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#RepensarLaUniversidad (Segunda nota)
Del manifiesto liminar a la universidad para todes
Foto: El campus virtual es el símbolo de la universidad empresarial que impulsa el neoliberalismo.
La vigencia de la dicotomía universidad elitista/universidad popular. El legado de Deodoro Roca y el Che Guevara.
Publicada el en Crónicas

En 1936, a 18 años del acontecimiento más importante del movimiento universitario latinoamericano, uno de sus principales líderes, Deodoro Roca, afirmaba:

“...la juventud va adquiriendo -merced a este movimiento fluente y vivo- mayor conciencia de su destino y escoge mejor los medios de realizarse. Aquel movimiento pequeñoburgués y romántico de 1918 es hoy un movimiento social caudaloso y profundo. Está ganando el mundo juvenil, pues hoy la juventud comprende bien que no puede haber reforma educacional ‘a fondo’ sino con reforma social también a fondo”.

Y continuaba su diferenciación:

“…en 1918: pequeña burguesía liberal, encendida de anticlericalismo; vagos entusiasmos, americanismo confuso, mucha fiebre.      Cercando el horizonte, a modo de ‘decoración’, la revolución y la guerra… adivinaciones, rumbo…

1936: el anticlerical es antiimperialista. Ha ganado en lucidez. El clerical, ‘defensor’ de la universidad del 18 es ahora fascista. Y muchos liberales también. Mucho reformismo del 18 es fascismo del 36. La pequeña burguesía ha acabado por poner su ‘cordón sanitario’ frente a la ‘continuidad’ de la reforma” (Deodoro Roca, citado en Portantiero, Juan Carlos: Estudiantes y Política en América Latina. El proceso de la reforma universitaria, Siglo XXI, 1978).

El despertar americano que expresa la maduración política de los jóvenes reformistas impregnaba en las conciencias los contornos de un enemigo claro: el imperialismo. También los problemas del presente histórico empiezan a mostrar sus raíces y la crítica gana en lucidez. Las soluciones, que antes eran pesares metafísicos, empiezan a figurarse al alcance de la mano de cada militante, de cada voluntad que quiera enterrar vergüenzas y cosechar nuevos derechos. Como planteaba Rousseau, es importante que el pueblo sea entendido como una parte del cuerpo social y construir con los estudiantes esa parte, paso a paso, peldaño por peldaño, asumiendo el enemigo que se tiene en frente. Esto es casi tan importante como la definición de los amigos del pueblo. Y entender además que nadie debe inventar la pólvora, pues si se mira bien, la multitud tiene un cuerpo y un ademán de siglos: así como nosotros debemos influenciarnos de la generación exterminada en los 70’, ellos lo estuvieron por el marxismo latinoamericano que sintetizó el Che Guevara. Que en su juventud reivindicó el movimiento reformista y se nutrió en la biblioteca de uno de sus principales líderes, Deodoro Roca, a su vez influenciado por el modernismo -corriente político cultural contra EEUU- a través de exponentes como José Martí, Rubén Darío, (el joven) Leopoldo Lugones y José Ingenieros.  Ellos dedicaron su vida a expresar los dolores y las vergüenzas de ese rostro multiforme.

Esta pequeña constelación de influencias permite observar la continuidad del pensamiento antiimperialista, entendido como una política emancipadora y la indicada para construir una oposición antagónica al capital.  Hoy se trata de contraponer a la universidad de las empresas la universidad del pueblo. Recuperar el concepto y las corrientes que lo reivindicaron (como el movimiento reformista y el marxismo latinoamericano) no significa adoptar una actitud imitativa. Nuestro presente puede ser entendido como una continuidad entrecortada por la violencia de las dictaduras y la violencia de la gubernamentalidad neoliberal.

Guerra al neoliberalismo

En otro discurso del Che, pronunciado en el Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes el 28 de Julio de 1960, se afirmaba algo central para la construcción de una política emancipadora de la universidad: “Nosotros, el pueblo, llamamos amigo al amigo y enemigo al enemigo, y no aceptamos términos medios: o se es amigo o se es enemigo”. Y continuaba: “La revolución cubana expresa en cada tribuna en que tiene que hablar la verdad de los hijos de la tierra y la expresa siempre de cara a los amigos o a los enemigos”.

En los tiempos del kirchnerismo muchas demandas se articularon, pero la oposición a la política imperialista de EEUU se disolvió. Y la realidad es que en las actuales sociedades controladas y estimuladas para la autoexplotación, las formas de dominación se volvieron más inteligentes. Formas “soft” de dominación vía redes sociales tienen su reverso en las políticas de disciplinamiento y ajuste fiscal que recaen sobre las masas que el sistema margina. La conciencia de la dominación se ve afectada por los mismos mecanismos que afectan a las clases medias: todos tienen un celular y pueden ser receptores de los modelos humanos que promueven las redes sociales para permear las subjetividades. La gran diferencia sigue siendo la materialidad de las condiciones de vida. Rara vez un estudiante universitario camina por las mismas calles que un hijo de marginados sociales. Y salvo las experiencias militantes, pocas instituciones se abocan a generar un interés por “lo otro” de las sociedades. Más bien lo contrario: la performance general de las instituciones se orienta a la segmentación de la población y a desarrollar formas de vida autocentradas.

En este tiempo histórico, sin embargo, existe la resistencia representada por las militancias. Pensando en la universidad y tomando la tarea del Che de pintarla de pueblo: ¿Qué hacer? ¿Cómo despertar el antiimperialismo en el estado actual de nuestras sociedades?

¿Qué hacer?

En el estado actual de nuestra casa de estudios, la nueva Facultad de Ciencias Sociales puede ser la punta de lanza de un proyecto antagónico al modelo empresarial de universidad. En ella estudian las hijas de los barrios más populares de Córdoba y traen elementos potentes para enriquecer los debates del movimiento universitario. Tomar la posta para encarar procesos de transformación en los lugares que habitamos es fundamental.

  1. Si la condición de un pueblo es una unidad diversa, la tarea es construir al sujeto político universitario que sea parte de él. Como decía el Che, debe “sentirse pueblo”, “vibrar con él”, y desarrollar su consciencia  a partir de los problemas que lo movilizan en lo inmediato. Para ello es necesario, retomando a Deodoro Roca, crear sujetos americanos.
  2. Asumir la intromisión del imperialismo en nuestra universidad, no escaparle a los debates “tabu” sobre el poder y la violencia, rechazar el macartismo heredado del siglo pasado y construir, con Gramsci, una conciencia y solidaridad  ético-política, es decir, que no genere movidas políticas contundentes solamente para exigir mayor presupuesto, sino que se anime a discutir las ciencias a otras unidades académicas, salir de la zona de confort donde validamos nuestros conocimientos y ponerlos en discusión con otras corrientes. Como decía el Che, la universidad solo pertenece al pueblo y sus estudiantes deben prepararse para que “cada uno, en el futuro inmediato, tome el puesto que le sea asignado”.
  3. Ser la voz que denuncie la política privatizadora del conocimiento que viene avanzando desde mediados del siglo XX. Y denunciar no solo en los marcos de las instituciones, sino también apelando a que lo hagan sus estudiantes poniendo en práctica el conocimiento crítico que tanto nos esforzamos en sembrar.
  4. Librar el debate sobre el rol de las ciencias sociales en el desarrollo económico, político y cultural, disputando las competencias de nuestro conocimiento en áreas del Estado como la defensa, el desarrollo económico, las políticas de género y las políticas culturales, etc… y disputar dentro de él las ideas sobre el rol del Estado, impulsando el paradigma de la planificación.
  5. Profundizar el vínculo con las organizaciones sociales, verdaderas organizadoras del subsuelo de la patria. Compartir las lecturas del sujeto universitario y escuchar las del sujeto subalterno para encontrar en cada coyuntura la definición política de pueblo en las verdaderas demostraciones de fuerza de nuestra sociedad: la movilización callejera.

Como decía Deodoro Roca: “En la universidad está el secreto de la futura transformación. Ir a nuestras universidades a vivir, no a pasar por ellas; ir a formar allí el alma que irradie sobre la nacionalidad: esperar que de la acción recíproca entre la universidad y el pueblo surja nuestra real grandeza”.

Con Rousseau se aprende que: “Si el pueblo promete simplemente obedecer, se disuelve por este acto y pierde su calidad de pueblo… hay un señor, ya no un soberano, y se destruye el cuerpo político”. El movimiento estudiantil puede pintar a la universidad de pueblo animando la voluntad general contra su enemigo actual, el neoliberalismo universitario. Las conciencias estudiantiles deben dejar de conformarse con las migajas que ofrecen la universidad limpia y ordenada del orden conservador y mirar la potencia de subvertir los marcos actuales, la riqueza de desbordar las mil hectáreas que resumen la ciudad universitaria.

Federico Vaca Narvaja
- Estudiante de Sociología -