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¿Candidato presidencial?
El subibaja de Schiaretti
Foto: La Región Centro, plataforma política del proyecto cordobesista.
Primus inter pares en la Región Centro, el discurso productivista del gobernador cordobés no logra penetrar en el gran Buenos Aires, gran caladero de votantes peronistas del país, aunque le alcanza para galvanizar el frente interno provincial e influir en el devenir de Martín Llaryora. El analista Javier Moreira aporta una mirada desde la ciencia política.
Publicada el en Crónicas

El gobernador Juan Schiaretti y el intendente de Córdoba, Martín Llaryora, vistieron de formalidad a fin de octubre pasado sus candidaturas a gobernador y a dirigente nacional. Fue en un acto en el SUM de un hotel cercano al aeropuerto de la capital provincial, lejos del folklore partidario peronista de otros tiempos. Bastaron los equipos de gobierno de ambas administraciones, la burocracia estable y poco más para darles su baño de masas a los principales dirigentes del peronismo cordobés.

Llaryora busca ganar terreno ante Juntos por el Cambio que, sin formalidades, lanzó su campaña electoral hace meses. Más allá de la derrota electoral en Marcos Juárez, que conmovió al oficialismo provincial, Schiaretti mantiene incólume su apuesta de instalarse como dirigente nacional para disputar los liderazgos ya consolidados de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, al margen de las cercanías que gusta transmitir más con tirios que con troyanos.

Entre las plataformas políticas que promueve El Panal para ampliar su base de acción en perspectiva nacional registra notable actividad la Región Centro, que multiplica sus apariciones en el portal informativo de noticias de la Provincia. Se trata de una estructura interestatal donde confluyen Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, bajo el formato de promoción de sus intereses en común, que nació en la década del ’90 y se mantuvo cajoneada durante años, focalizando su actividad casi exclusivamente en temas agropecuarios.

Pero este año, con la asunción de la presidencia pro tempore del gobernador cordobés, la oficina de prensa de El Panal registró un aumento notable de menciones de la Región Centro y la cobertura de prensa oficial se incrementó en paralelo a la periodística local, siempre con ostensibles formatos off de récord, pero instalando a diestra y siniestra la figura de Schiaretti al tiempo que se renovaban las especulaciones con su proyección como dirigente nacional, cuyo disparo de largada fue el tradicional almuerzo anual que organiza la Fundación Mediterránea, asociación patronal nacida en 1977 con el discurso de la defensa de los empresarios del interior frente a los del puerto.

Mientras las menciones a la Región Centro en la oficina de difusión provincial fueron siete en 2020 y ocho en 2021, este año saltaron a 17 sólo hasta el 31 de octubre pasado. Es una señal en el mar de acciones y mensajes políticos que rellenan el discurso público en las usinas de la Provincia.

Para el director de la Licenciatura en Ciencias Políticas de la UNC, Javier Moreira, “uno de los problemas que podemos ver de federalismo y funcionamiento de políticas públicas es que no encontramos un mecanismo institucional acordado de cómo se relacionan los municipios, las provincias y la nación, que es lo que verdaderamente tenemos como ordenamiento jurisdiccional del Estado. En ese marco, la Región Centro funciona hoy como un espacio de acuerdo político, de construir agendas comunes, de plantear algunas luchas frente al Estado nacional como la agenda de retenciones, subsidios, el campo y la estructura económica productiva, sacar la producción o bien por la Hidrovía o bien por Chile a través del puerto de Coquimbo”.

Esa agenda tiene mucho en común con las banderas que viene levantando Schiaretti. A principios de septiembre el gobernador recibió en el Centro Cívico a sus pares de Entre Ríos, Gustavo Bordet, y de Santa Fe, Omar Perotti. “Si hay una región en nuestra Argentina que es sinónimo de producción y trabajo, es nuestra Región Centro. Por eso no es casualidad este proyecto de integrarnos y de potenciar nuestras habilidades, nuestras posibilidades productivas y también integrarnos culturalmente”, les planteó el mandatario cordobés.

La estructura paraestatal nace en los ’90 bajo el razonamiento de que el mundo va a una globalización y una territorialización donde el Estado-nación tiende a desaparecer, transformándose en una entidad cada vez más irrelevante desde el punto de vista político y económico.  “Es un posicionamiento contra el Estado nacional porque el neoliberalismo dice que el Estado no sirve, y busca imponer regionalizaciones. No sólo se emprendía el desguace del Estado en sus funciones empresariales sino en sus potestades regulatorias”, señala Moreira, investigador del IIFAP-UNC (Instituto de Investigación y Formación en Administración Pública). El Consenso de Washington fue precursor en establecer esas líneas programáticas.

Un punto de apoyo

“Denme un punto de apoyo y moveré el mundo”, dijo el matemático y filósofo griego Arquímedes en el siglo III AC para explicar el funcionamiento de la palanca. La Región Centro puede significar para Schiaretti uno de esos puntos de apoyo que le permiten presentarse como un primus inter pares entre los gobernadores que administran la llamada ‘zona núcleo’, de preponderancia eminentemente rural, para llevar a Buenos Aires algunas banderas que unifican los gobiernos. Por ejemplo, el reclamo por la federalización de los subsidios o la lucha contra las retenciones.

En tal sentido Moreira sostiene que la titularidad de la Región Centro le posibilita al primer mandatario “usar políticamente el tema”. “Entre Ríos y Santa Fe también sufren esta desigualdad respecto al AMBA, es algo objetivo.  Además, plantea una tercera alternativa a la polarización, con la agenda ‘productiva’ de la Región Centro, que se intenta desmarcar de la pelea estatistas contra neoliberales. Eso plantea Schiaretti desde el discurso, aunque el Estado cordobés que él gestiona responde a la línea dura del campo y eso está claro”, advierte el investigador.

Frente a la instalación de un discurso donde la zona productiva del país es la Región Centro, que solventa los gastos del Gran Buenos Aires, desde Córdoba se refuerza una determinada identidad política, con el pasaporte que anuncia que el campo es quien genera recursos. Así se enanca con la disyuntiva “los que trabajan versus los planeros y los vagos”, propia del relato de derecha que el campo gusta levantar y que los gobernadores ‘centristas’, en última instancia, terminan representando en el cuadro nacional. Desde allí también se explica el rechazo a las retenciones al campo que los diputados nacionales que responden a Schiaretti le revolean al kirchnerismo cada vez que pueden.

Moreira dice que es el discurso con clivaje en las antinomias puerto/interior y productivos/improductivos, porque la historia argentina se hizo en torno al conflicto territorial entre los líderes del interior y el puerto. Ahora hay un nuevo clivaje referido a ciertos gobiernos que constituyen un perfil productivo de Argentina versus los sectores políticos, sociales, sindicales que promueven la improductividad y la vagancia, el parasitismo, el pobrismo. “Tiene diversas palabras y neologismos para referirse a una población asistida y a otra que presuntamente banca esos asistidos. De ahí que ven la necesidad de construir una entidad productiva, autónoma e independiente versus otra que retrasa, que vive de las prebendas del Estado, que está presa de la voluntad política”. En ese discurso la base asistida es a la vez base política del kirchnerismo.

“Es un argumento absolutamente viejo, perimido en términos de la ciencia política”, dice Moreira, pero que parte de la inflexión que se generó durante el gobierno de Carlos Menem, cuando el peronismo se aleja de su tradicional base histórica. Esta construcción de la Región Centro tiene que leerse como la renovación ideológica que introduce un giro pro-empresarial que también implicó en su momento la alianza partidaria con la UCD de Germán Kammeraht.

En los ’90 el peronismo plantea que no se sostiene más el modelo de centralidad del Estado y de promoción del mercado interno. Y plantea un modelo de desarrollo productivo que exporte y sea competitivo, abierto al mundo. El resto de la dirigencia lo acompaña. “En ese programa la Región Centro se inserta de manera mucho más eficiente a partir del campo, que tiene ventajas comparativas respecto al mundo”, añade el académico. Si se le suman los precios actuales, los commodities ofrecen una posibilidad de crecimiento económico indudable.

“Pero ese crecimiento te genera otros problemas, tensiones sociales que no se pueden resolver. Y en eso estamos. Si uno mira Córdoba, tiene uno de los niveles de pobreza más altos del país, niveles de informalidad más altos del país y niveles de desempleo más altos del país. Las dos cosas son ciertas: el retroceso social junto al dinamismo económico. Eso deriva en desigualdad y en Córdoba es muy grande”, asegura.

Modelos en disputa

La Región Centro, con su mirada productivista y gestión de Estado reducido, está gobernada por tres dirigentes peronistas cuyos legados políticos corren riesgos objetivos de esfumarse y dejar las tres provincias en manos de Juntos por el Cambio. Tanto Bodert, como Perotti y Schiaretti se enfrentan a esa misma encrucijada: defender la gestión ante el embate de la derecha dura, mientras cuestionan por derecha al kirchnerismo. “Es una disputa en el peronismo y a nivel general, no sólo política sino respecto a qué modelo de desarrollo se impone. Schiaretti no se pelea con Cristina porque se llevan mal, lo que está en cuestión son los modelos de desarrollo en pugna, que tiene actores beneficiarios diferentes y tienen costos diferentes para distintos actores”, explica Javier Moreira. Mientras, la contradicción del Frente de Todos está en que su principal representación pretende ser la de los sectores populares, pero no logra revertir ni mejorar los niveles de desigualdad del macrismo, que ya había sido lo suficientemente malo.

- ¿Entre la Región Centro y el AMBA hay también una disputa por el modelo de Estado?

- Totalmente. Hicimos una investigación sobre la agenda pública de los gobiernos locales en Argentina. En la Región Centro la agenda económica-productiva está muy por encima de los niveles de AMBA, que tiene un cariz más social. Los desafíos que tienen que pensar los gobiernos locales del Gran Buenos Aires tienen que ver con su agenda social, mientras que la Región Centro y San Juan tienen agendas centradas en lo productivo. ¿Es que no tienen pobreza? Si, claro, pero hacen una apuesta política diferente. Responden con productivismo, más capitalismo, más competencia para resolver la pobreza, un enfoque liberal del tema. En cambio en Buenos Aires te dicen: “si, pero estamos viendo que por más que haya crecimiento, la pobreza sigue igual, entonces necesitamos fortalecer las áreas sociales y atender la conflictividad social”. Es fuerte como pegan las agendas de los gobiernos locales y como se diferencian de Buenos Aires. Y se superponen los proyectos políticos de forma muy clara. El kirchnerismo está parado en una agenda más social y estos peronismos de la Región Centro tienen una agenda de descuido de lo social.

- En este momento ni el peronismo ni la derecha macrista tienen definidas sus candidaturas presidenciales, pero los dos liderazgos claros que tienen estos espacios son Cristina y Macri, ambos de Buenos Aires. ¿Cómo se inserta Schiaretti en ese escenario y qué obstáculos tiene para generar un discurso con carnadura nacional, que penetre en el Gran Buenos Aires?

- Los liderazgos se juegan territorialmente en CABA y la provincia de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. Y todos los que pretendan encarnar una candidatura desde las provincias tendrán muchos problemas porque van a tener que hacer base en Buenos Aires y eso no es gratis. Sabemos que De la Sota lo intentó, tratando de construir algunos acuerdos con el kirchnerismo. Cualquier candidato de las provincias, sea (Gerardo) Morales, Schiaretti o el gobernador de Mendoza, tendrán que construir agendas muy claras para lograr los votos de la provincia de Buenos Aires, donde el peso electoral es abismal.

- Massa es otro exponente de la provincia de Buenos Aires que ofrece un discurso más complejo.

- Massa expone las limitaciones del discurso de Schiaretti, eso del interior productivo, porque el kirchnerismo sigue firme en su base electoral y la agenda de la gente de Buenos Aires sigue siendo social, por lo que de alguna forma debe ser incluida. Para tener cierta competitividad electoral tenés que ser un candidato que de alguna manera construya confianza entre los factores de poder, por medio de una agenda que tenga impacto en las demandas de la gente. Schiaretti la pudo construir en Córdoba y tiene una base popular que lo vota, lo sabemos. Pero no puede llegar a las bases populares de Buenos Aires, no tiene un discurso que enamore a un votante del conurbano, menos con el tema de la productividad, la soja y el desarrollo territorial, porque ellos viven en otra realidad. Cristina y Macri si construyeron un discurso político que atiende la diversidad de situaciones, de regiones, de actores políticos y sociales. Me parece que Schiaretti está muy en el nicho Región Centro, Argentina productiva y el campo. ¿Pero cuánta gente vive del campo? La gente habita en las ciudades y vive de otra cosa, de la economía informal, etc. La Argentina de Schiaretti ni siquiera es imaginable para un sector amplísimo de la población que hoy hace cola para cobrar una ayuda social. Lo que él plantea es que, para todos los males, para la informalidad, la pobreza y el desempleo, se sale con el modelo Córdoba. Pero el modelo cordobés no muestra capacidad para resolver esos problemas. Tiene mucha informalidad, mucha pobreza y mucho desempleo. Hay un problema de legitimidad de base del proyecto Schiaretti presidente. Funciona acá, es representativo de la región, pero no funciona para la Nación. 

Por eso interpreto que Schiaretti promueve su candidatura en Buenos Aires para incidir sobre ciertas políticas públicas, crear un espacio dentro del peronismo, pero sobre todo alambrar la provincia. Su proyección política a la Nación no solo tiene en cuenta el éxito de su empresa presidencial, sino que Hacemos por Córdoba siga gobernando con Martín Llaryora.

Guillermo Posada
- Periodista -