La Constitución Nacional exige un acto de fe y compromiso institucional a quién asuma el cargo de presidente de la nación. Allí se establece que “al tomar posesión de su cargo el presidente y vicepresidente prestarán juramento en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus creencias religiosas, de: `desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente de la nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina´" (art. 93).
Jurar es poner a Dios por testigo de la verdad de lo que se dice. Ello adopta particular importancia en el caso del presidente Javier Milei, que sostiene que es “católico” y a la vez es casi un practicante del judaísmo y ha demostrado que dicha espiritualidad es central en él. Al punto tal que viajó a Israel y Roma, sedes centrales de sus creencias. Lloró en el Muro de los Lamentos en Jerusalén y estuvo en Roma en la canonización de Mamá Antula -la primera santa argentina- y departió emocionado con el Papa.
Desde el punto de vista de la fe manifestada por el presidente, cabe recordar que el segundo mandamiento de la ley religiosa judía y cristiana que recibió Moisés en el Monte Sinaí sostiene que: “No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios; porque no dejará el Señor sin castigo al que tomare en vano el nombre del Señor Dios suyo (Éxodo 20,7). Por lo que jurar es invocar la veracidad divina como garantía de la propia veracidad y hacerlo falsamente es tomar el nombre de Dios en vano. Así, el que lo hiciere a sabiendas de que no se va a cumplir la promesa comete “perjurio”, grave falta de respeto contra Dios.
El juramento constitucional implica el compromiso esencial del presidente de observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina.
El 10 de diciembre de 2023 Javier Gerardo Milei juró como presidente de la nación ”por Dios, la Patria y los Santos Evangelios”, con todos los efectos que ello significa. Aunque, cabe resaltar que, al leer su juramento y efectuarlo, omitió referir al final la frase que dice: “si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden”.
La Ley Suprema
Hay que resaltar que la Constitución Nacional que juró respetar y hacer respetar Milei es la Ley Suprema que nos rige. Ella es la norma fundamental del Estado, que en sí misma tiene un rango superior a todas las otras leyes y sólo puede ser reformada por procedimientos especiales. En su texto se definen los derechos y deberes de las personas y la organización del Estado que le da la estructura soberana a la existencia de la nación.
Milei siempre refiere que en su gobierno el lema central es “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”.
Además, nuestra Constitución ha sido una construcción de muchos años de luchas sangrientas y enfrentamientos fratricidas y es el resultado de un gran pacto social fundamental de la argentinidad que nos organizó como nación federal, con un Estado nacional, Estados provinciales y se sumaron los Estados municipales y CABA. De lo que resulta la presencia estatal en las tres dimensiones jurisdiccionales.
Perjurio
Milei, sin embargo, sostuvo en el programa de la televisión italiana “Quarta Repubblica” del 12 de febrero de 2024: “Siento un profundo desprecio por el Estado”. Y agregó enfáticamente: “el Estado es una asociación criminal donde un conjunto de políticos se pone de acuerdo en utilizar el monopolio de la violencia para robar los recursos del sector privado”. Acotó que “el método del Estado es el `robo´”, ya que “el Estado es la asociación criminal más grande del mundo… cada vez que vas a comprar algo tiene impuesto y el Estado te lo roba”. Y agregó, como parte de la mentira de su juramento, que en definitiva “hay que entrar al sistema para dinamitar al Estado”, (ver en https://www.youtube.com/watch?v=3aBrVAeI0OA&t=10s).
De sus afirmaciones se desprende claramente que de manera intencional Milei juró mintiendo el respeto a la Constitución, porque su objetivo es dinamitar el Estado que asume. El accionar de Milei ha sido un acto de “perjurio”.
Crisis de credibilidad
Milei juró que observará con lealtad y patriotismo la Constitución y se comprometió a hacerlo poniendo como aval y testigo al Dios en el que dice creer, pero luego demostró que su intención fue perjurar, al sostener que quiere dinamitar el Estado consagrado constitucionalmente ¿Se puede creer en lo que propone si le miente incluso a Dios?
El presidente también dijo que Patricia Bullrich era un peligro porque durante los años setenta "puso bombas en los jardines de infantes". Dos meses después, sin aclarar el fondo de la grave acusación, la puso al frente de las fuerzas del Ministerio de Seguridad, manejando la represión estatal.
Mieli además denunció que “los grandes desastres del Banco Central los hizo Caputo en dos o tres meses”. Lo acusaba de haber "fumado" más de 15.000 millones de dólares de reservas del Banco Central cuando estuvo al frente del mismo. Sin embargo, lo premió nombrándolo como ministro de Economía.
Un presidente que dijo que la justicia social es el cáncer del sistema, cuando es un objetivo que tiene consagración constitucional central. El Preámbulo de la Constitución, entre uno de sus fines liminares, determina "promover el bienestar general" y la propia Constitución establece específicamente que se debe cumplir con la justicia social en sus artículos 14 bis y 75 inc. 19.
Es el mismo presidente que acusa indiscriminadamente y sin aportar pruebas a diputados, gobernadores, políticos, periodistas y artistas que discrepan con sus posturas de ser “traidores”, “extorsionadores” y/o "un conjunto de delincuentes".
Eso sí, afirma que trabaja en función de una ética superior que da la “libertad” que pregona, lo que dice lo llevará a ganar las elecciones de 2025. Y agrega, que ello garantizará un futuro mejor, dentro de 20 años. Además, sostiene que, en 45 años seremos iguales a Irlanda, lo que pone como meta ¿Debemos esperar casi medio siglo para ser libres y estar mejor?
Mientras tanto suben los precios, aumentan desmedidamente los costos de los servicios públicos y los impuestos, se congelan los sueldos y se degradan las jubilaciones. A su vez se agrava el desempleo, se cierran empresas, la pobreza y la desnutrición crecen, se suspende la entrega de medicamentos esenciales a quienes no pueden adquirirlos y la clase media es expulsada a la indigencia, entre otras graves situaciones a las que asistimos.
No se puede confiar en un hombre como Milei, que miente y se desdice sin inconvenientes espirituales, morales, ni intelectuales y que está dispuesto a perjurar, traicionando la palabra juramentada en nombre del Dios que dice lo guía y al que pide que le de las fuerzas del cielo para llevar adelante sus fines.