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La relación Talleres-Dictadura
AZUL Y BLANCO SOBRE NEGRO
Foto: Amadeo Nuccetelli, un homenaje que disparó una vieja discusión sobre Talleres y la dictadura civico militar en Córdoba.
El homenaje del municipio cordobés al expresidente de la “T” encendió la polémica. ¿Cuál fue el verdadero alcance del vínculo entre Amadeo Nuccetelli y los militares que usurparon el poder entre 1976 y 1983?
Publicada el en Crónicas

Tras el Cabildo Abierto que se armó para rendirle homenaje a Amadeo Nuccetelli el pasado cuatro de abril, el pueblo quiere saber de qué se trata. Al interrogante lo dejó picando la Comisión Provincial de la Memoria, a través de un comunicado, luego de que la estatua de quien fuera presidente de Talleres entre 1973 y 1981, ubicada frente a la Plaza San Martín, se integrara al circuito de esculturas de personalidades cordobesas.

El “profundo rechazo” del organismo que integran entidades de derechos humanos, la UNC y los tres poderes de la Provincia -sin respuestas de los promotores del acto: el Ejecutivo y el Concejo Deliberante capitalinos- hizo foco en el vínculo entre el club de barrio Jardín y la última dictadura cívico militar.

De esa cercanía dan cuenta imágenes que muestran a Nuccetelli junto al genocida Luciano Benjamín Menéndez y al equipo albiazul jugando un partido en el Comando del III Cuerpo de Ejército el 24 de junio de 1976. De esa época también hay registros fotográficos que exhiben a militares junto a dirigentes de otros clubes y crónicas de competencias deportivas “intercastrenses” que se disputaban, por caso, en la cancha de Belgrano. 

Al mitin asistieron familiares y allegados de Nuccetelli, viejas glorias de Talleres, dirigentes, socios e hinchas del club y hasta el portugués Pedro Caixinha, entrenador de la “T”. No obstante, la mayoría de los flashes apuntaron a los tres hombres de punta del Palacio 6 de Julio: el intendente Martín Llaryora, el viceintendente Daniel Passerini y el secretario de Gobierno Miguel Siciliano. “Este es un acto de justicia histórica”, expresó el alcalde capitalino, con el corazón partido entre Sportivo Belgrano de San Francisco y Talleres, y en modo candidato a la sucesión de Juan Schiaretti.

La asociación Talleres-Dictadura se filtró meses atrás en una proclama oficial de la Liga Cordobesa de Fútbol, en el marco de un largo entredicho que mantiene con la gestión de Andrés Fassi y en respuesta a un pedido de intervención gubernamental a esa entidad. “Ese comunicado fue letra de Emeterio Farías”, se comentó en la plata baja del edificio de la calle 9 de Julio 660, en alusión al hombre fuerte y actual tesorero de la Liga.

Clubes y Memoria

Matías Capra, quien trabaja en Espacio La Perla e integra el equipo de Clubes y Memoria de los sitios de memoria, explica los alcances del rechazo al homenaje. “El comunicado de la Comisión Provincial de la Memoria apunta hacia una acción política del Concejo Deliberante y la Municipalidad de Córdoba. No es contra un club en particular o la familia de Nuccetelli, ni siquiera contra el propio Amadeo. Es hacer pública una situación que permaneció como “un gris” durante muchos años. Algo para señalar y pensar”, puntualiza.

“Se entiende que todas las instituciones fueron afectadas por la dictadura. Te metían el pecho y no tenías mucho margen, pero en el caso de Talleres y Nuccetelli está aquel partido famoso en el Comando que se jugó tres meses después del golpe. Ningún otro club llevó a su equipo allí y fue un hecho que jamás se esclareció”, afirma Capra, quien participa en el proyecto que procura reconstruir la historia de socios, hinchas y simpatizantes de Belgrano víctimas del terrorismo de Estado. “El asunto juega en una zona muy compleja, el de las complicidades civiles, que son muy difíciles de identificar. Y las dudas son siempre a favor y en contra”, enfatiza.

David de la Colina, integrante de la agrupación “Talleres es de su Gente”, advierte sobre “una suerte de apropiación de la lucha de derechos humanos, media tribunera, de parte de algunos personajes muy fanáticos de Belgrano que trabajan en el tema”. Y agrega: “Banco y respeto mucho a esos organismos, pero generar una dicotomía Belgrano pro derechos humanos y Talleres pro milicos me parece una torpeza y una falta de respeto para un montón de gente que creemos que la memoria es una causa de todos”.

Al respecto, Capra señala: “No está en el espíritu de la Comisión marcar esa diferencia, más allá de que está claro que Menéndez jugó para Talleres. Pero acá también hay que poner en juego lo que hiciste y no hiciste en los últimos 40 años. Hay clubes que se acercaron a los organismos de derechos humanos e hicieron un laburo sobre la memoria, y clubes que han tenido otra idiosincrasia. En el caso puntal de Talleres hay agrupaciones que se han preocupado por indagar sobre los vínculos del club con la dictadura y que pugnan porque sus desaparecidos también puedan tener un homenaje”.

“Subversivo deportivo”

“Es una aberración vincular a la figura de Amadeo con lo que fue la última dictadura”, afirma José Luis Nuccetelli, sobrino del ex presidente del club albiazul. “Políticamente él fue un liberal, simpatizante de Álvaro Alsogaray, y jamás tuvo afinidad con los militares. Los que dicen eso sólo tienen dos fotos de mi tío sentado al lado de Menéndez”, argumenta.

“Amadeo tenía el anhelo de un Talleres grande. Fue un tipo que estuvo diez o quince años adelantado al resto de los dirigentes del fútbol. Y alguien muy querido, que ayudó a muchísima gente. Jamás podría haber buscado pegarse a los militares”, dice José Luis. “Fue al revés, ellos se le acercaron. En aquel momento Talleres era un fenómeno nacional y el Gobierno hizo un uso político de esa situación. Estoy seguro de que si hubieran estado (Juan Domingo) Perón o (Raúl) Alfonsín, pasaba lo mismo”, añade.

En medio de un relato emocionado, José Luis hace una revelación: “Mucha gente no lo sabe, pero en un momento los militares señalaron a mi tío como ‘subversivo deportivo’ y lo estuvieron buscando”. Y explica. “En un momento en que se dilataban las discusiones por la inserción de Talleres en los torneos de la AFA, Amadeo amagó con formar una liga paralela con clubes del interior del país y de Chile, y ahí la cosa se puso tensa. Hasta se tuvo que ir a Leones para ‘guardarse’ unos días. A esa no me la contaron, ¡yo lo tuve al tío durmiendo en mi casa durante toda esa semana!”.

“El homenaje me parece bien, aunque estoy seguro de que, si se lo hubieran querido hacer en vida, Amadeo no lo iba a permitir”, apunta el familiar del exdirigente. “Era un hombre de perfil bajo. ¿Sabés las veces que Mirtha Legrand lo llamó para que fuera a almorzar a su programa y él le dijo que no? Ni hablar de cuando le rechazó a (Eduardo) Angeloz el ofrecimiento para que fuera senador, y eso que entonces ya estaba con dificultades. Si estuviéramos hablando de alguien que especulaba con la cercanía al poder, podría haber aceptado y quedado muy bien económicamente”.

“No me consta, pero no tengo dudas de que puede haber sido así”, sostiene José Luis, consultado sobre testimonios que dan cuenta de un contacto de Nuccetelli con exiliados en una gira de la “T” por Centroamérica y la recepción de una misiva para entregar en Argentina, trámite sencillo que en aquellos tiempos oscuros le podría haber costado la vida a cualquiera.

Otras miradas

El periodista Ángel Stival lleva varios años jubilado después de haber sido jefe de la sección Deportes del diario La Voz del Interior. Del esplendor deportivo del Talleres de Nuccetelli fue testigo privilegiado escribiendo para el vespertino Córdoba, donde trabajó hasta 1978. “Te despedimos por expreso pedido de Menéndez”, le dijeron meses después del Mundial.

“Nuccetelli fue un dirigente que tuvo una cierta anticipación a los tiempos y vio antes que muchos de sus pares que la organización del fútbol argentino no era viable para los clubes del interior del país. No lo tengo claro, pero me parece que no era pro dictadura”, señala.

Al analizar la interacción que la “T” mantuvo con miembros del gobierno que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976, Stival dice: “En aquel momento era impensable negarle la entrada a la cancha a Menéndez o decirle que no ocupara un lugar en el palco. Los militares eran las autoridades del país y se hacían cosas que hoy son difíciles de imaginar. Si ellos decían ‘no respirás más’, no respirabas más”.  

“A aquella relación no la evalúo en términos de beneficios. La realidad marcaba la presencia en el poder de estos sujetos que se presentaban como mecenas que iban a salvar al país, y la imposibilidad de disentir. Entre uno y otro, claramente me quedo con Nuccetelli, como expresión de unidad que efectivamente modificó las relaciones en el fútbol argentino”, concluye.

“Nuccetelli le da un empujón al fútbol cordobés, lo moderniza, pero eso es antes de los milicos”, apunta el abogado Gabriel Salort, vicepresidente de la Liga Cordobesa de Fútbol cuando se produjo el golpe militar. “El tipo fue un visionario. Se dio cuenta de que su club no iba a tener repercusión jugando en Córdoba y ahí empezó todo un movimiento. Cuando se habló de la creación de una liga independiente, una competencia paralela, el gobierno dice ‘acá no hay tu tía’ e interviene en el asunto”, rememora.

“Amadeo era un idealista y no creo que haya trenzado. Que los milicos le hayan dado una mano, es otra cosa. Ellos sabían que la gente iba a la cancha a ver a Talleres y que estaba contenta con el equipo, y el fútbol-espectáculo les servía para tapar otras manifestaciones populares. La gente por ahí se confunde, pero esto venía muy de arriba”, amplía.

Finalmente, Salort recuerda un encuentro con el ex mandamás albiazul: “Una vez nos invitaron a un asado para que nos reconciliáramos, pero nunca habíamos estado peleados. Nuccetelli era un buen tipo, muy agradable y generoso. En esa época ya andaba medio jodido económicamente. Y alguien que ha choreado o que ha estado metido en algo turbio, no llega a esa situación”.

Hugo Caric
- Periodista -