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#Elecciones2023
La "Madre de Ciudades" vuelve a manos del radicalismo
Foto: El radical Ignacio Tagni dio el batacazo y gobernará Villa Nueva, desplazando al peronismo tras 24 años de hegemonía política.
Varios factores confluyeron para que se diera el resultado menos pensado en Villa Nueva: un cambio en la composición social, el exceso de confianza en el oficialismo, una estrategia opositora que ya había probado exitosamente Bolsonaro y alguna que otra deslealtad…
Publicada el en Crónicas

Si el oficialismo provincial perdió en la primera ciudad del Departamento General San Martín (Villa María) y también en la tercera (Etruria), no debería sorprender que haya perdido en la segunda (Villa Nueva). Pero sorprende, asombra, al punto de convertirse en el dato más curioso de los que arrojó en la región la elección del 25 de junio, sobre todo porque estaba en juego quién sucedería en la Intendencia a Natalio Graglia, cuya gestión tenía el visto bueno generalizado y llevó a Juan Schiaretti a elegirlo para encabezar la lista de candidatos regionales a la Legislatura por sobre otros actores con apellidos más resonantes en el espectro político.

Quien estará sentado en el Sillón de Freytes en 2026, cuando la “Madre de Ciudades” del Departamento llegue al Bicentenario de su fundación, será el radical de Juntos por el Cambio Ignacio Tagni, el elegido para interrumpir 24 años consecutivos de gobiernos peronistas.

El análisis de lo ocurrido en Villa Nueva, que no es nada fácil, va a resultar fundamental para Eduardo Accastello, Nora Bedano y Martín Gill, si es que pretenden conservar el gobierno de Villa María, en el que se sucedieron desde 1999 hasta el presente.

Mi viejo, el Berto, nos simplificaba cuando niños: “Villa Nueva es la ribera baja del río. Las inundaciones la arrasaron más de una vez. Quienes progresan un poco compran tierras altas en Villa María y se van allá. Por eso Villa María es más rica; tiene pavimento y nosotros no, tiene ocho cines y nosotros uno solo…”.

El paso de las décadas fue poniendo diques a los conceptos vertidos en aquella sencilla clase de historia dictada en la cocina de nuestra casa, al mismo tiempo que el Berto pasaba de la bici a la Vespa y de la Vespa a la Ford F100 y… saltamos de Villa Nueva a Villa María. Era 1970 y tuvo que correr mucha agua debajo de los seis puentes que unen o separan a ambas ciudades, tan cercanas y tan diferentes, para que se iniciara un proceso inverso.

Cubierta toda superficie edificable en la ribera villamariense, desde Barrancas del Río hasta Vista Verde, los desarrollos inmobiliarios comenzaron a mudarse a la costa villanovense, desde el Prado Español hasta Villa Oeste, por un lado, y desde La Reserva hacia Los Algarrobos, Las Lilas, Las Rosas y Pueblo Nuevo, con barrios cerrados incluidos, por el otro (los últimos datos cruzados entre Rentas y Catastro  dan cuenta de un crecimiento demográfico del orden del ocho por ciento en Villa Nueva, cuando el resto del territorio cordobés promediaba un 2,5 por ciento, todo ello antes del último censo).

Semejante boom urbanístico incluía un cambio, una transformación en la composición social. Tal vez a eso se refería Franco Graglia, el hermano del intendente que aspiraba a sucederlo en la sede municipal de Marcos Juárez 550, cuando expresó: “Hubo cosas que no vimos”.

Bolsonaro, presente

El otro punto que necesariamente debe incluir el análisis de lo ocurrido en Villa Nueva es la proliferación y el auge de diferentes iglesias o cultos religiosos. Años atrás, ya nos causó sorpresa en la redacción de El Diario, cuando un 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, se entregaron distinciones a doce mujeres que desarrollaban tareas sociales desde otros tantos templos de distintos credos. ¡Doce!, hace unos años.

Probablemente a eso también se refería Franco Graglia cuando admitió que “hubo cosas que no vimos”. Tagni sí lo vio: sumó a su causa a pastores y, con ellos, a sus rebaños. Queda claro cuando uno de sus buques insignia fue refrendado por el concejal electo Sergio “Cacho” Aguilar, que insiste en tener “avanzado” un “proyecto integral” para construir “una red de contención” a través de la labor de las iglesias -católicas y evangélicas-, los centros vecinales... “No estoy hablando como pastor. Estoy hablando porque creo fervientemente que la parte espiritual que podamos llevar a Villa Nueva va a ser muy buena”, le dijo a El Diario. Y abundó: problemáticas sociales vinculadas a la pobreza, la falta de alfabetización y la droga “se abordarán por medio de una nueva secretaría, la de Culto”.

La fórmula, que había sido empleada exitosamente por Jair Bolsonaro en Brasil, tuvo el mismo efecto en las elecciones de Villa Nueva.

A los dos factores señalados, el cambio en la composición social y la “experiencia religiosa”, pueden sumarse otros para explicar el contundente resultado electoral. El mismo “Cacho” Aguilar dio una pista cuando dijo: “El oficialismo se creyó que con cemento era suficiente”. Es que en Villa Nueva lo poco que se haga es mucho, después de una historia llena de postergaciones. Y Graglia hizo mucho de verdad, con fondos gestionados tanto ante la Nación como ante la Provincia. Están a la vista obras que años atrás parecían de imposible realización. Y en esos laureles descansó, como lo escribió Daniel Rodríguez en El Diario: “Es innegable que la gestión de Natalio Graglia trajo visibles avances que lo pusieron como ejemplo y referente para otras localidades de la región. Los Carnavales Gigantes, la Fiesta de la Cerveza o el Desfile Patrio son algunos de los eventos que hicieron punta, junto a distintas obras realizadas con fondos municipales, nacionales y provinciales. Así todo, y con algunas cuestiones internas sonando por los pasillos de la Municipalidad, la gente le otorgó un golpe de realidad”.

“El elegido como su sucesor, su hermano Franco, no arrastró el caudal de votos que tal vez esperaban… `Están demasiado confiados´, señalaban algunos analistas políticos y se lo hacían saber, pero parece que no lo sintieron así… Ahora el abogado Tagni tendrá desde diciembre una tarea no menor: mantener algunas políticas y fortalecer aquellas que pregonó durante los últimos años -ya que fue candidato en tres ocasiones y la tercera fue la vencida-”, cerró el columnista.

Un cambio en la composición social, el “religioso” juego opositor, el exceso de confianza en el oficialismo y, lo más difícil de probar, aliados que tal vez no lo fueron tanto. Porque la elección del hermano Franco como candidato dejó desairados a los dos políticos del PJ que antecedieron a Graglia en la intendencia (Marcelo Frossasco, actual presidente del Consejo de Seguridad Deportiva Provincial – Cosedepro-, y el empresario Guillermo Cavagnero, perteneciente al accastellismo). Ambos dijeron estar dispuestos a tomar la posta, pero Natalio fue inflexible: su sucesor iba a ser su hermano. Saber qué les decían Frossasco y Cavagnero a los vecinos durante la campaña no tiene precio.

Habrá que ver cómo leen Gill y Accastello la derrota de Villa Nueva (y la de Martín Llaryora en ambas ciudades) de cara a las municipales de Villa María, fijadas para el primero de octubre. Todo parece indicar que hay cuestiones que motivan más a los ciudadanos que las obras.  Y el gobernador electo tendrá que mediar, porque no hay diálogo entre ambos referentes. ¿Martín al Gabinete y Eduardo a la Municipalidad? Está por verse.

Sergio Vaudagnotto
- Periodista. -