Fui enviado por El Diario del centro del país a cubrir la asunción de Alberto Fernández como presidente de la Nación. Ese día decidí que el Congreso era el mejor lugar para hacer base. Me ubiqué en el pasillo que lleva de la Sala de Periodistas al Salón de los Pasos Perdidos, desde donde podía divisar y “atajar” a los invitados que ingresaban por Rivadavia y también a los que accedían por Combate de los Pozos. La idea era conseguir unas palabras de algunas personalidades que tuviesen alguna relevancia para Villa María.

Cuando lo divisé a Juan Schiaretti, me interpuse, me presenté y le dije:

-Gobernador, va a tener a dos villamarienses en el Gabinete, Eduardo Accastello y Nora Bedano, ¿qué cree que pueden aportar a su gestión los dos ex intendentes?

-No son dos. Son tres los villamarienses. No se olvide de Marquitos Bovo…

Eso me dijo casi sin detener su paso, en medio de otros colegas, mientras intentaba ingresar al recinto donde aguardaba la Asamblea Legislativa.

Había mucho trabajo por realizar ese día, pero la frase quedó escrita en mi libreta de notas… “No se olvide de Marquitos Bovo”. Después, un compañero me sopló: “claro, hace desde 2017 que es el vicepresidente de la Agencia Córdoba Cultura; escaló”.

Y debo confesar que desde el 10 de diciembre de 2019, cuando escuché lo de “Marquitos”, sentí cierta curiosidad por el personaje y su modo de deslizarse por los despachos sin hacer ruido.

Bovo era aquel chico que en 1998 se matriculó Instituto Nacional de Educación Superior del Centro de la República, en Villa María, para estudiar Comunicación Social. Venía entonces de Monte Buey, que hoy cuenta unos 7.000 habitantes, pero que cuando él nació, hace poco más de 40 años, tendría unos 5.000.

En el pueblo recuerdan “al Marcos”, el segundo de tres hermanos, como un pibe “al que ya le gustaba hacerse el periodista” y “participaba mucho en los grupos juveniles del colegio y de la Iglesia”.

En el 2000, cuando apenas se había iniciado la primera gestión de Accastello en la Intendencia, fue a hacer una de las tradicionales pasantías estudiantiles al área de Prensa de la Municipalidad y… “ya no se fue más”, por así decirlo. Algo debió verle “el” Eduardo, “al” Marcos, digo.

Terminó la carrera en el terciario, la completó con una licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de Villa María donde ahora es docente y sumó una Maestría en Gestión Política en la Universidad Católica de Córdoba, sin interrumpir su trabajo en la función pública: Ministerio de Gobierno de la Provincia y Congreso de la Nación (2003-2007 con Accastello), regreso a la Municipalidad en 2007 para asumir en la Secretaría de Información Pública, luego la Presidencia del Ente de Deportes y Turismo desde donde se organiza el Festival Internacional de Peñas… Y lo dicho, la vicepresidencia de la Agencia Córdoba Cultura hasta llegar a la Secretaría de Comunicaciones. Ese es el túnel del tiempo a través del cual Marcos pasó a ser Marquitos.

El año pasado, durante la campaña para las elecciones de renovación parlamentaria, me tocó entrevistar a quien resultaría electa senadora, Alejandra Vigo. Cuando finalizó el trámite periodístico se interesó por la marcha de nuestro diario, por ser fuente de trabajo de 45 familias de manera directa y de unas 150 de manera indirecta (canillitas y vendedores de una treintena de localidades).

-Y… no es fácil, Señora. Sufrimos una injusticia con el precio del papel, el monopolio…

-Pero, Marquitos los acompaña, ¿verdad?

Marquitos, el portavoz silencioso, el vocero callado que fue con Schiaretti a Nueva York, al País Vasco y en que lo acompaña ahora en la gira asiática. El que en agosto de este año reunió a referentes locales en una asociación civil a la que llamó Red Ciudadana. ¿Para qué? “Para realizar un trabajo social territorial, para proyectar y formular propuestas”, responde. ¿Para qué? “Para que haya una comunidad fuerte, que se consigue si las instituciones son protagonistas… Es algo que aprendí desde niño, viendo cómo mis padres participaban y se involucraban en cuanta comisión había fruto de las actividades que hacíamos con mis hermanos”, acota el Marquitos de Monte Buey.

Todo parece indicar que el personaje decidió comenzar una nueva etapa: múltiples reuniones con intendentes, con entidades intermedias, viajes… Con el reconocimiento del número uno y sin pelearse con el dos, el tres ni el cuatro.