Es la mañana del 7 de octubre de 2023. Rodolfo Skariszewski despierta con la noticia de que, por la madrugada, el grupo terrorista islámico Hamás lanzó una lluvia de misiles en zonas cercanas a Gaza, que son controladas por Israel. Rodolfo vive en Moshav Ohad, muy cerca de las zonas afectadas. Una gran preocupación invade a todos en el lugar. Recibe una llamada de su hija, aterrada. Ella vive en Beerseba, a unos pocos kilómetros. Preocupado, Rodolfo toma el coche y se dirige hacia allí. En el camino es obstaculizado por una larga hilera de autos, que son demorados por soldados. Frena y se une a la larga cadena de autos atascados. Se comienzan a escuchar tiros. Las balas se dirigen a los civiles, portadas por miembros del grupo terrorista palestino Hamás, que se acaba de colar en territorio israelí sorprendiendo a la inteligencia militar. La matanza es general. Ningún civil logra sobrevivir. Rodolfo es una nueva víctima de un interminable libro conflicto político, ideológico y religioso en un territorio que no logra sanar.
Rodolfo había nacido en Río Cuarto y de muy chico se mudó a Buenos Aires con su familia, al barrio de La Paternal, donde se hizo hincha de Argentinos Juniors. Estudió en la escuela ORT con sede en Belgrano y se orientó en informática. Al finalizar los estudios emigró junto a su familia a Israel. Se enlistó en el servicio militar y se casó con Rinat, con quien tuvieron tres hijos: Yhonatan, Gili y Danielle. Fundó su propia empresa de informática, dedicada a la computación y la instalación de cámaras en sectores de la agricultura. Su gran compañero siempre fue su hermano Ricardo, que describe de forma muy sencilla la relación que los unía: “Éramos sombra uno del otro”.
Ricardo perdió su sombra. Como él, miles de civiles israelís y palestinos pierden día a día a sus seres queridos. “Hoy no existe nadie que no tenga un pariente, conocido, amigo o conocido de un conocido que no haya caído en este genocidio”, admite Ricardo.
- ¿Cómo se afronta esta situación?
- No se afronta. Yo sé que mi hermano fue asesinado, falleció, pero todavía la mente, el subconsciente o el alma -como quieras llamarlo- no lo acepta. Es muy difícil. Tuve que decirle a mi mamá, de 84 años, que su hijo fue asesinado.
Los caídos no son sólo un número, son historias, padres, madres, hijos, hermanos. Así lo dice Danielle, la hija de Rodolfo, desde su muro de Facebook: “Debe entenderse que el número de muertes registradas es el número de familias que fueron destruidas. Publicaré y hablaré porque todos merecen saber quién eres, mi querido padre, sacaré fuerzas y me pondré de pie, para ser tu continuidad, para traerte orgullo y alegría porque sé que estás aquí conmigo”.
De guerra en guerra
La trágica muerte de Rodolfo Skariszewski alimenta la larga y compleja historia de un conflicto con orígenes territoriales, religiosos, culturales y políticos. Los especialistas dicen que la espiral de violencia entre israelíes y palestinos comenzó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los sobrevivientes judíos del holocausto decidieron asentarse en la tierra de la biblia judía de Palestina, llamada Israel. La decisión trajo aparejados varios conflictos, en los que intervinieron países europeos como Gran Bretaña, que tenía control sobre el territorio. Para dar fin a la controversia, en 1947, la Organización de Naciones Unidas (ONU) dividió el territorio palestino en dos partes: uno árabe y otro judío. Los judíos aceptaron, pero los palestinos se negaron. Comenzó una nueva guerra y los palestinos tuvieron que refugiarse en la Franja de Gaza. Los judíos entraron en conflicto con cinco estados árabes: Egipto, Irán, Siria, Jordania y Líbano. Igual ganaron la guerra, que llamaron “de la independencia”.
La Guerra De Los seis Días, en 1967, marcó otro pico del enfrentamiento. “Hasta ese momento Israel estaba gobernada por el Partido Laborista y la cuestión era básicamente territorial. No había una aspiración por conquistar la parte oriental de Jerusalén, donde está el muro de los lamentos. Los símbolos religiosos existían, pero no eran una cuestión central, salvo para la extrema derecha, que era minoritaria. Lo que se empieza a decir en este año es: ese territorio es nuestro, volvamos a nuestra tierra. Cada vez se fue reforzando más el sentimiento nacionalista de pertenencia del territorio”, explica el periodista Pedro Brieguer al periódico Le Monde Diplomatique. Ese año el pueblo judío volvió a ganar una guerra contra el pueblo árabe y extendió bajo su control a más de un millón de palestinos en los territorios de Gaza, Sinaí, Cisjordania y los Altos del Golán.
En 1973, durante el Yom Kippur -fecha sagrada para el judaísmo-, los árabes intentaron recuperar las tierras perdidas a manos de los israelíes. Volvieron a ser derrotados. Hubo negociaciones para intentar una salida pacífica, sin solución. En 1987 surgió el grupo religioso islámico Hamás, que llevó a cabo la primera intifada contra Israel. “Hamás dice: el conflicto es entre musulmanes y judíos. Por eso es mucho más difícil pactar con identidades religiosas porque, si Dios me ordena a hacer algo, difícilmente lo que vos me digas me va a convencer de otra cosa”, explica el sociólogo Kevin Ary Levin.
Sin lograr una salida diplomática, las narrativas palestinas e israelís fueron alimentando el odio mutuo. “Aquí hay una guerra por detrás de la guerra, por ver quién miente mejor, quién echa la culpa mejor”, dice el politólogo Pablo Whebe en diálogo con Telediario Digital. Hamás tomó el poder en la franja de Gaza. Israel fue gobernador por la ultraderecha de Benjamin Netanyahu. Israel mantuvo a raya al pueblo palestino en Gaza, controlando la entrada y salida de personas y su movimiento económico. Creció la pobreza.
Con este telón de fondo, al riocuartense Rodolfo Skariszewski le arrebataron la vida por viajar a cuidar de su hija. Apenas pudo ser despedido y velado ante el peligro de un nuevo ataque terrorista. Ezequiel Kopel, periodista especializado en medio oriente, le dijo a Página/12 algo que parece haberse convertido en un verdadero clamor mundial: “Hay que pararse en preservar la vida de civiles”. “Ya sé que parezco un soñador. Pero en toda esta locura, los que más van a pagar de los dos lados, van a ser los civiles. En cambio, los liderazgos de cada lado, no la pagan nunca. Me parece que lo que tiene que pesar es empezar a preservar la vida de los civiles, ya sean palestinos acosados por la violencia de los colonos judíos, como israelíes masacrados por Hamas”.