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Villa María
"El radicalismo me puede ayudar a perder una elección, no a ganarla"
Foto: José \"Bachicha\" Sánchez, muy crítico con sus correligionarios.
A José "Bachicha" Sánchez las encuestas le sonríen, pero está convencido de que el radicalismo negociará con Hacemos por Córdoba para permitir la continuidad del oficialismo en el poder.
Publicada el en Entrevistas

A los 57 años, el radical José “Bachicha” Sánchez no usa la palabra “traición”, aunque uno sospecha que la siente, que la lleva clavada en la espalda desde aquella derrota por un puñado de votos ante Nora Bedano en la disputa por la Intendencia de Villa María. Está retirado, pero las encuestas lo meten en un escenario que, dice, no le interesa.

- ¿Sabés que figurás entre las diez personas que el oficialismo mandó medir en una encuesta en Villa María?

- Sí, algo he visto. Creo que eso obedece a una nueva manera de hacer política que existe hoy. No tenemos dirigentes comprometidos con la gente. Nosotros tenemos personas que llevan ocho o diez años como concejales o legisladores, que no sé si conocen la ciudad o alguna vez han tomado un compromiso con algún vecino; para acompañarlo, ayudarlo a solucionar los problemas. Hoy usan redes sociales que ni ellos mismos manejan para darse a conocer, pero sin compromiso verdadero con la gente. Entonces no es raro que haya ciudadanos que lo tengan presente a uno, que anduvo tanto y no deja de ayudar en la medida de sus posibilidades.

- Pero estás totalmente alejado de la política. Ni vas a los actos de homenaje a Sabattini…

- La verdad es que yo no sé si uno deja de hacer política, que bien entendida es una actividad social, o para la sociedad. Uno está metido en comisiones de merenderos, copas de leche o va nomás a compartir un asado en un garaje al que lo invitan; entonces puede ser que cuando un encuestador hace la consulta, a algunas personas les surja mi nombre… Lo que sí es cierto es que estoy alejado de la actividad ferviente de las reuniones con políticos. Eso no quiere decir que yo no atienda el teléfono cuando me pide una opinión algún dirigente que yo creo que tiene chances de cambiar las cosas a nivel de la Nación o la Provincia.

- ¿Solo te llaman para consultarte o también para sumarte? ¿No te alientan esas encuestas?

- No. Lo que pasa es que no me resulta atractiva ninguna de las propuestas que venga a partir de una encuesta que te pone ahí con 12 o 15 puntos. En mi partido, el radicalismo, por ejemplo, a un tipo le entregaron la estructura porque medía 20 puntos. Y eso no va conmigo ideológicamente, nunca lo voy a consentir; no lo voté.

- ¿Hablás a nivel local?

- No, no, a nivel nacional. Cuando la Unión Cívica Radical en Gualeguaychú le entrega el partido a (Mauricio) Macri yo, que soy alfonsinista, no me olvidé que Raúl Alfonsín trazó una raya y dijo: “El límite es Macri”. El partido dejó de representarme y decidí retirarme. Fui a trabajar con los organismos de Derechos Humanos y me lo echan en cara como si fuera algo malo, cuando Alfonsín fue fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en plena dictadura militar para defender presos políticos… Es una de las explicaciones que puedo dar de por qué estoy como estoy.

- Casi afuera del partido…

- No. Es mi partido, aunque es lastimoso ver que no tenga en un padrón de afiliados a la Juventud Radical. Hoy es un partido político de gente grande y al ser un partido sin jóvenes es un partido sin futuro. Y después, cuando emerge algún candidato que puede medir, que está en la aceptación de la sociedad, lo adoptan como candidato para ir algunos caciques de concejales o tribunos de cuentas. Es lo que me aleja y lo que a la gente no le sirve. Además, mi experiencia personal me dice que el radicalismo me puede ayudar a perder una elección, pero no a ganarla.

- ¿Lo decís por aquella elección que perdiste por unos 300 votos con Nora Bedano?

- Creo que fueron algo menos de 300 votos, más allá de que ganamos el Tribunal de Cuentas. Romeo Benzo, que hoy es concejal de la UCR, fue candidato por el partido de Ricardo López Murphy, sacó 800 votos, y nosotros terminamos perdiendo una elección por menos de cien. Además, Miguel Veglia, que había sido intendente de la ciudad por la UCR, arregló con Enrique Sella, que en ese momento era un hombre encumbrado del peronismo, para que en su lista de PAIS fuera el radical Miguel Maceda como tribuno de cuentas y el entonces justicialista Darío Capitani como concejal, es decir que la mitad del radicalismo de Villa María trabajaba para un peronista, en mi contra. No sólo que ganamos el Tribunal de Cuentas, sino que empatamos técnicamente el Concejo Deliberante. Eran las seis de la mañana cuando salieron a dar ese resultado. Vino a la ciudad Domingo Carbonetti, que era fiscal de Estado, se encerró en el Correo y fue él quien salió a dar los cómputos. Y en la segunda elección, en la que después de ocho años como concejal y teniendo un conocimiento íntegro de la ciudad, enfrenté a Eduardo Accastello y a Raúl Costa, que iban en listas diferentes, el 80 por ciento del radicalismo -hablamos del radicalismo de la calle Tucumán- se fue a trabajar con la figura emergente, que era Costa. Había dirigentes que estaban controlando los colegios para un peronista. Es muy difícil ganarle al peronismo y al radicalismo a la vez. Igualmente, hubo mil votos de diferencia entre el primero y el tercero. Fue una excelente elección. Evidentemente, con el conocimiento que teníamos de la ciudad, de la falta de viviendas, la falta de pavimento, la falta de iluminación, la necesidad de descentralizar y llevar polideportivos a los barrios, que después se hicieron, y los proyectos concretos como el que nos acercó el ingeniero que hizo el Anfiteatro, don Aldo Invernizzi, para sacar las vías de la ciudad al otro lado de la Autopista como en todas las grandes urbes del mundo para terminar con ese flagelo que sufrimos todos los días o la de hacer el autódromo, que mi amigo el gobernador Gerardo Zamora se terminó llevando a Santiago del Estero… Hay que ver lo que significó ese autódromo para Termas de Río Hondo y para todo Santiago para pensar que teníamos razón. Era la misma empresa y yo la había traído a la ciudad a ver los posibles emplazamientos y les interesaba más Villa María por su ubicación estratégica, por el cruce de rutas nacionales, la Autopista...

- ¿Cómo está tu relación con Luis Juez, otro de tus amigos?

- Lo he acompañado en las dos últimas elecciones, he controlado colegios con mis amigos, hemos cuidado los votos y a Luis no le fue nada mal o, mejor dicho, le fue muy bien. Es verdad que él está dentro de Juntos por el Cambio y yo no podría hacer nada más que eso, dar una mano casi desde afuera, porque para hacer la política como me gusta tendría que tener un profundo debate ideológico con mucha gente. No creo ya en juntarse para ganar, porque después los resultados están a la vista: el que sale favorecido es el grupo que va en la lista, que cobra sueldo durante cuatro años, y la gente bien gracias. Tenemos hoy a un tipo como Luis Caronni, que ha pasado por todos los cargos públicos y ahora ha vuelto a ser concejal y tenemos como presidenta del partido a una mujer jubilada de la Justicia. Igualmente, no analizaría otro espacio, porque sería irme de donde he pertenecido toda la vida.

- Querés tirar a todos por la ventana…

- No, lo que tenemos que hacer nosotros es acercarnos a los jóvenes, convocarlos, formarlos, acompañarlos. No se trata de cerrarle la puerta al pasado, sino de abrirle la ventana al futuro.

- ¿Internas?

- Debate, antes que internas. Después se ve. Pero el debate es imprescindible porque si no se fija un norte para el partido, si no se fija un puerto común a todos, después cada uno hace lo que le da la gana, inclusive los dirigentes, que arreglan lo suyo en una alianza de café. Y después las internas no me asustan, porque en el radicalismo nadie me regaló nada. Las dos veces que fui candidato a intendente, al derecho me lo tuve que ganar en las urnas, en elecciones internas, una vez frente a Carlos Gagliano y la otra ante Nora Landart. Y si el día de mañana digo que me gustaría ser candidato, ya sé que tendría a varios de estos muchachos parados enfrente, porque no creo en su manera de hacer política sacándose fotos con la gente para subirla a las redes y prohibiendo que la gente publique comentarios. No creo en eso ni en las encuestas. A mí me gusta ir, estar con la gente cara a cara, escuchar sus problemas y en base a eso armar una propuesta con soluciones. Me duele en el alma ver cómo se hace política sin el compromiso con la gente. Después se agarran la cabeza porque surgen estos emergentes como Javier Milei, a los que la gente a lo mejor les da su voto por el hartazgo de los personajes que abolieron la renovación y el cambio. Y ojo, porque si ven que algún emergente cuenta con una posibilidad, están siempre dispuestos a regalar la estructura partidaria en función de un 15% que los lleve a ser diputados o senadores por otros cuatro años.

- Una más. ¿Pensás que la UCR va a acompañar a Juez en su nuevo intento por la Gobernación?

- No. Como estoy viendo las cosas, a Juez no lo van a dejar pasar. Va a tener que ir como candidato por su partido, porque lo están empujando a eso. Veo que se aproxima el regreso del histórico acuerdo con el peronismo: el peronismo en la provincia y el radicalismo en la ciudad de Córdoba. No olvidemos que cuando Mestre fue dos veces candidato en Córdoba y Olga Riutort le estaba ganando la elección, José Manuel de la Sota le inventó al “Tito” Dómina, que sacó diez puntos y Mestre pasó a ganar por dos. Hay otros antecedentes por los que creo que a Luis el radicalismo lo va a dejar solo para la Gobernación. Son acuerdo por los que siguen estando los mismos desde 1983; no solo ellos sino sus familias. Oscar Aguad ya tiene a sus hijas, Mario Negri ya tiene a su hijo concejal… Ya tenemos Negri para cincuenta años más.

Sergio Vaudagnotto
- Periodista. -