Cuando dio su discurso al asumir su primer mandato en la Universidad Nacional de Villa María, el abogado Luis Negretti miró hacia la tercera o cuarta fila, enfocó a una mujer, y dijo: “Para vos vieja; por todo lo que pasamos”. Lo que pasaron cuando se quedaron solos, con nada por delante y nada por detrás, es vivir de ocupas en un aula de la escuela en la que el niño había cursado parte de la primaria; un edificio abandonado, casi en ruinas. Desde ahí salían, ella a trabajar y él a seguir estudiando. En este mes de agosto comenzará su tercer y último período como rector de la Casa de Estudios, ya que a fines de agosto revalidó con el 83% de los sufragios.
-En las Primarias Abiertas y Simultáneas y en la actual campaña electoral toman fuerza discursos que denigran la educación pública, la universidad, la investigación científica…
-Y nos generan incertidumbre. Porque, ciertamente, más allá de los procesos y períodos en los que se ha apoyado más o un poco menos a la educación superior, a la ciencia y a la técnica, esas propuestas que se escuchan tienen que ver con un cambio radical, directamente con cierres de espacios que vienen desarrollándose desde hace décadas y que contribuyen a procesos que se van dando a lo largo del tiempo. Interrumpirlos de manera abrupta generaría un daño irreparable a la producción de conocimiento, al agregado de valor a la producción, al cuidado del ambiente, a todo lo que se produce en materia de conocimiento en el ámbito de las universidades. Y no sólo de las universidades sino también en el ICET, INTA, INTI, CONAE… A nosotros nos preocupa porque la universidad trabaja muchísimo en vinculación con estas entidades. La posibilidad de la desaparición de las mismas, más el contexto de una falta de apoyo a la educación superior, generaría un panorama muy pero muy negativo.
-Supongo que Villa María lo sentiría y no solamente desde el punto de vista económico. Porque muchas de las investigaciones de la UNVM se hicieron al servicio de la ciudad, como el estudio del periurbano, para establecer cómo y hacia dónde extender el radio urbano, por ejemplo.
-Y muchas otras. Pero muchas... Algunas tienen que ver con la producción agroalimentaria de la región, otras tienen que ver con los contextos sociales, con las humanidades también, que son igualmente importantes. Pero bueno, hagamos hincapié en aquellas investigaciones que colaboran fuertemente con la producción, con el empleo, con el desarrollo local y regional. La verdad es que la relación es directa y eso no se logra de un día para otro. Hasta hace 15 años, 20 años, no existía eso en Villa María. No había nadie que dedicara su vida a la tarea investigativa y hoy son más de cien personas que no solo viven de esta actividad, sino que devuelven lo que reciben con su trabajo para la comunidad, para las empresas, en definitiva, para el desarrollo local y regional. Los científicos devuelven a la sociedad cada peso que reciben.
-Más de cien investigadores… Y buena parte de las obras de infraestructura que se están realizando tienen que ver precisamente con lo científico.
-Sí, lateralmente me refería a eso recién, cuando decía que los procesos apuntan a consolidar éste esquema que hoy vivimos. Interrumpirlo sería muy nocivo. Se está invirtiendo en un edificio de cinco millones de dólares para una planta piloto y una mejor situación laboral de todos nuestros investigadores e investigadoras. Y, por otra parte, un programa que se llama Equipar Ciencia nos ha permitido incorporar dispositivos que hubiese sido imposible en otro momento por el costo que tienen los mismos; de 500.000, 800.000, un millón de dólares cada uno. El cierre de Conicet devendría en la inutilidad de todos esos elementos.
-Argumentan que son demasiados investigadores y mucho gasto…
-Una reverenda falacia. Se hace una comparación de cantidades y se dice que la NASA tiene 15 mil empleados y Conicet tiene 20 mil. Es una comparación absolutamente impertinente porque lo que sería comparable con la NASA sería la CONAE, que es la Comisión Nacional Aeroespacial, y tiene apenas 300 empleados en Argentina, con desarrollos muy importantes. Le podríamos sumar el INVAP, que es público-privado y se dedica también a lo aeroespacial. Entre las dos instituciones no llegan a 500 empleados contra los quince mil que tiene la NASA.
-Negretti, si la etapa del contador Carlos Domínguez como rector fue fundacional, si las gestiones de su colega y amigo Martín Gill fueron de consolidación, ¿cómo definiría la suya, fundamentalmente esta tercera etapa que se inicia ahora en agosto?
-Creo que la evaluación externa recientemente dada a conocer nos pone en una situación de tener una universidad que ha cumplido los objetivos como tales, como universidad. Si bien tenemos mucho para desarrollar, ya tenemos posgrado en las tres unidades académicas, tres doctorados, uno por cada una de las unidades académicas; tenemos un desarrollo de la investigación y, como decíamos recién, un vínculo muy fuerte con la comunidad; llegamos a personas que antes no llegábamos a través de la Escuela de Formación Profesional, capacitando en oficios, capacitando a personas que ya están dentro del mundo del trabajo; tenemos carreras a distancia que antes no teníamos... Creo que hemos llegado a un punto de desarrollo muy significativo, pero en cada uno de esos aspectos hay un margen de mejora sustantivo también. O sea que en los cuatro años que se vienen vamos a tratar de profundizar el camino que venimos llevando adelante y también mejorar los índices, que algunos de ellos tienen una fuerte posibilidad de mejora. Por ejemplo, la cantidad de años que utiliza un estudiante para recibirse, poder acreditar esos conocimientos que va adquiriendo el estudiante a lo largo de su trayecto formativo, aun cuando no pueda terminar la carrera, con títulos intermedios, con reconocimiento de trayectos, y profundizar la internacionalización. Son muchos los aspectos en los que creo que la universidad todavía tiene margen de mejora.