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A doce años del crimen de Nora Dalmasso
¿El turno del vocero?
Por | Fotografía: Gentileza Primero Noticias
Foto: Daniel Lacase, ¿de vocero a imputado?
El fiscal Pizarro abonaría la hipótesis del silenciamiento de Nora Dalmasso para que no revelara presuntos negocios turbios entre el viudo, su vocero y el “francés”. Un triángulo de poder que siempre estuvo en el centro de las sospechas, pero al que nadie se atrevió a investigar.
Publicada el en Crónicas

Cuando el calendario se acerca inexorable hacia la prescripción de la causa -doce años en caso de homicidio simple-, el fiscal a cargo de la investigación del crimen de Nora Dalmasso, Luis Pizarro, podría producir en los próximos días nuevas imputaciones que echen luz sobre una hipótesis que siempre sobrevoló el expediente, pero ningún fiscal se atrevió a investigar a fondo: el móvil económico del cobarde asesinato que llevó a Río Cuarto a la tapa de todos los diarios nacionales.

Según trascendió en Tribunales, nuevas pruebas incorporadas al expediente en los últimos tiempos ampliarían las sospechas sobre el viudo –imputado por el fiscal anterior como autor material del crimen de Nora- a su entorno más íntimo, que por entonces integraban el abogado Daniel Lacase y el empresario agropecuario Miguel “el francés” Rohrer. Un trío que actuó con llamativa coordinación tras el tsunami mediático y  judicial desatado por el hallazgo del cuerpo sin vida de Nora Dalmasso en su coqueta vivienda de Villa Golf, aquél lejano domingo 26 de noviembre de 2006.

El penúltimo fiscal que tuvo el caso, Daniel Miralles, imputó en marzo de 2016 a Marcelo Macarrón como autor material del homicidio agravado por el vínculo de su esposa. Lo hizo al considerar probado científicamente que el ADN hallado en la escena del crimen y el cuerpo de la víctima pertenecen al viudo y haber demostrado la existencia de una “ventana horaria” que le permitió viajar en avión desde Punta del Este, asesinar a su cónyuge y volver a Uruguay a tiempo para cerrar su exitosa performance en un torneo internacional de golf junto a otros riocuartenses, redondeando así un fin de semana –y una coartada- perfecto.

Pero 18 meses después, cuando se aprestaba a redactar el decreto de pedido de elevación a juicio con Macarrón como único imputado, Miralles fue eyectado de la causa en una polémica resolución de la Cámara Penal presidida por Emilio Andruet, que avaló la insólita queja de los abogados del imputado, que acusaron al fiscal de adelantar opinión a la prensa (http://revistaelsur.com.ar/nota/306/El-caso-Dalmasso-al-mazo-y-con-mordaza).

Así fue que desde fines del año pasado el expediente quedó a cargo de Pizarro, fiscal de Drogadicción de Río Tercero, transitoriamente a cargo de la Fiscalía que dejó acéfala el polémico ascenso y reubicación de Walter Guzmán. Por decisión del fiscal General de la Provincia, Alejandro Moyano, Pizarro fue liberado de esa responsabilidad y desde principio de este año el único expediente que quedó bajo su dirección en Río Cuarto fue el del asesinato de Nora Dalmasso.

El fiscal, que viaja una vez por semana a la ciudad, armó un equipo de colaboradores coordinado por Virginia Massuet, que desde entonces repasa una y otra vez el voluminoso expediente –más de seis mil fojas- a la búsqueda de nuevas relaciones o elementos que hayan sido pasados por alto. Amén de buscar nueva prueba.

A pesar del cerrado hermetismo con que se maneja la Fiscalía –todavía sin fiscal-, esta revista pudo determinar que entre los elementos incorporados a la causa en las últimas semanas hay declaraciones testimoniales de personas vinculadas al círculo íntimo de Macarrón que pusieron la lupa en quien fuera su vocero, el abogado laboralista Daniel Lacase, ex número dos de Julio César Aráoz en la poderosa Secretaría de Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico durante la presidencia de Carlos Menem.

Estos testimonios –algunos nuevos, otros ampliados sobre declaraciones que ya obraban en la causa-, sumados a una serie de indicios y pruebas sobre la existencia de abultadas sumas de dinero que circularon aquellos días en manos de los sospechosos, abrieron el círculo al menos hacia otro de los vértices del célebre “triángulo de poder” del que siempre se habló, integrado –además del viudo- por su ex vocero y el ex gerente de la multinacional Del Monte, Miguel Rohrer, más conocido como “el francés”.

Esta mañana, en diálogo con el programa Así son las cosas que conduce el periodista Guillermo Geremía por FM Gospel, Moyano admitió, a casi 12 años del crimen, que habrá novedades en los próximos días. “El fiscal Pizarro está abocado exclusivamente a esa causa, que es la única que tiene fuera de lo que es narcomenudeo. El sostiene una hipótesis y las conclusiones son tarea del fiscal”, arriesgó el jefe de los fiscales, transgrediendo  su característica cautela. “Siempre está el riesgo de la prescripción, pero el fiscal está trabajando en una hipótesis firme”, insistió para no dejar dudas respecto del rumbo de la investigación.

Daniel Lacase tuvo activa participación en la causa desde el mismo momento en que fue hallado el cuerpo sin vida de Nora Dalmasso en Villa Golf. Fue él quien le presentó a Macarrón a los primeros abogados que lo representaron –los pintorescos letrados cordobeses Benjamín Sonzini Astudillo y Rubén Tirso Pereyra-, hasta que el fiscal Javier Di Santo imputó al hijo del viudo y debió apelar a los servicios del inefable Marcelo Brito.

Vocero y coordinador de los contactos de Macarrón con un sector del periodismo, Lacase fue involucrado en otra grave denuncia vinculada a la causa. Sobreseído por el beneficio de la “duda insuperable” que asaltó al fiscal Julio Rivero -luego ascendido a fiscal de Cámara-, Lacase fue acusado de abonar de su bolsillo la estadía en el Hotel Opera de la comitiva policial que llegó a Río Cuarto al mando del comisario Rafael Sosa, a posteriori condenado en la causa del “narcoescándalo” cordobés. La historia del desembarco de los policías de La Docta es conocida: hicieron todo lo posible para acusar al “perejil” Gastón Zárate del crimen, avalados por la impericia de Di Santo, que recién lo desvinculó de la causa cuando los estudios del FBI certificaron en forma taxativa que el ADN de la escena del crimen era de Marcelo Macarrón.

En cuanto a Rohrer, en noviembre de 2015 el fiscal federal Enrique Senestrari envió a Rio Cuarto la desgrabación de una serie de escuchas que comprometían a los investigadores locales del crimen de Nora Dalmasso con agentes de inteligencia de la ex SIDE (http://revistaelsur.com.ar/nota/137/Donde-estuvo-el-frances-la-noche-del-crimen). De la lectura de las escuchas surgía nítida la maniobra de dos policías que declararon en la causa para despegar al “francés” –por entonces sindicado como presunto amante de la víctima- de un dato incontrastable que arrojaron las antenas de telefonía celular: que uno de sus teléfonos móviles estuvo en Río Cuarto la noche del crimen de Nora Dalmasso.

Pese al tiempo transcurrido y el riesgo cierto de prescripción, los querellantes -la madre y el hermano de la víctima- nunca designaron abogado defensor para que los represente en la causa tras la abrupta salida de Diego Estévez, cuya deslucida actuación siempre estuvo en consonancia con la estrategia de los abogados del viudo.

“No tengo novedades de cuándo va a resolver porque es decisión del fiscal. Tengo referencias, pero no querría decir al aire porque está el secreto de sumario. Sé que el fiscal ha incorporado nueva prueba, pero sería imprudente decir cuándo habrá novedades. La causa se ha movido a partir de los últimos dos fiscales”, insistió el fiscal General de la Provincia. Una lectura lineal de su última frase arroja varias certezas. La primera, que Marcelo Macarrón seguirá imputado como autor material del crimen de su esposa. La segunda, que el fiscal está convencido que no actuó solo, por lo que podría haber más imputados. La tercera, que el móvil del crimen fue económico.

No es poco cuando se están por cumplir 12 años de impunidad.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -