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#Quémenlos
Del cordobazo al terrorismo de Estado
Foto: Adrián Jaime y un documental que bucea en las imágenes más impatantes del Cordobazo.
Adrián Jaime presentó su documental "Quémenlos", que reconstruye una quema de libros en 1976 y rescata archivos fílmicos de la gesta popular de 1969.
Publicada el en Entrevistas

El realizador Adrián Jaime, junto al INCAA y con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes, estrenó “Quémenlos”, su nuevo documental, que se suma a otros como “Tosco”, “Victoria” y “La Misión Argentina”. Siempre con el ojo y el corazón puestos en momentos convulsionados de la historia política del país y sobre todo de Córdoba, el documental reconstruye con imágenes de época la resistencia civil a la dictadura de Juan Carlos Onganía y permite un registro como aún no se ha visto. Rosarino de nacimiento, Jaime estudió en Córdoba y reside en Buenos Aires. En diálogo con revista El Sur, cuenta que su nuevo documental surgió “hace varios años con un grupo de compañeros que teníamos la idea de contar la historia de los libros quemados durante la dictadura cívico-militar”. Eligieron tres lugares - Buenos Aires, Rosario y Córdoba-, pero las restricciones de la pandemia hicieron que sólo abordaran lo sucedido en La Docta: “En Córdoba los libros fueron tomados de la universidad y quemados frente a las oficinas de “Cachorro” Menéndez en 1976. Estas imágenes se muestran en la película”, apunta Jaime. El documental inicia con una frase premonitoria del poeta alemán Heinrich Heine: “Eso fue un preludio, ahí donde se queman libros, se termina quemando personas” y recorre el período histórico que va desde la intervención a las universidades, el asesinato de Santiago Pampillón, el Cordobazo y los años ´70. “Tomamos dos líneas narrativas ligadas a la resistencia: la de los estudiantes universitarios y la de los trabajadores de las fábricas de Córdoba”, precisa Jaime.

-En estos tiempos de redes, ¿cómo llega un documental histórico a un público amplio?

-Cuando hice “Tosco”, en 1998, en medio de la privatización de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba, no pensaba en el público masivo. Trabajaba como fotógrafo en la Secretaria de Prensa del Sindicato de Luz y Fuerza y pensaba en los compañeros del gremio. Mi objetivo era darle fortaleza a las posiciones y movilizar desde lo anímico. Porque desde la política se venía como una aplanadora privatizando todos los servicios públicos estratégicos del país. Cada vez que se pasaba la película era una ebullición y servía para  abrir el debate. Pero aun así la película fue a festivales internacionales y demás. “Quémenlos” está parada sobre un hecho concreto, producida con el mínimo texto posible. El enfoque está puesto sobre la dirigencia que tomó la decisión política de avanzar contra la dictadura de Onganía. Me parece valioso para este momento ver a dirigentes como Atilio López, que interpelan a los políticos de hoy. Necesitamos dotar a nuestros dirigentes de la mayor cantidad de elementos posibles para que fortalezcan ese espíritu de lucha. Como decía Agustín Tosco: eso nos va hacer triunfar en el futuro.  

-¿Cómo fue producir a partir de imágenes de archivo?

-Vengo  trabajando con esta lógica narrativa de no incorporar narradores extradiegéticos. Me abruma la enorme  cantidad de materiales con entrevistas sobre procesos previos. No me parece mal la memoria oral, pero me inquieta esta suerte de encasillamiento narrativo con las lógicas de entrevistas periodísticas porque dejan de lado la particularidad del lenguaje audiovisual expresivo, las construcciones que se pueden lograr no necesariamente sobre la palabra. Entonces vuelvo sobre el trabajo más básico, es como trabajar con una escultura el material de archivo: de a poco y en capas. Se descarta muchísimo y se usa una parte. No trabajo con guiones predeterminados, voy construyendo a medida que cada escena brinda posibilidades de desarrollo. Con esta lógica construyo todos los materiales. Lo hice con películas anteriores como “La Misión Argentina”, donde la intención fue contar la carrera de “torinos” en medio del conflicto que llevaban adelante los trabajadores mecánicos de Córdoba. Tiene entrevistas, pero porque no conseguí todos los archivos que necesitaba. En el documental que presento ahora casi todo el material es mudo, en blanco y negro. Trabajé mucho el audio para reconstruir el universo sonoro, con la lupa puesta en los detalles.

-Se está utilizando Inteligencia Artificial en documentales históricos, ¿Te parece válido?

-Lo consideré. La idea era utilizar Inteligencia Artificial para el audio, pero no llegamos a resolver la cuestión económica. Queríamos dejar el archivo como si hubiese sido filmado ayer y con el sonido aprovechar algunas técnicas para darle voz a aquellas entrevistas que escritas, pero de las que no se conservan los audios de origen. Ponerle voz a Atilio López, por ejemplo.  Se han hecho algunas películas con esa lógica. El límite es más ético que tecnológico, porque hoy se puede reconstruir la voz con la misma tonalidad. Es válido para traer ese material al presente y que sirva para interpelar.

- ¿Por qué elegiste la quema de libros para iniciar la película y darle su título?         

- El título es esa orden que se da de quemar los libros por parte de las Fuerzas Armadas y el III Cuerpo en Córdoba. Me interesa dejar presente que en 1976, aquella generación de trabajadores fue la que sufrió la represión desatada desde esa premisa del poeta alemán: que la quema de libros es una señal de lo que puede venir. Que fue lo que ocurrió en Córdoba: esa generación de jóvenes trabajadores y estudiantes pagó las consecuencias de la represión tremenda que se vivió luego del golpe de 1976. Pero hubo un proceso anterior, que inició allá por 1955: los bombardeos a Plaza de Mayo fueron antes del Cordobazo y escenas similares sucedían en Córdoba. Por eso en la película se observa el sobrevuelo de los aviones. En Córdoba se ametrallaba gente y se fusilaba en la Cañada.

-¿Qué pasó con los medios en Córdoba durante el Cordobazo?

-A los medios de comunicación se les imposibilitó que emitieran noticias y los diarios no salieron. Los periodistas no tenían la posibilidad de contar lo que sucedía, por eso lo hicieron aquellos que venían de Buenos Aires. No hubo registro de los informativos de Córdoba, porque estaba prohibido, no había televisión. Hay una suerte de puja entre los trabajadores de los medios con el poder para mostrar la situación que se vivía en Córdoba. Andrés Percivale llegó desde Buenos Aires como corresponsal del noticiero de Canal 13. Antes había estado en la guerra de Vietnam. Cuando llegó a Córdoba para cubrir el Cordobazo había gente que se acercaba para pedirle un autógrafo mientras quemaban todo en la esquina. Ese era el lugar que tenían los medios en ese momento. El cine y la televisión estaban surgiendo en Argentina. Las comunicaciones no tenían el poder avasallante que tienen hoy.

-¿El documental se centra en la resistencia juvenil a las políticas de Onganía?

-Muestra a la primera generación de jóvenes obreros cordobeses que se enfrentan a la dictadura de Onganía, además de los estudiantes. A partir de reivindicaciones gremiales y otras generales. Las expresiones políticas estaban ligadas a los sindicatos, eran el canal de expresión que encontraba el peronismo y la hizo valer. Es compleja la interrelación que hubo en el Cordobazo entre las organizaciones políticas, sindicales, los militares y el contexto internacional. En los años que siguieron las organizaciones armadas se verán fuertemente respaldadas porque la dictadura comenzó a asesinar estudiantes en el enfrentamiento por la privatización de los comedores estudiantiles entre 1968 y 1969.    

- ¿Qué propone al púbico este relato al estar en formato audiovisual?

- Los materiales permiten saltar para atrás en el tiempo. Durante un período las películas se ven, se discute en torno a ellas y se recapitula sobre nuestra historia. Ver esos aprendizajes hoy es  necesario para analizar de qué modo se pueden tomar experiencias históricas anteriores. La resistencia obrero-estudiantil de Córdoba marcó los lazos de unidad de quienes habían sido relegados en la construcción del país; logró transformar la realidad, echar a aquellos gobiernos y posibilitar la apertura de un proceso democrático como el de 1973. No hubiéramos tenido esa democracia si no hubiera existido el Cordobazo y esa dirigencia que se jugó todo, aun con sus diferencias internas. Ojalá se despierte en quien vea el documental el deseo de profundizar sobre algunos aspectos que la película marca como detalles. Es lo valioso de un documental como éste: no dar las cosas masticadas, no decir todo. La narración audiovisual tiene que ver con la memoria emotiva y en este caso, salvo algunas pulidas, se respetó lo que estaba en los archivos.   

Carolina Saiz
- Periodista y docente -