Rostros serenos nos miran de frente. Tienen cerca de 45 años y una belleza no hegemónica que cautiva. Personas comunes que podrían ser nuestros amigos o amigas, vecinos o compañeras de trabajo. Son imágenes generadas por inteligencia artificial pertenecientes al proyecto IAbuelas, de Santiago Barros, creadas a partir del archivo de fotos de Abuelas de Plaza de Mayo. Saber que así podrían verse los cientos de bebés apropiados en la actualidad es por demás impactante y la noticia ya dio la vuelta al mundo. El autor, un creativo publicitario que vive en Buenos Aires, aclara que no se trata de un estudio científico, sino un hecho artístico.
- ¿Cómo se te ocurrió unir la lucha de las Abuelas y la inteligencia artificial?
- El proyecto nació de casualidad y no tanto. En mi memoria apareció cuando estaba lavando los platos. Recuerdo una epifanía. En ese momento se juntaron dos o tres piezas que ya tenía dando vueltas en la cabeza y conformaron una idea, pero sin ningún plan: esos condimentos fueron mi militancia política, el hecho de que en mi familia tenemos a un primo de mi papá desaparecido y mi trabajo como creativo publicitario.
- ¿Dónde militas?
- Milito en una agrupación peronista desde hace casi diez años. Siempre me sentí de este lado de la grieta, desde muy chico, pero era bastante antiperonista, venía de familia radical. A mí me interpelaban los derechos humanos, me daba cuenta que el neoliberalismo era el enemigo, que lo que había pasado durante la dictadura estaba mal, crecí durante el menemismo y para mi Menem era mala palabra. Tenía el manual del buen progre perfectamente conocido, pero reconozco que era gorila. Con Cristina eso se me dio vuelta como una media: a partir de 2014 empecé a militar más activamente, siendo kirchnerista primero y después peronista.
- Comentabas que hay miembros de tu familia desaparecidos.
- Nosotros tenemos un primo de mi papá que está desaparecido. Se llamaba Raúl Atencio. Raúl era su primo, pero en realidad era el hermano que mi viejo no tuvo. Hay una anécdota familiar; cuando yo era chico me había agarrado una especie de enfermedad. Mi viejo me llevó a una “macumba”, algo de saberes populares, y le dijeron que para que me curara tenía que ir con un hermano. Como no tenía, le pidió a Raúl, su primo, que lo ayudara con eso. Y yo me curé. Para mí eso también es simbólico. Que de algún modo para mi viejo él fuera un hermano. Yo no lo conocí, tenía pocos meses cuando desapareció.
- Y la tercera parte tiene que ver con tu trabajo.
- Soy creativo publicitario: para mí la mejor forma de comunicar una idea es con una imagen. Con la búsqueda de nietos me pasaba que sentía que le faltaba… ojo, que no se malinterprete: no estoy diciendo que estuviera mal la búsqueda de Abuelas, todo lo contrario, sabemos que es recontra efectiva, pero yo sentía que faltaba algo más ligado con la imagen. En principio mostrar más las fotos de los padres para que las personas apropiadas, a medida que iban creciendo, vieran si se sentían reflejadas en esas caras. Eso siempre fue algo que me interpeló también.
- ¿Cómo llegaste a la Inteligencia artificial?
- Empecé a hacer pruebas con inteligencia artificial para ver de qué se trataba. Un día descubrí que podía juntar dos imágenes y a partir de ellas hacer una tercera que conservara la información de las dos primeras. Fue automático: ahí descubrí que si podía hacer eso entonces podía generar las imágenes de los nietos apropiados partiendo de las fotos de sus padres. Me acuerdo que estaba lavando los platos. Fui a la página de Abuelas y empecé a hacerlo. Fue como una pulsión.
- ¿Te sorprendió la repercusión que tuvo el proyecto?
- Imaginaba que algo de repercusión iba a tener. Estaba juntando dos cosas que normalmente son mediáticas. La IA estaba en un proceso de intensa mediatización, todavía estamos tratando de entenderla y los medios crean ese temor, que en definitiva es otra manera que tiene el neoliberalismo para ocultar cuál es el verdadero problema detrás de cualquier avance tecnológico, que es dejar gente sin trabajo y maximizar ganancias. Esto ya generaba repercusiones. También la lucha de los Derechos Humanos en Argentina es algo que siempre está presente en los medios. El hecho de que las Madres y la Abuelas hayan sido tan perseverantes en su lucha y la hayan mantenido, que hayan sido tan férreas en su defensa y en su búsqueda y demás. Me parecía que esas dos cosas combinadas iban a generar repercusión, sobre todo cuando vi el primer resultado.
- ¿Qué pasó cuando viste el retrato del primer nieto?
- Cuando vi la primera imagen generada y vi que era una persona que te miraba a los ojos, fue la segunda epifanía. Cuando noto el hecho de que sea un retrato de una persona que podría existir. No tanto por el parecido con sus padres, sino por el realismo de la imagen. La credibilidad de la imagen. Que te estuviera mirando a los ojos hacía que pasaras por la cuenta y que no fueras indiferente. Ahí entra lo artístico.
- ¿Lo pensaste de entrada como algo artístico?
- Yo no lo había pensado como un proyecto artístico. Lo había pensado quizás como una idea publicitaria en todo caso, para generar difusión del trabajo de Abuelas, pero no lo había pensado como algo artístico. El hecho de que estén mirando a cámara, que te interpelen y que eso te genere algo es lo que convierte al proyecto en un hecho artístico. Que termines siendo vos el que completa esa imagen. Con lo que te pasa, con lo que sentís y demás. Vi que por el formato de mosaico que tiene Instagram se iban a ver todas las fotos juntas, una al lado de la otra, todos mirándote a los ojos y eso iba a ser muy fuerte. No podías salir de ahí de la misma manera que habías entrado. El concepto artístico lo terminé de redondear después que tuve una reunión con Abuelas.
- ¿Cómo tomaron en Abuelas el proyecto?
- Ellas plantearon que debía quedar muy claro que no era un proyecto científico para que no las perjudique, me pidieron por favor que fuera muy enfático en esto de que era un proyecto artístico. Eso lo terminó de redondear. Yo no lo había pensado en esos términos porque si bien soy director de arte, no trabajo haciendo arte. Trabajo haciendo otras cosas. Trabajo como diseñador gráfico, como director de arte en publicidad y trabajé como director de arte en cine, pero más que nada armando sets de películas y de series. No me considero u artista plástico, ni siquiera u artista visual. Para mí está perfecto que se haya terminando encasillando en un proyecto artístico. Yo no me quería arrogar el mote de artista porque no lo soy.
- ¿Cuántos retratos vas realizando y cuántos pensás hacer?
- Hasta el momento hice cerca de 130 casos. Ya terminé con los años 1976 y 1977 completos, con todos los chicos que fueron apropiados con sus padres, y estoy con los primeros casos de 1978.
- ¿Cómo lo tomaron los familiares?
- La verdad que empecé a tener un poco más de noción de lo que pasaba con el proyecto cuando empecé a tener la devolución de los familiares. Ni bien subía una imagen a la cuenta, se generaba una catarata de mensajes. Me empezaron a escribir los familiares. Yo tenía un poco de miedo de que alguno me planteara que le parecía morboso. Me estaba metiendo con algo muy sensible. Todos me decían que era muy fuerte, muchos que era muy conmovedor. Pero por suerte a nadie le pareció morboso y muchos me empezaron a pedir que hiciera su caso. A esos casos los iba adelantando.
- ¿Hay algún caso en particular que nos puedas contar?
- Hubo un caso que fue absolutamente shockeante. El el de Matías Ayastuy, que me escribe por Instagram y me pide que haga el retrato de su hermana o hermano, que estaban buscando. Agarro las fotos que estaban en la página de Abuelas, hago los resultados y se los mando. En el mismo momento él me manda una foto suya, para que la agregara y usara en el proceso. Cuando abro la foto, me quedé helado: la cara de Matías era exactamente igual al resultado masculino que me había dado de haber mezclado a sus padres. Le digo: “Che, vos viste lo que acaba de pasar, ¿no? Estoy en shock” y él me dice “Imaginate cómo estoy yo”. El es un pibe que es militante de H.I.J.O.S. y que participa mucho de la lucha por los derechos humanos. Nos quedamos los dos como no pudiendo creer lo que había pasado. Ni hace falta que use tu foto. Igual nunca uso las fotos de los hijos ni los hermanos, sólo de los padres. Trato de tener el mismo criterio para todos los casos.
- ¿Lo hiciste con los que sí aparecieron, para ver qué grado de correspondencia tienen?
- Si lo hice y en la mayoría de los casos lo que sucede es que son personas que podrían ser parientes, de la misma familia, que tienen similitudes en algunos rasgos. En algunos casos se parecen más y en otros menos. Hay un caso que prefiero no nombrar, que se parece mucho a esa persona cuando fue restituida, no ahora, sino cuando era más joven. Si el día de mañana aparece un nieto y no se parece en nada al ejercicio que yo hice ¡qué me importa! Me pongo contento que apareció un nieto, si se parece o no se parece me da igual. No lo hago para tener razón, para que la IA sea infalible, lo hago como una manera de generar conciencia. ¡Cómo será de aberrante lo que pasó en la Argentina que tenemos que estar generándolo la cara a personas a las que le apropiaron la identidad! El problema es justamente que tenemos que usar una herramimenta para imaginar cómo podrían verse, porque les apropiaron la identidad. Si se parecen o no se parecen, es anecdótico. En definitiva, es un ejercicio de memoria. No deja de ser eso. No es un ejercicio científico.
- ¿Qué tecnología usas? ¿Cómo aprendiste? ¿Cómo desarrollaste la tecnica y cómo las vas perfeccionando?
- Uso Midjourney. Soy absolutamente autodidacta. De hecho, me enteré que existía la aplicación de pedo. Estaba un día boludeando en Instagram y veo unas fotos realistas muy zarpadas, medio distópicas. Veo los hashtags y descubro que es IA. Comienzo a googlear y descubro la aplicación. Empecé a probar. Me costó un montón entender cómo funcionaba, porque no es como una app que te bajás al celular, sino que funciona dentro de Discord. Vi que “aprende”, en el sentido que cada vez me tira resultados más acordes a lo que estoy buscando. Al principio daba respuestas más aleatorias y disímiles, pero a medida que yo iba seleccionando las imágenes las hacía más parecidas.