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#EleccionesCiudadDeCórdoba
Urnazo de sensatez política
Foto: Hacemos Unidos por Córdoba repitió los guarismos de un mes atrás y consagró a Danniel Passerini como nuevo intendente de la ciudad de Córdoba.
Era demasiado premio para Rodrigo De Loredo -que casi funde Arsat en su único antecedente en la gestión pública- alzarse con la jefatura política de la segunda ciudad del país. El intendente Martín Llaryora logró inclinar la balanza a favor de su candidato y consolida un nuevo liderazgo en el renovado peronismo cordobés.
Publicada el en Crónicas

“Los hice venir al pedo”. La espontánea confesión del derrotado Rodrigo De Loredo dejó pasmados a los miembros de la plana mayor de Juntos por el Cambio, que habían desembarcado en La Docta para sacarse la foto de unidad en el triunfo y se  tuvieron que volver cabizbajos y rumiando bronca ante una derrota que nunca imaginaron. Una derrota que fue de tal magnitud –poco más de siete puntos porcentuales- que no hizo falta que la morosa Junta Electoral Municipal cargara los datos en la página oficial: las mesas testigo del propio candidato opositor marcaban una tendencia irreversible. A diferencia de lo que hizo su socio político Luis Juez un mes atrás, De Loredo admitió la derrota y felicitó públicamente al ganador Daniel Passerini.

La escasa participación del electorado de la capital provincial –que arañó el 60 por ciento del padrón- fue el único argumento esbozado por los sorprendidos dirigentes cambiemitas, que aterrizaron sin paracaídas en Córdoba confiando en las encuestas, que siempre dieron ganador a De Loredo. Fue Llaryora quien, en un encendido discurso, cuestionó a los “pitucos de Recoleta” que pretenden dar lecciones de gestión a los cordobeses y a los candidatos que hicieron campaña en los canales de televisión porteños.

Fracasaron, por enésima vez, los encuestadores, que arriesgaron una segura victoria del candidato cambiemita; fracasó -como hace un mes- la estrategia política centrada en el marketing de las redes sociales y  los canales de televisión porteños. Triunfó la gestión, que en apenas cuatro años y con las limitaciones que impuso la pandemia, transformó la fisonomía urbana de la ciudad de Córdoba, que contrasta con las últimas y deslucidas gestiones de Ramón Mestre junior.

No le alcanzó a De Loredo con esconder durante la campaña electoral al hijo del último gobernador radical de Córdoba, ni a su verborrágico socio político derrotado un mes atrás; ni exhibir como contrapartida el apoyo de la  dirigencia nacional de su espacio político, que ayer quedó entrampada en una insólita foto de la derrota; ni su silencio ante la inclusión en su lista de concejales de dos candidatos vinculados al narcotráfico.

Con un porcentaje casi idéntico al obtenido un mes atrás por Llaryora como candidato a gobernador, los cordobeses eligieron al poco conocido Daniel Passerini como parte del equipo que promete continuar una gestión que goza de la aprobación mayoritaria de los cordobeses. Realidad mata relato: el electorado de una ciudad tradicionalmente “gorila” renovó sus votos al “partido cordobés”  antes que comprar los promocionados espejitos de colores de la esperanza blanca del radicalismo vernáculo.

Discurso fundacional

En un encendido discurso, Llaryora dijo todo lo que no pudo en los frustrados festejos del 25 de junio, cuando Luis Juez le negó el reconocimiento del triunfo. El gobernador electo y nuevo líder del peronismo cordobés esbozó algunos de los ejes que pretende imprimir al nuevo tiempo político que se avecina en Córdoba: la consolidación del “partido cordobés”, la defensa de la autonomía provincial y un fuerte cuestionamiento a la dirigencia porteña, a la que desafió abiertamente por la asimetría de recursos entre la capital y las provincias.

En su discurso, Llaryora rescató las bases del cordobesismo, pero omitió toda referencia al kirchnerismo como enemigo a derrotar y en cambio cuestionó –sin nombrarlo- al jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, el declamado socio político del gobernador Juan Schiaretti. Obligado a apoyar a quien lo designó su sucesor natural, Llaryora apuntaló la precandidatura presidencial de Schiaretti. ¿Sostendrá ese apoyo después de las PASO? ¿Cómo actuará ante un eventual balotaje entre Sergio Massa y Roríguez Larreta? ¿Y si la disyuntiva es entre Patricia Bullrich y el candidato de Unión por la Patria?

Un dato que en otro contexto podría ser considerado de color o parte del folklore partidario ayer no pasó desapercibido en el búnker del oficialismo: apenas se anunció el triunfo, la militancia entonó espontáneamente y con inusitado fervor la tradicional marcha peronista, ausente durante toda la campaña electoral. ¿Desahogo o señal a futuro?

La elección en Córdoba consolidó lo que insinuaba el ajustado triunfo de Llaryora hace apenas un mes: nace un nuevo liderazgo en el peronismo cordobés. ¿También una nueva forma de hacer política?

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -