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Derechos perdidos
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La devaluación y la pérdida de poder adquisitivo golpea fuertemente a los trabajadores, que han perdido el derecho al ocio y el tiempo libre. El turismo comienza una crisis de consecuencias impredecibles
Publicada el en Reflexiones

La persona es un fin en sí misma, y me pregunto ¿cada persona tiene conciencia de lo sucedido?

El ser humano tiene derechos y obligaciones viviendo en ésta o cualquier otra sociedad. El tema es conocerlos, por ejemplo el derecho al ocio y al tiempo libre, es un derecho al que a veces no incluimos en los debe y haber del mes y se nos pasa por alto. Vale la pena recordar la importancia del tiempo recreacional en la vida del humano.

El ciudadano no solo debe satisfacer sus necesidades básicas de alimentos, vivienda, vestido, salud y educación, sino también debe tener tiempo y sustento para las actividades que nos distienden: leer un buen libro, cenar con la familia en un entorno visualmente agradable, salir de paseo, recorrer lugares distintos al paisaje habitual, viajar, conocer, descubrir y enamorarse de la vida y el mundo.

El turismo, la mayor industria de servicios, por no decir la millonaria industria, hoy está en crisis. Por un lado los usos de las nuevas tecnologías desplazaron al agente de viajes, las cadenas hoteleras a los hospedajes y hosterías, la comida a granel al bodegón… ¡si!, el mundo se globalizó pero olvidamos subirnos, o por lo menos planificar y diseñar un proyecto que nos incluya, nos eleve y mejore la oferta.

Argentina, aparte de ser el granero del mundo (eso decía mi Abue) hoy es un destino muy apetecible por su riqueza patrimonial, sus recursos naturales y culturales. El problema es que no profesionalizamos la Industria, todo lo contrario. Personas que ni siquiera son técnicos ocupan espacios de gestión y desarrollo, tal vez algún conocido me aclare – ¡es político!-, no hay problema dice la ciudadanía ciega, sorda y muda y así transitamos décadas.

Ahora el problema no sólo se suscita en el receptivo, quebrado y colmado de políticos de turno, sino en el emisivo también. Este cambio de políticas económicas, sociales y culturales, sumado a la ola de despedidos de la clase trabajadora, nos cerró la puerta al mundo. Lo ejemplifico: un vecino, bancario, y su señora, recorrieron Europa el año pasado. ¡Felices me mostraban las fotos de las bellezas que ellos no creyeron nunca poder ver, la Italia de sus ancestros me contaban! Tan felices estaban que decidieron volver ahorrar y visitar nuevos destinos, pero …ups, este año no les alcanzó ni para una vuelta por la misma provincia. Muy tristes me lo comentaron.

Ellos querían el cambio, creyeron que iban a salir corriendo a comprar dólares para volver a viajar. Lo que no les avisaron era que con lo que ganaban ya no iban a comprar lo mismo, y a veces los cambios traen efectos colaterales que nunca supones te rocen. Pero es así, te tocan y cuando lo hacen te sentís frustrado, triste y deprimido.

Ese derecho no está dentro del derecho al ocio y al tiempo libre, está en la lista de todo lo que ya NO PUEDO HACER, por lo que el turismo, al igual que los demás sectores socio productivos, está sufriendo los avatares de una desconsiderada política institucional.

Compatriotas, de este mundo nadie sale vivo. Nos quitemos la venda de los ojos, destapemos nuestros oídos, murmuremos, seamos honestos, miremos al que está a nuestro lado y vivamos en paz.

Elisa Kekutt
- Técnica Superior en Turismo -