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¿Dónde va la gente cuando llueve?
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Repercusiones del primer debate presidencial. La economía ocupó el centro. Sarmiento, el cordobesismo, la reivindicación del terrorismo de Estado y algunas chicanas cruzadas a la espera del segundo round, el próximo domingo.
Publicada el en Crónicas

Es la economía, estúpido. Se volvió célebre aquélla frase de Bill Clinton para explicar un resultado electoral. Y la economía en el primer debate presidencial estuvo en el centro del ring. De hecho, Sergio Massa y Javier Milei agotaron su derecho a réplica en esa primera temática. Toda la carne (que cada vez pueden comprar menos los argentinos) en el asador.

Javier Milei apuntó a la casta empobrecedora. Massa devolvió que Milei es un salto al vacío y que sólo se dolarizó en países como Ecuador, El Salvador y Zimbabue. Bregman bramó contra los candidatos del FMI sin muchos distingos entre uno y otro. Schiaretti toreó con las cifras contundentes de inflación y pesos devaluados y preguntándose cómo el ministro de Economía actual se iba a convertir en un buen presidente. La emisión es una estafa, aportó el candidato libertario. Massa habló de la pérdida de soberanía que implicaría perder la moneda. Y dijo también que reformaría o bajaría impuestos aumentando sanciones a evasores.

Patricia Bullrich se enfrentó de arranque a su punto más débil: la economía. Cuestión de la que tuvo que ocuparse luego de las PASO incorporando como eventual ministro del área a Melconián. El programa y el equipo son de la Fundación Mediterránea. Pregúntenle a él, hubiera podido decir. Los rivales casi gozaron de esa flaqueza y Javier Milei le tiró la pregunta técnica de qué iba a hacer con las Leliqs. Bullrich respondió otra cosa.

La inflación, la inflación, el déficit, repitieron varios candidatos, pero hacer propuestas en dos  minutos o 45 segundos se volvió complejo, probablemente en favor de los líderes políticos menos duchos en el tema.

Al gran bonete se le ha perdido un firulete, la pelota se la pasaban unos a otros. ¿Yo señor? Sí, señor. No, señor. Ustedes trajeron de nuevo al FMI en un acuerdo criminal, ustedes lo avalaron, y así. El déficit, la emisión. Sobraron diagnósticos, búsqueda de culpables, las propuestas no aparecieron nítidas.

Schiaretti invitó durante todo el debate a conocer Córdoba, una especie de paraíso perdido. Había una Aduana seca incluso en tiempos del Virreynato en la ciudad mediterránea. Córdoba y el resto del país. Córdoba queriendo encarnar el federalismo reclamando que los subsidios del AMBA cristalizan la desigualdad del unitarismo que nunca se fue.

 El cordobesismo, el oficialismo, el revolucionario libertario, la revolucionaria socialista y la candidata de Juntos por el Cambio tirándose dardos, pero cada uno en sus trece.  Hubo cruces, chicaneos, réplicas, pero en un tono de respeto o formalidad que sólo se vio en entredicho en la segunda parte del debate, cuando uno de los moderadores se vio obligado a agitar el reglamento firmado por todos por haber apagado un micrófono cuando se agotó el tiempo.

Sarmiento

En Educación, Patricia Bullrich habló de Domingo Faustino Sarmiento y su atuendo blanco casi que hacía juego con los alumnos de escuela. 190 días de clase o nada. Basta de Baradel y sindicatos, los chicos en las aulas.

Massa defendió la Escuela pública y habló de la importancia de la educación técnica y la robótica. Bastante robotizada esta parte del debate sin casi posibilidades de derecho a réplica, agotados por varios candidatos en la temática de económica, madre de todas las batallas. La asignación del 8 por ciento del PBI para educación, prometió el ministro. Y en cuanto al ausentismo docente, no se diferenció de Bullrich desde una posición punitivista respecto a los maestros.

Milei no habló de los vouchers en ese segmento sino en otro en que aludió a subsidiar la demanda (de las familias) y no la oferta (de las escuelas). Probablemente nadie entendió demasiado de su alocución en ese tema, desde que las escuelas no son probablemente comprensibles en términos que se utilizan para graficar los flujos de la economía. ¿Cómo funcionaría eso? Bullrich criticó los vouchers, Massa también, apuntando que la desigualdad educativa se consolidó en Chile.

Bregman defendió la escuela pública y apuntó a la importancia de la educación sexual integral en los establecimientos educativos, toreando al libertario que planteó su exclusión. Milei no tenía derecho a réplica. Repuso también la candidata de izquierda que los docentes, blanco de las críticas de los que quieren 190 días de clases, no se pueden dar los lujos de Insaurralde en su yate en Marbella.

Schiaretti apuntó que la primacía de las escuelas técnicas ya se realizó en Córdoba, la aldea de la prosperidad. Es el único de los candidatos que tiene experiencia en liderar un Poder Ejecutivo y lo quiso explotar al máximo. Como esos inefables conversadores que, cualquiera sea el tema de que se trate, siempre te dicen “yo estuve ahí, ya lo hice, no me la contaron”.

En Derechos humanos y convivencia democrática, Patricia Bullrich miró a las cámaras y admitió su militancia juvenil en Montoneros diciendo que aprendió de la experiencia. Vos sos más casta que Barrionuevo, le espetó Milei  cuando ella cuestionó su última alianza con el sindicalista. Milei enumeró memoria, verdad y justicia casi para sorpresa de muchos. Pero en el párrafo siguiente aludió a que hubo una guerra en los 70 y cuestionó el número de desaparecidos adoptando la postura negacionista que ya fuera rebatida ampliamente en los juicios a las Juntas Militares durante el gobierno de Alfonsín.  

Massa habló de los derechos de nueva generación, casi enumerando los incluidos en la Constitución del 94. ¿Todos fueron menemistas?, lo toreó Bregman a Schiaretti. El cordobesismo es respetuoso de los espacios que gobiernan y ganan elecciones, respondió el aludido.  Bregman cuestionó la represión estatal en Guernica y trajo la memoria de víctimas de la violencia estatal: Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y Lucas González.

En el final, Milei aportó a que los nuevos conversos que adhirieran a sus ideas estarán invitados a sumarse a su revolución liberal. Schiaretti parecía un guía de turismo promocionando Córdoba y habló de la conjunción de tanto mercado como sea posible y tanto Estado como fuere necesario. Bullrich verbalizó su federalismo diciendo que tenía muchos diputados y gobernadores detrás suyo, como intentando compensar la ¿deserción? de la UCR. Bregman llamó a los ciudadanos a votar por sus principios, un zurdazo al voto útil. Massa llamó a la unidad nacional y a que el votante deje la bronca de lado y vote con esperanza.

¿Y dónde está la esperanza? Vaya uno a saber. O mejor, dada la crisis del país. ¿Dónde va la gente cuando llueve?, como inquirían Pedro y Pablo. Siempre hay un lugar donde parar.  Hay un segundo round el domingo 8. Donde va la gente se sabrá el 22 de octubre. Falta todavía que corra mucha agua (o lluvia) bajo el puente.

Sebastián Giménez
- Escritor -