudad más sucia, decadente y desordenada de la que recibió de manos de Germán Kammerath, que no es poco. Llenó de amigos la planta de personal –el nombramiento de su equipo de fútbol es casi una caricatura de aquella gestión- y no solucionó ninguno de los problemas estructurales de la ciudad. Pese a que quienes lo sucedieron tampoco fueron grandes intendentes -Daniel Giacomino y Ramón Mestre (h)-, su olvidable paso por la única función ejecutiva que tuvo hasta ahora no le brinda demasiados argumentos para convencer a los cordobeses de que lo hará mejor desde El Panal.
Ni hablar del contraste con el actual intendente y contrincante: el raid de inauguraciones de este año en Córdoba es francamente abrumador, desde la "puesta en valor" de las principales plazas de la ciudad, los nuevos bulevares y la espectacular ciclovía que atraviesa buena parte de la urbe desde las alturas. "Es un intendente de pueblo en una ciudad grande, está en todos los detalles y eso a la gente le encanta", lo define un estrecho colaborador. Otros comentan el entusiasmo con que Llaryora recorre cada rincón de la provincia: "Esto es lo que ansiaba desde que vino a Córdoba y desafió en internas a la estructura del peronismo que manejaban sin fisuras De la Sota y Schiaretti", admiten sus allegados.
El entusiasmo de Llallryora contrasta con la apatía de Juez, que ni siquiera recurre a su arraigada costumbre de ensuciar a sus rivales. Las denuncias las hacen terceros, como ocurrió con los sobreprecios en la contratación de espectáculos públicos o las supuestas irregularidades en el reconvertido zoológico de Córdoba. Es que juez parece haber perdido también su mayor capital político: la honestidad. De aquél fiscal anticorrupción que denunciaba a propios y extraños, del dirigente que metió preso a Kammerath -su actual socio político- queda poco y nada. En enero de este año, el periodista Leandro Rosso publicó en el sitio Streaptease del poder (https://stripteasedelpoder.com) que Juez construyó una mansión -que hoy podría cotizar, a valores de mercado, casi un millón de dólares- en el exclusivo country club Cañuelas Golf, al sur de la ciudad de Córdoba.
"El inmueble está a nombre de María Victoria Corte, la esposa de Luis Juez, como única propietaria. En el historial del registro de Rentas de la Provincia, vemos que en el 2018 la base imponible de la propiedad de María Victoria era de tan solo 504 mil pesos. Para el año siguiente, se multiplicó por cinco, al rozar los 3 millones de pesos. Para el 2020, cuando la vivienda se encontraba en los últimos ajustes, superó los 5 millones, manteniendo una leve elevación en el 2021, en pleno congelamiento de precios por la cuarentena. Finalmente, en el 2022, con la mansión en su plenitud, triplicó su cotización para alcanzar los $ 19 millones actuales", reseñaba Ross.
La histórica bala de plata de Juez -la honestidad y la lucha contra la corrupción- devino en inofensivas balas de fogueo.
¿Cambia le Legislatura?
En Hacemos Unidos por Córdoba están tranquilos, aunque no confiados. Saben que todavía falta mucho y que hasta que no se cuente el último voto, la tarea no habrá concluido. Pero las encuestas que guardan bajo siete llaves muestran una clara ventaja de Llaryora en capital y el gran Córdoba, donde prácticamente se define la elección. En el interior, si bien Juez tiene mayor nivel de conocimiento, el oficialismo dejó nada al azar. En el sur, por caso, el oficialismo se potencia por la incorporación de Martín Gill -que suma medio centenar de intendentes “propios” tras su eficaz paso por la Secretaría de Obras Públicas de la Nación- y la ubicación de Juan Manuel Llamosas como cabeza de lista.
La tardía deserción de Gill de las filas del Frente de Todos local -sello devenido en el más marketinero Creo en Córdoba-, el escaso nivel de conocimiento del candidato Federico Alesandri y las conocidas prácticas personalísimas de la gerenta local de la Cámpora -que "bendijo" la fórmula que integra con una foto en el despacho de CFK en el Senado- indican que la elección será cuesta arriba para el kirchnerismo, que intentará recuperar al menos parte de la representación institucional a la que renunció cuando Pablo Carro bajó su candidatura a la Gobernación de Córdoba.
Aunque la cosecha de Javier Milei hasta ahora ha sido magra en las provincias y sus seguidores vernáculos no tienen el aval del diputado fascista para utilizar su sello, no hay que descartar que la ultraderecha crezca lo suficiente para acceder a alguna banca en la Legislatura provincial. Si las huestes de García Elorrio mantienen su histórico caudal de votos y la izquierda afianza en las urnas la destacada actuación de su diputada Luciana Echeverría es probable que la próxima Unicameral tenga mayor diversidad política que la actual.
Golpe de gracia
Si el panorama ya era complicado para Juez por su evidente soledad política, los coqueteos del gobernador con Juntos por el Cambio a nivel nacional lo terminaron de descolocar. Si Schiaretti concreta su ansiada alianza con Horacio Rodríguez Larreta, es posible que un día antes de las elecciones provinciales Hacemos Unidos por Córdoba inscriba su lista en una PASO ampliada con Juntos por el Cambio. Es decir, con los socios políticos de Juez.