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Retrato de un caudillo cordobés menospreciado por la historiografía mitrista.
En busca del federalismo perdido
Foto: Esteban Dómina es contador público y licenciado en administración. Fue funcionario público, legislador, concejal. Le dedica su último libro Santiago Derqui, a quien considera injustamente olvidado por la historiografía mitrista.
“Con Santiago Derqui pasa algo muy similar a lo que pasa con Juan Bautista Bustos: fueron dos cordobeses notables enrolados en el espacio federal y ninguneados por la historiografía oficial”, advierte Esteban Dómina.
Publicada el en Entrevistas

Esteban Dómina es cordobés. Contador Público y Licenciado en Administración, docente universitario y funcionario público por vocación, ocupó diversos cargos legislativos y ejecutivos en provincias y Nación. Autor de múltiples artículos, ensayos, notas en diarios y revistas, y libros. En exclusiva para El Sur brinda una mirada profunda respecto del federalismo perdido, tomando como referencia la figura de Santiago Derqui, a quien le dedicó su libro más reciente. “Con Santiago Derqui pasa algo muy similar a lo que pasa con Juan Bautista Bustos: fueron dos cordobeses notables que tuvieron vasto protagonismo, enrolados en el espacio federal y ninguneados por la historia tradicional, por la crónica oficial. Por eso le dedico un libro a Derqui, que intenta ir al rescate de su figura porque se conoce poco y nada. Inclusive en Córdoba no hay referencias de él: sólo una calle de pocas cuadras por el barrio Nueva Córdoba lleva su nombre”, afirma Domina.

-En su libro advierte que previo a la redacción de la Constitución de 1853, los únicos antecedentes directos eran las Constituciones unitarias de 1819 y 1826 y la Constitución de Estados Unidos. Se sabe que finalmente utilizan "Las Bases" de Alberdi. ¿Ve elementos positivos en la orientación general de Alberdi?

-Es cierto que elque le dio letra a los constituyentes de algún modo fue Alberdi. Aclaremos que él no era constituyente, ni estaba presente en Santa Fe, sino que estaba en Chile. Él escribe antes el documento "Las bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina", se lo envía a Urquiza y éste último banca esa mirada, esa letra de apoyo al proceso constituyente: ese fue el fruto de la Constitución Nacional.Se basa en la Constitución de Estados Unidos, un sistema representativo, republicano y federal, que es lo que adopta Alberdi. Era lo más razonable porque las propuestas anteriores del '19 y '26 eran de contenido unitario, la primera abría las puertas a la monarquía por ejemplo. Entonces esto cambia radicalmente, era progresista, pero acá estaba todo por hacerse. La propuesta constitucional de Alberdi, de matriz federal, iba a llevar bastante tiempo porque las cosas en estas tierras todavía no estaban maduras, por decirlo de alguna forma. De hecho pasó: tenemos una república federal constituida recién a partir de fines del S. XIX con algunas falencias muy grandes, como por ejemplo el voto: la Ley Sáenz Peña recién es del S. XX. Por eso digo que la mirada de Alberdi es una mirada moderna, era un visionario.

-¿Cómo evalúa el desempeño de Derqui al frente del Ministerio de Justicia y luego como ministro del Interior?

-Esa experiencia argentina de 1852 y 1861 da muchísima tela para cortar y claramente Derqui es una figura central porque luego va a ser presidente. Pero durante el mandato presidencial de Urquizaes su espada política y le toca la pulseada nada menos que con Buenos Aires, la poderosa Buenos Aires. No era una cuestión menor, eligen al mejor político. Y de algún modo avanza relativamente con la gestión, por ejemplo, en 1854 siendo ministro del Interior lo acompaña a Urquiza a Córdoba donde logran recuperar como Estado nacional a la Universidad Nacional de Córdoba y el Colegio Monserrat. Particularmente Derqui tenía un compromiso muy fuerte con la UNC, donde había ejercido como profesor tantos años.En mi libro reproduzco algunas de las cartas de Derqui y las posiciones de Buenos Aires eran durísimas, los porteños estaban en una actitud intransigente de alta soberbia, de hecho no participaron ni durante la sanción de la Constitución ni la reconocen posteriormente. Continuaron funcionando como un estado independiente, quedándose con los mejores recursos que en su momento era la renta aduanera, que no compartían, tenían una actitud muy cerrada. Si bien Urquiza era la espalda política y militar de la Confederación, bancaba la gestión de Derqui porque se había convertido en su mano derecha.

-¿Qué piensa de las acciones de Derqui en esta etapa, siendo un hombre de la política?

-Esta etapa de la Confederación argentina es muy rica desde el punto de vista histórico. A su vez tiene dos momentos bien definidos. El primero hasta 1859, donde la política vuelve a las armas: la batalla de Cepeda, donde el ejército confederado al mando de Urquiza derrota al ejército porteño. Ahí se abre el segundo momento, que coincide con la presidencia de Derqui, porque en 1860 lo sucede como presidente a Urquiza. Ese momento es muy interesante porque Derqui asciende al ring de combate como tercer hombre entre Urquiza y Mitre, y no es fácil ese rol porque los dos protagonistas eran de altísimo perfil. Mitre era el halcón porteño que representaba el ala dura de los unitarios con todo el apoyo que le brindaban estos, queriendo imponer sus condiciones. Urquiza era el líder indiscutido del espacio federal que había derrotado a Rosas. Por lo tanto Derqui no tenía margen de acción para abrirse camino desde el Ejecutivo nacional, no tenía el prestigio suficiente, era relativamente conocido.En una palabra, a Derqui le tocó moverse en un callejón sin salida, a pesar de que seguía planteando la idea de la Confederación y del federalismo, es decir, él no abandona nunca las ideas que lo llevaron a asumir tamaño desafío, nunca dio un paso atrás. Estaba sí dispuesto, tenía una actitud positiva a negociar con Buenos Aires para que se integrara y acatara las normas constitucionales y se sumara a lo que se venía, que era ya la construcción del Estado. No fue posible, tuvo que retirarse de la presidencia y Mitre se quedó con todo.

-¿Qué responsabilidad le cabe a Urquiza, siendo un hombre de armas, frente al triunfo mitrista?

-El problema de fondo siempre fue la intransigencia y nula voluntad de los porteños de integrarse a la Confederación. A pesar que después de Cepeda agachan un poco la cabeza en el patio de San José de Flores, abriendo la posibilidad de que Buenos Aires se integre a la Confederación y deje de funcionar en los hechos como estado independiente. A pesar de esto, no tienen una mirada más amplia. Entonces es cuando Urquiza empieza a visualizar lo que termina concretando en la batalla de Pavón, en esa revancha militar y con el triunfo al alcance de la mano, el Gral. Urquiza retira la caballería entrerriana volviéndose a sus tierras y deja que Mitre se imponga, cuando en realidad Buenos Aires ya había perdido esa batalla. El resultado de tal acción es el derrumbe automático de Santiago Derqui (presidente) y junto con él la Confederación Argentina.Hasta el día de hoy se continúa analizando esta decisión de Urquiza, y tal es así que no le salió gratis. En 1870 es asesinado en el Palacio de San José por las "astillas del mismo palo", podríamos decir, por gente del espacio federal muy enojada por su actitud de retirarse del campo de batalla en Pavón.

-¿Dónde encajarían políticamente los líderes cordobeses de aquellos años?

Está planteado el contexto de que la Confederación Argentina reunía todo el espacio de las provincias, salvo Buenos Aires, todo el resto. Pero era una Confederación pobre, en ese momento no había un sistema económico, eran años de guerra, la única renta importante era la aduanera, que manejaba Buenos Aires. Entonces era una organización pobre que carecía de recursos incluso para armar un ejército nacional, que lo tuvo que bancar Urquiza por ser un hombre poderoso y con mucho dinero. Tampoco se pudo armar una Corte Suprema de Justicia, la cabeza del poder judicial, se llegó al Tribunal de Alzada solamente. Es decir, limitó muchísimo la falta de recursos esa experiencia federal, la más genuina que hubo en nuestra historia.

-¿Cómo jugaron los cordobeses?

Córdoba jugó muy fuerte a favor de la Confederación. Recordemos que tenían la capital en Paraná. Allí concurrieron y fueron funcionarios muchos cordobeses de notable desempeño, no solo Derqui: Mariano Fragueiro, Manuel Lucero, Juan Del Campillo, Severo de Olmos. Córdoba aportó lo mejor de su dirigencia y de sus intelectuales. Después sí se fue armando en Córdoba, también, el ala liberal que terminó siendo pro mitrista, pero en el momento Córdoba jugó muy fuerte y aportó lo mejor.Santiago Derqui fue un poco la referencia de todo ese proceso, tal es así que a su campaña presidencial la banca sobre todo Córdoba y  la bendice Mitre. Pero no fue casual, Derqui no era un llanero solitario. Derqui tenía en sus espaldas al grupo federal comprometido que era lo mejor de Córdoba.

-¿Cómo se puede vincular con la actualidad?

No es casual que mi libro se llame "Santiago Derqui. El federalismo perdido". Porque fue la experiencia más genuina, que no se volvió a repetir. Todo lo que vino después se hizo desde la visión centralista, desde la visión porteña. El país se fue conformando alrededor de la hegemonía de Buenos Aires y esto sigue hasta nuestros días. Podríamos decir, a más de 150 años de aquella historia, que este país es federal solo en la letra alberdiana del '53 porque la reforma constitucional de 1994 no alteró ese formato. Sí adaptó muchas cuestiones, introdujo nuevos instrumentos, pero no modificó la matriz: el federalismo escrito es una ficción.Para mí uno de los pecados más grandes de la reforma del '94 fue eliminar el Colegio Electoral, con lo cual disminuyó todavía más la representación política de las provincias y fortaleció la incidencia y presencia de Buenos Aires. El hecho objetivo de que esa provincia tenga casi el 40% de la población la hace poderosa frente al resto, el candidato que logre una diferencia electoral es pseudo ganador. En Estados Unidos, que fue el espejo de nuestra Constitución, se mantiene el Colegio Electoral, y ustedes ven que las elecciones primarias y después la junta de representantes es fundamental al momento de elegir presidente.

Yael Ardiles
- Estudiante de Ciencia Política. -