Marisa Rovera es hija de la educación pública. Primera generación de universitarios en su familia, es además la primera mujer que se calza el traje de rectora de la Universidad Naciona de Río Cuarto. La mayor parte de su vida transcurrió y transcurre en el hermoso campus que la Casa de Altos Estudios tiene en Las Higueras, justo en el límite demográfico que separa esa localidad de Río Cuarto. Allí estudió, se recibió, dio clases y condujo el decanato de la Facultad de Ciencias Exactas. Cabeza visible de una heterogénea alianza que incluyó a sectores independientes, radicales y del PRO, apuesta al consenso para construir una nueva hegemonía luego de décadas de gobiernos universitarios peronistas.
Rovera recibe a revista El Sur a primera hora de la mañana en su despacho de la UNRC, donde reina el silencio, que disfruta especialmente antes de comenzar su ajetreada agenda cotidiana. Prefiere no hacer nombres, sino discutir ideas. Defiende a capa y espada la educación pública, la institucionalidad y el debate en el Consejo Superior de la UNRC. “Estamos transitando estos primeros meses de gestión con mucho compromiso. Si bien soy parte de esta comunidad universitaria desde hace muchos años -como estudiadamente, graduada, docente y decana-, claramente esta función conlleva una mayor responsabilidad y la expectativa es poder fortalecer las políticas públicas en un sistema educativo que debe tener una sólida articulación entre los diferentes niveles”, dice Rovera.
-¿Son suficientes los recursos que recibe hoy la Universidad Nacional de Río Cuarto para garantizar un buen funcionamiento?
- Siempre que planteamos proyectos en el marco de políticas públicas es inevitable incluir la variable del financiamiento para poder concretar verdaderas acciones de inclusión educativa, de acceso a la educación pública, de calidad en lo que enseñamos, en lo que se investiga y en lo que se lleva al aula. Lo que va a la sociedad misma requiere de financiamiento y el Estado tiene esa responsabilidad desde el momento en que concebimos a la educación pública como un derecho fundamental. Claramente la sociedad debe acompañar la idea de que esa inversión del Estado es una inversión social, que nos debe llegar a todos.
-¿Y alcanza hoy esa inversión?
- No, no alcanza. Cuando hablamos de innovar, de mejorar la calidad de lo que se enseña, de lo que se aprende, necesariamente hablamos de financiamiento. Desde nuestro espacio apuntamos a generar conciencia colectiva, que la sociedad acompañe este esfuerzo que redunda en beneficio de todos.
- ¿Cómo ve que haya candidatos presidenciales que hoy cuestionan la educación pública con planteos de arancelamiento, vouchers y cierre de institutos científicos como el Conicet?
- Desde ya que rechazamos una política que plantee un posible arancelamiento o desfinanciamiento del sistema científico tecnológico argentino, que también va de la mano de la educación pública. O sea que no es esto o lo otro, sino parte de lo mismo: si no generamos conocimiento no podemos garantizar calidad en lo que enseñamos; si no generamos conocimiento no podemos innovar, transformar, llevar al aula ese conocimiento. De manera que no podemos corrernos de lo que hoy es nuestra bandera, que es la educación pública. Hemos llevado ese debate como comunidad universitaria al Concejo Superior, que hará público un documento con las conclusiones del plenario. Hay un objetivo común que nos debe unir y nos debe encontrar sólidos a la hora de plantear y convencer socialmente del valor de la educación pública. No es una cuestión de tales o cuales universidades o escuelas públicas sino de un capital humano y social de todos los argentinos.
- ¿Y qué le contestaría a los candidatos que atacan a la educación pública?
- Me parece que la manera de interpelar esas propuestas es llevar a la sociedad un mensaje claro de que esto no es una diferencia de opinión entre sectores, sino un derecho que todos los argentinos tenemos. Tengo esa mirada, esa convicción, que además data de hace muchos años. Si hacemos un análisis en perspectiva, fuimos avanzando en ese proceso de democratización que es una construcción permanente. No es algo que date de una fecha, sino que a partir de una fecha se van consolidando las políticas y quienes estamos en estos espacios debemos velar por ello.
- ¿Esas políticas están en riesgo ante el nuevo escenario electoral?
- Más allá de una propuesta, más allá de un candidato -que está dentro de las opciones de la democracia y debemos respetar a rajatabla la voluntad popular- , me parece que debemos estar unidos como sociedad y tener una mirada colectiva de lo que significa la educación pública para valorarla y defenderla.
- ¿Cómo es la articulación de la UNRC con los legisladores nacionales? ¿Ya están discutiendo los alcances del Presupuesto nacional para el año próximo?
- Todavía no y tampoco lo hemos tratado aún en el CIN. Pero entiendo que será una discusión importante en este contexto tan complicado, donde los números hablan por sí solos.
- ¿Qué dicen hoy esos números?
- Que de lo que recibe la UNRC, alrededor del 90 por ciento va destinado a pagar sueldos. Y con el diez por ciento restante hay que hacer frente a todo lo demás: gastos de funcionamiento, servicios, equipamiento, elementos para la enseñanza de grado y posgrado. La situación es realmente preocupante y claramente requiere de una adecuación presupuestaria y una revisión permanente por los altos índices de inflación que tenemos.
- ¿Qué enseñanzas dejó la pandemia? ¿Se va hacia una enseñanza bimodal, que contemple tanto la presencialidad como la virtualidad?
- Pensamos que hacia adelante puede haber un gran avance porque recientemente se han aprobado los marcos normativos que habilitan a las carreras presenciales a incorporar tecnologías como la virtualidad sincrónica dentro de la modalidad presencial. Nuestra universidad tiene una vasta experiencia en carreras a distancia que también representan una oportunidad para que más estudiantes puedan acceder a la educación. Cuando hablamos de inclusión social y educativa entendemos que la incorporación de entornos virtuales puede ayudar a generar esa apertura, a ese acercamiento de más estudiantes al mundo universitario.
- Usted es primera generación de universitarios en su familia. ¿Qué opina de modelo chileno de endeudarse para estudiar, como propone Milei?
- Insisto que nuestro modelo educativo viene muy consolidado desde la Reforma de 1918, el Decreto de 1949 y las conferencias regionales de educación superior, la matriz del 2008, del 2018, que de alguna manera van ratificando el concepto de educación pública que debe ser un orgullo para los argentinos. Nuestra postura es seguir consolidando día a día la educación pública.
- ¿Qué tiene que hacer la universidad cuando algunos candidatos proponen cerrar el CONICET?
- La universidad, nosotros, somos parte de una sociedad. Por ahí debemos plantearnos hasta dónde llegamos con nuestro mensaje a esa sociedad para que no haya dudas sobre la importancia de la inversión en ciencia y educación. Tenemos que trabajar hacia adentro y también hacia afuera: cuando hablamos de qué producimos, explicar que producimos conocimiento. Y que lo que se genera con la investigación tiene es un fin social, o sea, no se genera conocimiento sólo para un grupo de personas, sino para la sociedad toda. Ese mensaje debe ser claro hacia adentro y hacia afuera del campus.